Vida serena
Colonia del Sacramento parece un retrato intocable, que lleva en sus calles empedradas secretos de poetas, pintores, músicos y artesanos que supieron encontrar allí su lugar de inspiración. A tan solo una hora en ferry, desde Buenos Aires, cruzando el Río de la Plata, todo cambia: La calma Colonia del Sacramento ofrece museos, naturaleza, historia y buena cocina, sumado a lo que sus calles tienen para contar. Un lugar donde se respira arte y cultura, invitando a sentirse parte de aquellas mentes creativas que decoran la ciudad.
Siguiendo con la tranquilidad, el relax se ahonda en las termas uruguayasl. Situadas en la zona del noroeste del Uruguay, a 400 kilómetros de Montevideo, en los departamentos de Salto y Paysandú. Desde las calles de adoquines, caminando por la orilla del Río de la Plata hasta las cálidas aguas termales del noroeste, el relax está presente.
Senderos culturales
Para conocer la mágica ciudad de Colonia del Sacramento, hay una serie de propuestas que llevan a quien la visite a lo más íntimo de su historia y actualidad:
Caminar la Calle de los Suspiros
Del siglo XVII, se encuentra rodeada de casas rosadas con techos de enmohecidas tejas. Cuenta la leyenda que era la calle donde, en tiempos coloniales, se reunían “las mujeres de los besos fáciles”, muchachas que ofrendaban suspiros de placer a marineros y soldados huérfanos de amor de alcoba. Otra versión, menos sugestiva, indica que el nombre del callejón se debe a que por allí desfilaban los condenados a muerte; allí se abatían sobre ellos los suspiros de la agónica espera.
Paseo costero de San Gabriel
Regala una panorámica magnífica del atardecer de la bahía de Colonia. Por ahí se llega a la casa de té Lentas Maravillas, sobre la calle Santa Rita 61. Desde su living y su jardín se obtiene una deslumbrante vista al río.
Recorrer el Casco Viejo
Por la calle De España se accede al Muelle Viejo. A pocos metros se puede divisar el Bastión del Carmen, fortificación antigua que fue uno de los cuatro pilares fundamentales del perímetro amurallado de defensa de la ciudad. En sus inmediaciones, se edificó una fábrica con chimenea que sigue en pie y que fue recuperada como centro cultural.
Museo del Azulejo
En la intersección de la rambla con la calle de las Misiones de los Tapes. Ocupa un pintoresco rancho portugués de más de 300 años de vida que exhibe una colección privada de azulejos de distintas procedencias: franceses, catalanes, valencianos, napolitanos y locales.
Sabores propios
En cuanto a la gastronomía, una gran variedad de restaurantes se pueden encontrar por las calles de Colonia.
Como la creatividad prevalece en la ciudad, podemos hallar restaurantes como El Drugstore, propiedad del artista plástico argentino Billy Azulay, es un restaurante que se ganó fama por su ambientación teatral y sus autos “maceta” y “comedor” -un Ford A de 1929 con mesa para dos y un Citroën 1950 invadido por las plantas- estacionados en la esquina. Para algo clásico encontramos La Bodeguita: Imposible esquivar sus pizzas individuales con champiñones, arrimadas a un porrón de las cervezas locales. Si se desea algo más sofisticado será Lobo la respuesta, en donde Mariana Margulis se ocupa del salón mientras su marido Nicolás Díaz Ibarguren, ex chef del Hotel Alvear de Buenos Aires, rescata en su propia carta la cocina francesa moderna y la combina con productos regionales.
Paseo por la inspiración
El recorrido artístico se puede realizar De los Suspiros Galería de Arte en la famosa Calle de los Suspiros, se encuentra esta casa portuguesa de 1720 tan bien conservada que resulta un museo. Por sus recovecos se descubren obras firmadas por los mejores artistas uruguayos. Que nadie se vaya sin conocer el bonsái de 80 años que hizo famoso a su jardín.
Almacén La Carlota
Regaderas y baldes de cinc colgados en la entrada son un clásico. Pero adentro se abre un universo de lo más entretenido, lleno de artesanías curiosas y asequibles. Además, su mini galería de arte tiene en venta obras de artistas uruguayos jóvenes como Daniel Barbeito y Carbajal.
Jorge Carbajal
Los cuadros, cajones pintados, instalaciones y banderas pintadas de “Perico”, este renombrado artista local, pueden verse en Pinta Perico, además de en etiquetas de las botellas de vino y grapa de Bernardi o en las paredes de algunos restaurantes.
Manantial saludable
De lleno en el mundo termal uruguayo, el agua de las termas surge del Sistema Acuífero Guaraní, que es el más grande de América del Sur, y constituye uno de los recursos hídricos subterráneos más importantes del planeta, debido a sus dimensiones, y a la calidad y a la temperatura de las aguas.
En Uruguay este gran parque de agua tiene temperaturas que oscilan entre los 38° C y los 46° C. La zona provee múltiples maneras de aprovechar este recurso; piscinas de diversos tamaños, formas y temperatura de agua, duchas de relax, chorros tonificantes y baños de burbujas, que son una verdadera tentación para el descanso y bienestar. Suaves y onduladas praderas rodea las termas, surcadas por el agua de ríos y arroyos.
Quien desee ir un poco más allá de un plácido baño en las termas, pueden acceder a las costumbres del ambiente rural con actividades diarias de campo como: como ordeñar, esquilar y rodeos.
Uruguay cuenta con seis centros termales: Arapey, Daymán, Guaviyú, Salto Grande, San Nicanor y Almirón.
Spa termales
Aprovechando al máximo las cualidades del agua termal, se realizan tratamientos completos tanto para el cuidado de la belleza facial y corporal, como para combatir el sobrepeso y liberar el estrés. Los spa cuentan con infraestructura y equipos de profesionales de primer nivel.
Gastronomía termal
Una tierra generosa en manjares donde se mezcla la pesca de río con los aromas cítricos y los perfumes de las plantaciones de arándanos. El chajá, un postre tan tradicional como delicioso, es originario de esta zona, lo mismo que el tannat, una variedad de vino reconocida y premiada en todo el mundo. Los exquisitos quesos elaborados con agua termal aportan un sabor distintivo y exclusivo del lugar.
Museo Municipal
Ubicado en Colonia, este establecimiento funciona del otro lado de la Plaza Mayor, en una casa portuguesa de mediados de siglo XVIII. Allí el tiempo no pasó y se conserva material perteneciente a la cultura indígena local, una sala paleontológica, y elementos vinculados al popular torero español Ricardo Torres “Bombita”, quien hacía delirar a multitudes en las corridas que se celebraron en Colonia entre 191
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