Cada nuevo inicio de año legislativo el sector turístico espera escuchar de parte del Presidente en ejercicio alguna mención a la actividad que reconozca la parte de la cadena productiva que se merece. 
Históricamente la sensación fue de insatisfacción, porque si bien Turismo ocupaba unos pocos renglones en el discurso de apertura del período de sesiones ordinarias del Congreso de la Nación Argentina, difícilmente colmaba las expectativas de aquellos que cada día le ponen el hombro al país desde un lugar poco tradicional para una Argentina que siempre miró más los grandes números del campo o la industria como referentes de su economía.
Sin embargo, después de la gran debacle económica del 2001, el turismo cobró otra relevancia en los discursos presidenciales.
Fue así, que el 1 de marzo de 2017, el presidente Mauricio Macri volvió a dirigirse al pueblo argentino refiriéndose directa o indirectamente al potencial del sector, mostrando que de alguna manera ya forma parte de los temas nacionales. 
Así le escuchamos decir: “La Argentina tiene grandes oportunidades en distintos sectores. El turismo puede traer millones de personas. Después de 15 años reglamentamos la ley que devuelve el IVA en hotelería a los turistas extranjeros”, o “Estamos modernizando los aeropuertos para mejorar su seguridad, duplicar el tránsito aéreo, aumentar las exportaciones y fortalecer el turismo”.
Tangencialmente también se refirió a los Parques Nacionales, tan ligados al turismo nacional como destinos privilegiados, al decir: “Reabrimos la Escuela de Guardaparques Nacionales y avanzamos en la creación de áreas protegidas como la Reserva Natural Silvestre “El Rincón” en Santa Cruz; el Parque Nacional Aconquija en Tucumán; los Esteros del Iberá en Corrientes y el Impenetrable chaqueño. Espero que este Congreso sancione las leyes para convertir estas áreas en parques nacionales.
Y ratifico nuestro compromiso de duplicar la superficie de áreas naturales protegidas”.
No es mucho, es verdad.
Sin dudas son muchos más los temas que no le competen directamente a la actividad turística, como el proyecto de reforma tributaria, construcción y mejoramiento de autopistas y rutas, coparticipación, provisión de agua potable y cloacas a gran parte de Argentina, llegar con Internet a muchas más poblaciones hoy aisladas, reducir el nivel de inflación, etc. etc. etc., pero todos ellos son necesarios para generar confianza en los inversores nacionales y extranjeros y el desarrollo de productos y servicios que mejoren la competitividad a nivel internacional, y el turismo también necesita de esas inversiones.
Miremos el vaso medio lleno y pensemos que definitivamente la actividad llegó para quedarse en la economía de nuestro país, y formará parte de éste o cualquier proyecto político que pretenda hacer de Argentina un mejor lugar para vivir.