Esta nota salió publicada en la edición febero de Mensajero

Preside desde hace 22 años la cadena hotelera argentina que más ha crecido en estas dos décadas y que cuenta en su haber con 43 hoteles ya abiertos y en funcionamiento, además de muchos proyectos firmes, como el Howard Johnson La Plata, un hotel con fecha de apertura para este año y que será “un antes y un después para la Ciudad”, y otros que verán la luz de aquí a tres o cuatro años.

Su trayectoria personal y profesional lo llevó desde fundar una fábrica de almohadas a los 15 años con dos compañeros de la secundaria a ser electo legislador por la UCEDÉ, partido fundado por Álvaro Alsogaray, a abandonar el ejercicio de la política en cargos públicos en el año 1995 para dedicarse de lleno al negocio hotelero, pero, nunca desvió la mirada de lo que ocurría en el país y opina sin pelos en la lengua de lo que se hizo bien, de lo que se hizo

mal, de lo que se debería hacer, de porqué llegamos a este presente y cómo sin estar ejerciendo como tal nunca dejó de hacer Política. Liberal ayer y siempre ha tenido una vida bastante movida. “Empecé a los 15 años con dos compañeros del colegio y pusimos una fábrica de almohadas, ahí pude comprarme mi primer auto, aunque por supuesto no tenía registro todavía, pero me compré una Estanciera. Hice el servicio Militar en la escuela de Cadetes Ramón L. Falcón, y con el cargo de Oficial pedí la baja porque ya tenía un trabajo bien remunerado en la exportación de subproductos ganaderos, con lo que llegué a estar primero en el ranking de exportadores”.

Se dedicó entonces al Comercio Exterior e Interior, siendo importador de jamón de Dinamarca, actividad que lo llevó a facturar 1 millón y medio de dólares por mes en aquel tiempo. También exporto productos del rubro de alimentos hasta que decidió ingresar a la Política. La decisión la tomó en 1982, “un año muy duro para mí”, ya que falleció su padre, luego se perdió la Guerra de Malvinas y “San Lorenzo se fue al descenso”. Pensó en irse a vivir a California pero desistió a último

momento porque su esposa estaba embarazada de su cuarto hijo y había sido testigo de lo duro que era ser inmigrante y no conocer el idioma en su propio barrio de la niñez.

El detonante de hacer política partidaria fue toparse con una frase de Domingo F. Sarmiento que dice: “los que no se interesan por la Política tienen un solo castigo, aguantarse la política que hacen los otros”. Tras meditarlo profundamente se decidió a entrar en el partido por el que sentía más afinidad, que era la UCEDÉ, “porque toda mi vida fui Liberal y lo sigo siendo”, dice y asegura que el Liberalismo Econó- mico es el camino que sacaría al país de estas crisis recurrentes. Y hace referencia al pasado histórico de la Argentina cuando “pasamos de ser un país pastoril y muy pobre a ser la sexta potencia mundial. Eso fue lo que alimentó la gran inmigración de fines del siglo 19 e inicios del 20. Pero eso mismo enriqueció mucho la historia de nuestro país, a pesar de las terribles guerras internas que vivió la Argentina que han sido espantosas, la última por supuesto en la década del 70 de un salvajismo y una falta de sentido tremenda, pero hoy el desafío es  tratar de generar fuentes de  rabajo y sobre todo cambiar la educación porque los malos sindicalistas están destruyendo la educación pública. Eso es un crimen que no tiene perdón porque la gente humilde que mandaba sus hijos a una escuela del Estado hoy hace cualquier sacrificio para no estar pendiente de 40 o 50 días de huelga. Lo que es una barbaridad”.

Dejar cargos políticos, pero no la Política Su alejamiento de la actividad partidaria se da luego de participar como Convencional Constituyente en el 9, momento en el que aconsejó a Carlos Menem dejar su lugar a Carlos Reutemann convencido

de que “nunca segundas partes fueron buenas, y el primer gobierno de Menem fue muy bueno, pero el segundo no”. Su relación personal con el entonces presidente Menem hizo que su segundo matrimonio civil se llevara a cabo en la Residencia de Olivos y en esa confianza fue que le sugirió poner a Reutemann como candidato, “pero no aceptó mi idea y decidí irme de la Política, porque nunca me gustó acomodarme según sople el viento, y así fue que llegué a la hotelería”. 

