Todo lo bueno puede ser malo, pero también todo lo malo puede ser bueno; la relatividad de apreciar perspectivas depende de dónde el ser humano quiera hacer foco.
Esta premisa es fundamental para entender y querer interpretar realidades; y en un año electoral, donde la sensibilidad e histeria social con la que se convive en todos los ámbitos es delicada, una declaración o una estadística pueden generar enfrentamientos y cuestionamientos públicos que alteren todo el orden económico de una Nación.
“No se llegará a cumplir con la proyección realizada en el plan de negocios del 2009; en 2010 se redujo a 486 millones de dólares el déficit de Aerolínea Argentinas y la previsión para el 2011 sería de 387 millones en vez de los 200 millones previstos” dijo ante la Comisión Bicameral de Seguimiento de las Privatizaciones del Congreso de la Nación el presidente de la empresa aérea, Mariano Recalde, haciendo mención a los incrementos del precio del combustible, y las chicaneadas no se hicieron esperar.
¿Porqué y en qué se gasta el dinero del presupuesto? o ¿cómo se separa la inversión del gasto?, fueron algunas de las primeras preguntas que aparecieron en la órbita política luego que las “metas” previstas en el Plan de Negocios presentado al Congreso en 2009 no fueran conseguidas y se estipula que recién para el 2014 la deuda sería cero.
No obstante, y pese que en materia de costo/beneficio la balanza económica del último año arrojó que Aerolíneas experimentará un crecimiento en ventas del 45,8% y una reducción del 43,8% del déficit, algunas ópticas continúan fuera de foco.

Fantasía o realidad

Desde la sanción de la Ley 26412 en septiembre de 2008 que promulgaba que el Estado argentino procedería a la re-estatización (rescate de la quiebra) de Aerolíneas Argentinas, hasta diciembre del 2010 la empresa demandó un costo cercano a los 1.700 millones de dólares al erario.
La ilustración preferida para explicar el gasto o inversión, según quien lo diga, reside en el espacio de la conectividad; los costos que debe afrontar la compañía para  equiparse y renovarse en pos de comunicar y unir a la nación  son cada vez más rutilantes. Argumento que se postula desde la cúspide dirigencial de la empresa; “Como aerolínea de bandera uno de los objetivos de la empresa no es sólo la rentabilidad, sino ofrecer un servicio público, cumplir un rol social y funcionar como un interlocutor”, manifestó Juan Pablo Lafosse, Gerente Comercial de Aerolíneas Argentinas.
En pos de traducir derogaciones en activos, el Secretario de Transporte, Juan Pablo Schiavi, alertó: “Lo que muchos ven como una pérdida, es parte del proceso de transformación. La compra de aviones es una inversión necesaria para modernizar la flota pero algunos la quieren ver como una pérdida”.

Kon apoyo
Desde que el Estado tomó las riendas de Aerolíneas y Austral su déficit se redujo casi a la mitad respecto al que dejaron los antiguos dueños españoles. Por eso, y pese a que las declaraciones de Recalde pueden jugarle una mala pasada electoral, desde la Casa Rosada confían en la rentabilidad de la compañía aérea.
Por su parte,  el Jefe de Gabinete Aníbal Fernández avaló: “Es impensado que el Estado se deshaga de la operación; hemos renovado la flota de forma superlativa y tenemos que trabajar para recuperarla definitivamente”. Además, y en torno a las especulaciones en los gastos se atajó: “El Gobierno argentino puso dinero cuando las líneas aéreas estaban en manos de las empresas extranjeras y debió padecer los desastres que generaron las malas adjudicaciones”.

Enemigo intimo
Toda entidad tiene el derecho de un sindicato, una organización integrada por trabajadores cuya premisa resida  en la defensa y promoción de sus intereses sociales y económicos relacionados con su actividad laboral.
No obstante, en los últimos años la actividad sindical se ha desvirtuado respecto a su esencia y la lucha parece sólo residir en paros por caprichos o cuestiones políticas.
“A lo largo de muchos años las cuestiones gremiales generaron limitaciones al momento de poder lograr que las tripulaciones vuelen y con ello pérdidas”, resaltó Laffose.
El hecho que el sindicato “decrete” un paro y suspenda el despegue de un avión, no sólo implica el enojo de los pasajeros varados: sino que también, ocasiona una erogación de imprevistos monetarios (hospedaje, traslados, horas extras, etc.) que contribuyen al engroso del pasivo de la línea aérea.

Un adversario pesado

Aerolíneas tendrá este año números en rojo casi dos veces superior al previsto en el proceso de saneamiento de la empresa tras la expropiación, y uno de los principales culpables es el petróleo.
La variación en los precios, y el escaso subsidio gubernamental en la contratación del líquido, producen que el oro negro sea un rival poderoso.
“El combustible constituye el primer renglón en la estructura de costos, representa un 40% de los gastos de una aerolínea”  concluyó Recalde.

Memoria
En su discurso pronunciado en la localidad bonaerense de José C. Paz, la Presidenta de la República Argentina Cristina Fernández de Kirchner cuestionó a los trabajadores sindicales de Aerolíneas y los acusó de tener acciones egoístas.
“No podemos ser rehenes de aquellos que por una determinada actividad pueden afectar al resto de la sociedad” resaltó la primera mandataria.
A su vez, en el acto Cristina Kirchner le recordó a los gremios que ella se había “jugado entera” cuando decidió recuperar Aerolíneas para todos los argentinos y que continuará apostando por la línea de bandera que es de todos y no solamente de los que trabajan allí.