Cuando 10 años atrás, un desconocido para muchos, Enrique Meyer se hacía cargo de la Secretaría de Turismo de la Nación pocos imaginaban el futuro de la industria turística como lo vemos hoy. Pasado el tiempo los aciertos de la gestión dieron como resultado una política de crecimiento que se vio traducida en inversiones en infraestructura pública y privada, en el incremento de argentinos viajando por el país, en la concreción de eventos deportivos de trascendencia internacional, en haber logrado captar congresos y convenciones que antes se desarrollaban en otros países, y eso sólo por mencionar unos pocos que se nos vienen a la memoria.
Ante esta realidad que hemos transitado aquellos que trabajamos en el sector, no es un hecho menor que el mayor organismo internacional del turismo, la OMT, le haya renovado la confianza a nuestro país y lo reelija para integrar nuevamente el Consejo Ejecutivo de la Organización Mundial del Turismo, el máximo órgano ejecutivo de la OMT.
Lo más trascendente es que han sido sus pares de América quienes apoyaron con su voto para que Argentina siga ejerciendo la representación de los países de la región por otro mandato de dos años. Algo para resaltar. 
Esta muestra de liderazgo se acrecienta porque habla no sólo del trabajo realizado en materia de promoción y  marketing de nuestro país, sino también de lo hecho en el seno de la propia OMT. 
Y volviendo al inicio de estas líneas, éste es el resultado de un trabajo mancomunado entre el sector público y privado que sin dudas ha sido posible porque alguien gestionó una idea que 10 años después se sigue llevando