Las paredes de los distintos entes relacionados con la actividad turística no sólo escuchan, sino que muchas veces se animan a más y comentan lo que escuchan.
A pocos días de celebrarse la Asamblea que propiciará el cambio de autoridades en la Cámara Argentina de Turismo, Radio Pasillo nos anotició de un nuevo escenario que genera incertidumbre y malestar en algunos sectores del turismo vernáculo.
Parecería ser que un rumor que venía circulando desde hace unos días va tomando visos de realidad y un nuevo postulante para reemplazar a Oscar Ghezzi en la presidencia de la Cámara Argentina de Turismo estaría por salir a la luz.
¿Es necesario perder la oportunidad de sumar seriedad a un país cuyas instituciones se encuentran absolutamente degradadas ante la gente?
Hasta el anuncio de la radio chimentera existía un solo candidato elegido por casi todas las instituciones y contaba con el visto bueno del propio Ministerio de Turismo, que en esta etapa de cambios apoyaba fuertemente la iniciativa. Pero algo pasó, y un nuevo pretendiente asoma en el horizonte.
A todo esto se le suma además un incomprensible pedido de postergar, mediante un cuarto intermedio, la asunción del nuevo presidente de la institución hasta después de las elecciones legislativas de octubre. Nada claro, ¿no?
En momentos en que en el país se discute la honorabilidad de un Diputado, de un gobierno y de muchos empresarios, ¿es necesaria esta desprolijidad?
Convengamos que la renovación de los estatutos de la Cámara para posibilitar la reelección de Oscar Ghezzi se abortó hace mucho tiempo, como así también la fecha de la Asamblea para renovar autoridades, que fue establecida con la debida anticipación.
Pero por sobre todo eso la imagen de la actividad turística hoy debe ser un ejemplo de unión y transparencia como sector, porque continúa siendo uno de los eslabones de la economía con más posibilidades a corto plazo para generar empleos y apuntalar el desarrollo de las economías regionales, y esta situación no parecería demostrarlo así.
¿Es necesario perder la oportunidad de sumar seriedad a un país cuyas instituciones se encuentran absolutamente degradadas ante la gente?
No importa quién es el otro candidato, cuya experiencia lo califica ampliamente para ocupar el cargo, importa la falta de timing de quienes lo impulsan para hacer parecer que los dirigentes de nuestra actividad no son menos desprolijos y oportunistas que aquellos que históricamente nos han gobernado.