El gobierno de la presidenta brasileña Dilma Rousseff anunció planes de subastar el control del aeropuerto internacional de Río de Janeiro en momentos en que se apresura a mejorar terminales a tiempo para el Campeonato Mundial de Fútbol 2014.
Al ceder la administración del aeropuerto Antonio Carlos Jobim de Río, el segundo del país en actividad, y el aeropuerto Confins de Belo Horizonte, el gobierno apunta a atraer inversiones de 11.400 millones de reales (US$5.500 millones), dijo en Brasilia el ministro de Aviación Civil, Wagner Bittencourt.
Las inversiones en los viejos aeropuertos de Brasil se han esforzado por seguir el ritmo del traslado aéreo, que se ha duplicado en los últimos 10 años, mientras aumentaba el ingreso en la mayor economía de América Latina.
El año pasado, cuando el quinto mayor país del mundo por masa territorial sólo estaba por debajo de los Estados Unidos y China en volumen de viajes aéreos internos, 1 de cada 20 vuelos se canceló, en comparación con 1 de cada 50 en los Estados Unidos.
En un intento de acelerar las inversiones en aeropuertos, Rousseff enfrentó la tradicional resistencia de su Partido de los Trabajadores a la privatización y vendió en febrero el control de tres aeropuertos que el año pasado aportaron un tercio de los 179 millones de pasajeros de Brasil.
De todos modos, la subasta no logró atraer a los mayores operadores de aeropuertos del mundo, dado que el gobierno insistió en conservar una participación de 49% en cada consorcio y las reglas laxas de la licitación atrajeron inversores con menos experiencia, lo que hizo subir los montos de las ofertas. "Aprendimos mucho" de la ronda anterior, dijo hoy Rousseff. "Pensamos que es en extremo importante que haya una asociación entre inversores brasileños y operadores de grandes aeropuertos internacionales".

Reglas más estrictas
En los últimos meses, funcionarios del gobierno han visitado compañías como Fraport AG, Flughafen Munchen GmbH y Aéroports de Paris para explicar los nuevos planes de inversión. Comprenden la exigencia de que las compañías que tengan experiencia en el manejo de por lo menos 35 millones de pasajeros por año conserven una participación mínima de 25% en el consorcio ganador.
En febrero, el gobierno brasileño vendió licencias operativas para el aeropuerto Guarulhos, en las afueras de Sao Paulo, el más activo del país, y otros dos ubicados en Brasilia y Campinas por 24.000 millones de reales.

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