La confiabilidad de los Dreamliner 787 de Boeing no es tan óptima como le gustaría a la empresa, por lo que está tomando medidas para que el avión de alta tecnología sea más seguro, dijo un alto ejecutivo de la fabricante de aeronaves.
El avión ha sufrido una serie de problemas eléctricos y de seguridad, incluidas fallas en las baterías que hicieron que los reguladores prohibieran a la aeronave volar por más de tres meses este año.
“Hoy, la confiabilidad del 787 es superior al 95 por ciento. No es tan buena como nos gustaría. No es tan buena como a nuestros clientes les gustaría. Por ello, estamos buscando formas de mejorar la confiabilidad con el tiempo”, dijo el vicepresidente de Marketing de la división de Aviones Comerciales de Boeing, Randy Tinseth.
“Los consideraría problemas de inicio, no creo que sean sistémicos”, agregó en una conferencia de prensa en la capital de Chile.
El último episodio se produjo durante el fin de semana, cuando la aerolínea de bajo costo Norwegian Air Shuttle ASA sacó de servicio un Dreamliner 787 y demandó que Boeing lo reparara luego de que padeciera reiteradas fallas.
Mientras que el domingo, un 787 operado por la línea aérea polaca LOT tuvo que aterrizar inesperadamente en Islandia debido a una falla en el sistema de identificación.
Tinseth dijo que el proceso de mejora en la confiabilidad podría ser largo.
Los aviones nuevos suelen tener problemas cuando entran en servicio. El A380 de Airbus sufrió roturas de alas que requirieron un rediseño por parte del fabricante, pero esa crisis ya dejó de ocupar los titulares de los diarios.
“Cada avión que llevamos al mercado claramente, o a veces, tiene problemas a medida que atravesamos el proceso de manufacturación. El 787 no ha sido la excepción a ello”, dijo Tinseth.
“Claramente hemos tenido algunos desafíos en lo que respecta a la confiabilidad del 787 y estamos focalizados en mejorar esa confiabilidad”, agregó.
Tinseth se encontraba en Santiago para debatir sobre el panorama del mercado de aeronaves en América Latina.
Boeing estima que la región necesitará 2.900 aviones, valuados en 300.000 millones de dólares, para el 2032, principalmente jets de un solo pasillo, en la medida que se expanda el mercado para los vuelos en Latinoamérica.

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