La hotelería argentina de ayer a la de hoy Una de las actividades obligadas que tiene la Política es el trasladarse por el país, por lo tanto mientras fue Diputado Nacional descubrió que la hotelería en el interior de la Argentina era de muy baja calidad, lo que le llevó a cuestionarse porqué ciudades importantes de más de 100 mil habitantes, (o capitales de provincia), no tenían un hotel como la gente. Ya entonces estaba convencido de que “si brindábamos un buen servicio y trabajabamos en serio se podría aprovechar esa falencia enorme de la Argentina, que era como estar sentado sobre una mina de oro pero no tener ni idea de cómo extraerlo. No servía para nada!”

Fue cuando junto a Eduardo Eurnekian firman el contrato para traer la cadena hotelera Howard Johnson al país, y según relata Albamonte “pude conocer gente como Eric Pfeffer, el dueño de HJ, y el hotelero que más respeté en toda mi vida”.

Lo primero que hizo antes de comenzar a abrir ningún hotel fue analizar las escuelas de Turismo y Hotelería y llegó a la conclusión de que hacía falta una carrera universitaria como la tenían los países con gran desarrollo turístico: Estados Unidos, Francia, Suiza, etc. Convenció primero al Rector de la UIA -Universidad Abierta Interamericana- y trajo a vivir al país durante un año a uno de los más importantes profesores de hotelería de México, por una cuestión de idioma para que

diseñe la curricula de la carrera y logró después de mantener varias reuniones con los funcionarios del Ministerio de Educación que se aprobara la Carrera de Hotelería, una Licenciatura de 4 años, “sin mezclarla con Turismo ni con otra disciplina, que si bien pueden tener una afinidad, no tienen nada que ver con la carrera. Un hotelero no tiene porqué ser un buen guía de turismo y viceversa”. Hoy hay 7 universidades de primer nivel que dictan la Licenciatura

en Hotelería.  

El gran impulso de la mejora en la hotelería se dió de la mano de la entrada de las grandes cadenas hoteleras. Estoy seguro que la competencia nos obliga a mejorar y eso es lo que pasó en la hotelería argentina que comenzó a mejorar con la entrada de las grandes cadenas que han hecho hoteles fabulosos”.

Argentina, un sube y baja nada divertido El crecimiento económico del país en estos 22 años en los que se convirtió en empresario hotelero dice que fue muy lento, “con subidas y bajadas de esta montaña Rusa que es la Argentina, donde por más que vos seas eficiente, si el éxito de tu empresa no depende de tu capacidad sino de cómo se levanta un Ministro por la mañana podes irte a la banquina de todas maneras”. Para el empresario en nuestro país “el principal problema que tiene, además de la educación (yo siempre la pongo primero), es el hecho que no se incentiva la actividad privada y la presión impositiva para sostener un aparato estatal totalmente desproporcionado e ineficiente, se

chupa los recursos y hace que la presión sea cada vez mayor”.

Para ilustrar esa situación Albamonte pone este  ejemplo: “en países netamente importadores de automóviles el promedio de los impuestos que inciden en el costo final es del 15%, mientras que aquí, donde hay una gran industria automotriz la presión tributaria alcanza al 50%”, cuando no se puede esgrimir que un auto es un producto de lujo sino más bien un bien de capital. “Son muchos los factores que hacen que la economía sea ineficiente porque es lógico que si una empresa,

una fábrica o un almacén tiene un socio que todos los días retira el 50% de lo ganado y nunca pone nada, es tener un salvavidas de plomo. Ese es el Estado argentino hoy”, sentencia el empresario. Correr riesgos, emprender, jugar a ganar

Se reconoce como un jugador que no apuesta a placé en nada. Siempre quiere ganar, por eso mismo cuando se dedicaba a exportar quería ser el mejor de todos, aunque aclara que no es por una cuestión de ego sino porque como explica “solamente aquel que se fija metas grandes, puede llegar a grandes cosas”. Una meta ambiciosa que aprendió de su padre, un sastre y modisto de ropa de mujeres cuyas creaciones salían habitualmente en la revista de moda de la década de los 60s y 70s, “Claudia”, y quien le dijo: “no hay nada peor que el sueldo seguro, porque cuando vos tenés el sueldo seguro ya  está; en cambio cuando no sabés si llegás a fin de mes, eso te obliga a usar más el cerebro y eso es el verdadero emprendedor, el tipo que está dispuesto a correr ese riesgo”.

