Durante la presidencia de Raúl Alfonsín, el turismo fue categorizado luego de años de oscuridad. Así lo explica Ariel Dulevich Uzal: “La primera medida fue la jerarquización de la Secretaría casi con una relevancia ministerial -casi como es ahora-. Pero hubo muchas otras medidas que demostraron que la anterior no había sido algo casual. Alfonsín consideraba que el turismo debía ser una política de Estado”, aseveró.
En este sentido, recordó una reunión de Gabinete convocada por Alfonsín donde, por tres horas, “los que conducíamos el área de Turismo, desarrollamos un plan de turismo que fue debatido, confrontado y analizado, y fue aprobado. A partir de ahí tuvimos el primer plan orgánico de turismo para los siguientes dos años, con resoluciones muy concretas”, afirmó. También, recordó que Alfonsín les confesó que no tenía dinero para desarrollar muchas de esas acciones; entonces hubo que agudizar el ingenio y la creatividad. “Decidimos retener el cinco por ciento en los pasajes aéreos al extranjero; ahí surgió la ley 23.522 que hoy constituye uno de los principales aportes al Fondo Nacional del Turismo”.

Por una ley
En 1988, el turismo aún se encontraba a la deriva en lo que respecta a una legislación diversa y dispersa, no había un conjunto normativo que reglara la actividad. Entonces se convocó en Las Leñas el Primer Encuentro Nacional de Legislación Turística, que fue convocado por la Cámara Argentina de Turismo y la Secretaría de Turismo de la Nación. “A mí me tocó ser el presidente de ese encuentro. Allí salió el primer texto de Ley Nacional de Turismo”. Al poco tiempo, y con motivo del día Internacional del Turismo, Alfonsín invitó a las autoridades de las asociaciones empresariales de la actividad a un almuerzo en la quinta de Olivos, donde les preguntó si estaban de acuerdo con ese proyecto que se había aprobado en Las Leñas. Ante la afirmación de los empresarios, Alfonsín respondió que no tocaría ni un punto ni una coma y lo enviaría al Congreso. “Esta fue la expresión más acabada del arco turístico empresarial de prestación de servicios. No como la actual ley de turismo -la 25.997- que se sancionó a escondidas, sin debate ni análisis. Lo que pasó en el Senado fue vergonzoso, porque con el cuento de que era la última sesión debía haber ley a las 23, como si no se pudiese esperar a las sesiones extraordinarias que fueron 20 días más tarde. Con ese criterio no se aceptaron modificaciones. Sin embargo, a los 80 días debía ser reglamentada y se hizo dos años más tarde, lo cual demostraba que la urgencia por sancionarla no era tal sino que respondía a la tozudez y al capricho”, enfatizó. ¿Qué sucedió con el proyecto original de Las Leñas? El proyecto se debatió y por circunstancias políticas se obstaculizó la sanción de esa ley y luego Carlos Menem -según Dulevich Uzal- cajoneó durante una década ese proyecto. “Se cajoneó porque en el proyecto original había un porcentaje que estaba direccionado a determinados sectores: la coparticipación y el fomento para la pequeña empresa y el turismo social. Así no había un solo porcentaje que se manejara discrecionalmente por el secretario de Turismo de turno”.
Además Dulevich Uzal destacó: “El gobierno de Alfonsín fue el primero que desarrolló una política de Estado turística, global e integral. Inclusive se avanzó en la creación de la Subsecretaría de Turismo Básico y Social, que apuntaba a este sector que después tuvo tanto auge, como es el turismo vinculado a la naturaleza; algo absolutamente vinculado a la sustentabilidad”, afirmó.
“Todas las medidas tomadas por la gestión de Alfonsín demuestran el compromiso y la fe que tenía en que el turismo iba a constituir una de las áreas más importantes en materia de productividad en el país y la esperanza de que fuera una palanca que contribuyera a la inclusión social y a combatir la pobreza y la desocupa