Dos agentes de viajes dialogaban en un almuerzo de capacitación organizado por una operadora mayorista y el eje no eran sus negocios, sino un supuesto rumor del fin del mundo.
-Che, pero al final, ¿vos decís que ¡boom! y explota todo o qué te imaginás? -Preguntaba uno.
-No sé, estaría bueno que aparezca un par de zombies y que mastiquen cerebros, sobre todo el de esos clientes que te piden que cotices un viaje súper complicado y después no te reservan a vos y compran en la web…
-¡Pero qué inhumano sos! ¡Si con esos cabeza hueca los zombies se vuelven a morir de hambre!


Una pasajera se dirigía desde El Calafate hacia el Aeroparque Jorge Newbery en un vuelo de Aerolíneas Argentinas la semana pasada. Al llegar al pre embarque le informaron que el vuelo en cuestión se presentaba con una demora de media hora.
La pasajera ya un poco ofuscada, comenzó a mandar mensajes para que la esperen en la reunión que tenía prevista en la Ciudad de Buenos Aires .
Luego, una vez en el destino, dijo en voz alta para que no queden dudas: “Con Mariano Recalde los aviones llegaban a tiempo. Esto no pasaba”. 
Claro que este comentario hubiera pasado desapercibido si no fuera que la pasajera en cuestión era la ex Presidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner.
¿Llamado de atención o melancolía?  

Una situación por demás desopilante se vivió en Río de Janeiro tras la llegada de los primeros contingentes de deportistas a la Villa Olímpica, que lejos de estar lista, hasta tiene goteras y cables expuestos. 
La delegación australiana tuvo que salir a buscar habitaciones de hoteles en la ciudad para alojar a parte de sus deportistas e hizo una queja formal ante las autoridades competentes. 
La respuesta del alcalde/intendente de Río de Janeiro, Eduardo Paes, fue tan extemporánea como declarar: “les voy a poner un canguro en la puerta haciendo bromas así se divierten”. 
Sinceridad brutal que le dicen!!!

El segundo semestre llegó y, además de no tener buenas nuevas para el turismo, vino acompañado de un insoportable frío. Esto motivó a que muchos adopten medidas, que en algunos casos rayan el absurdo. La situación más resonante fue la de un famoso hotel céntrico que, ante la reciente suba de tarifas y la baja de temperaturas, opto por una curiosa política: la estufa sólo se prende a partir de las 21 y durante dos horas.
Como decían los abuelos: si hay miseria, que no se note...