Un país con eficiencia económica Dice que para que el país alcance una eficiencia económica lo primero que habría que hacer es manejarse con tasas razonables, “que no deberían superar el 10%, ni en IVA, ni en Ganancias, porque eso automáticamente generaría una explosión de inversiones extraordinaria”. Para explicar su visión vuelve a recurrir a un ejemplo, en este caso recuerda lo que sucedió en los Estados Unidos con la presidencia de Ronald Reagan, “cuando en contra de todos bajó los impuestos generando un aumento de la economía y del salario real enorme. Y ahora, con Donald Trump tienen la tasa de desempleo más baja de los últimos 20 años. Más allá de haya gente a quien no le guste el

pelo o lo que dice del muro, lo que hay que ver realmente es ver qué frutos da ese árbol, si da frutos envenenados o no da nada. La Argentina es un país ideal para que las cosas se hagan con seriedad, se hagan bien, se incentive a la juventud”.

De Ministerio a Secretaría, una visión de la cartera turística Cree, y repite a quien se lo pregunte, que la gestión de Enrique Meyer en la cartera de Turismo nacional “fue excelente”, porque según Albamonte era alguien que sabía de lo que hablaba. “No hay nada más triste para un empresario que sentarse a hablar con un funcionario que desconoce el tema y que está ahí porque puso plata para la campaña”. Para él se trata de un defecto repetido a lo largo de la historia argentina, el nombrar gente en cargos del Estado no por idoneidad sino en pago de favores. Por eso mismo siempre le criticó a Alfonsín que hubiera puesto como Director de Operaciones de Aerolíneas Argentinas “a un fabricante de pastas frescas de Mar del Plata, porque, ojo, una cosa es el Presidente de la empresa que podemos acordar que sea un dirigente político, pero en Operaciones de una compañía aérea debe estar un técnico especializado. Sin gente idónea para manejar

empresas del Estado la consecuencia es mala para el país”, dice convencido. Reivindica la gestión de Meyer y también la de Gustavo antos, “porque dejó las promesas de lado y fue a lo concreto con dos cosas importantes: una es el tema impositivo, al eliminar el IVA al turista extranjero en la hotelería, porque no podíamos competir en una convención internacional ni con Chile ni Brasil, y en segundo lugar rescato muchísimo el haber abierto los cielos porque era inconcebible que un argentino de Mendoza para ir a Salta tuviera que venir a Buenos Aires primero”. “Creo que es un error haber bajado el Ministerio a Secretaría, porque el Turismo es una de las actividades que más ingresos va a generar en Argentina”, agrega. Sobre impuestos e inversores Según el presidente de Howard Johnson Argentina la cantidad de impuestos que tiene un país es un parámetro del Banco Mundial para medir la pobreza: “cuanto más impuestos y regulaciones, más pobre es el país. Estados Unidos tiene 15 impuestos”. Lo enoja mucho ver cómo no se reconoce al empresario privado que en Argentina invierte 20 millones de dólares en un hotel creando cientos de puestos de trabajo. “Un hotel no es un bono del gobierno que vos comprás hoy y mañana vendés y te llevás la plata afuera, un hotel no se puede correr. Y los políticos mediocres no lo pueden ver, en general la gente sí”. 

Político sí, dirigente empresarial, no Ocupó una banca en la Cámara de Diputados pero no buscó ocupar un cargo en una Cámara o Federación empresaria, y reconoce tener mucho respeto por quien deja su trabajo, y le dedica muchas horas

para brindársela a una entidad profesional. “Tengo otro criterio. A mí no me interesa que el Ministerio me pague un viaje a Europa, eso lo pago yo con mi plata, lo que me interesa es hacer algo por el país porque cuando abrimos un hotel, los empleados de nuestros hoteles están bien remunerados, pero sobre todo están bien capacitados. Le doy muchísima importancia a la capacitación. Incentivamos mucho a nuestros empleados para que crezcan, aunque nos dejen porque hay  muchos ex empleados que están trabajando en Estados Unidos, en Europa o  en otros hoteles importantes del país. Creo que es mediocre el empresario que dice los voy a tener aplastados con una losa de 1 metro 20 para que no puedan irse. Eso es algo tremendo porque así no vas a tener nunca gente de calidad, porque a esa gente la tenés que respetar, le tenés que pagar bien, nada en negro, nada de manera irregular y yo incentivo muchísimo eso, porque en un hotel, donde un recepcionista consigue irse a Londres a trabajar es un ejemplo para los otros sobre cómo se puede progresar, porque la gente que no quiere progresar, no nos sirve”, concluye.