Con una gran oferta natural el Ente Tucumán Turismo desarrolló una serie de productos turísticos destinados a desarrollar determinadas áreas económicas de diversas zonas con un doble objetivo: fortalecer actividades primarias de la economía regional y realizar acciones de interés para los visitantes. Es bajo esta premisa que nació la “Ruta de Vino”. 

Situada al oeste de la provincia, serpenteando a lo largo de la mítica Ruta 40 en los Valles Calchaquíes, al abrigo de la más acervada tradición en la figura de los pueblos originarios e históricos enclaves precolombinos, se encuentra la “Ruta del Vino” tucumana. El microclima de esta región se caracteriza por una gran amplitud térmica, con jornadas diáfanas y de escasa humedad, producto de su imponente altura que alcanza los 3.000 metros sobre el nivel del mar en algunas zonas. Todas estas características, además de impactar directamente en las cualidades de los vinos, ofrecen un hábitat de sosiego con gran valoración por parte de los visitantes.

A lo largo de los 100 kilómetros por los cuales se extiende la zona vitivinícola, las bodegas y productores ofrecen degustaciones maridadas con gastronomía típica de la región, alojamiento de alto nivel y actividades especiales que combinan el mundo gourmet con eventos culturales, deportivos y recreativos. Todo ello realza un calendario cada vez más poblado de actividades.

Nuevo hotel
Entre los últimos desarrollos ligados a la Ruta del Vino se encuentra el primer enotel de Tucumán. “Albarossa” es un emprendimiento del empresario extranjero Giacomo Spaini junto a dos socios quien adquirió en 2009, 120 hectáreas de un predio ubicado en “Fuerte Quemado”, muy cercano a Colalao y Amaicha del Valle, y sobre la mística RN40. Allí crecen 12 hectáreas de viñedos que rodean una estancia rural que se convertira en el primer hotel boutique dedicado al mundo del vino con nueve habitaciones que abrirá sus puertas al público en septiembre de este año.