El director Provincial de Turismo de Santa Fe, Gustavo Reggiani, habló con Mensajero sobre “el atraso respecto de los derechos reales que posibilitan el turismo” en el país. Además, contesta a las críticas del ex subsecretario de Turismo provincial, Daniel Bertone.

¿Cómo los afectaron las inundaciones y de qué manera se desarrolla la temporada, teniendo en cuenta esta situación extraordinaria?
Estamos por encima de un 70 por ciento, aproximadamente, en el turismo que recibe la costa santafecina -estos son datos estimativos porque el sistema estadístico en la provincia no existe; recién lo estamos armando-.
En verano solemos trabajar con aproximadamente un 90 por ciento de ocupación; pero por ciertas condiciones extraordinarias ahora estamos en alrededor de un 70 por ciento. Una de las condiciones que también afecta y hace que la gente tenga algún tipo de precaución tiene que ver más con el tratamiento mediático que se le da a la información que con la crecida que hubo en sí misma. Otro factor que afectó fue la gran cantidad de lluvias que hubo.
Pero gran parte del esparcimiento en la zona de la costa sigue intacta; no hay tanta playa, pero los complejos están con su funcionamiento a pleno.

En este panorama, ¿cuáles son las expectativas para el mes de febrero?
Nosotros somos optimistas de que vamos a repuntar en febrero a partir de las acciones de promoción en Córdoba y algunas otras acciones en Santa Fe. Si se estabilizan las lluvias y no crecen los niveles del río vamos a mejorar la ocupación.

¿Cómo ha cambiado el comportamiento del turista en los últimos años?
Hay una tendencia que fue pionera en otras partes del mundo -por ejemplo, los grandes destinos balnearios de Italia-, donde en los últimos 25 años se pasó -en la zona Adriática, verbigracia- de 12 días de estadía, a cuatro días y medio. Hubo una reducción en el mundo de la duración de las vacaciones pero en contraposición se salía más veces al año. De esta manera se fraccionó el consumo. En nuestra costa, ese comportamiento lo estamos viendo este año donde el turista prefiere utilizar los fines de semana. Esto se da cuando hay una inflexión en la capacidad de ahorro y por ende de consumo.

Cuando asumió, nos comentó que su primer objetivo era la organización del sistema turístico. ¿Cómo se ha avanzado en ese tema y cuáles son las acciones ha desarrollar una vez que esto se haya logrado?
Tuvimos grandes logros en la concreción de la organización del sistema con un sentido estructural de largo plazo. Logramos la conformación de las tres cadenas de valor (la ruralidad, la costa y ciudades de eventos) y la formalización a través de resoluciones ministeriales. En estas cadenas participan el INTA -sólo en la ruralidad-, el sector privado, ONGs y los institutos educativos, que conformaron sus propios consejos económicos. Este año queremos formalizarlas jurídicamente en asociaciones civiles donde también participe la provincia.
Hicimos también un acuerdo con la Universidad Católica de Santiago del Estero que tiene sede en Rafaela para hacer el Observatorio Turístico Provincial. Recién a fin de año podría arrojar alguna información y estaría funcionando con plenitud desde principio del año próximo.

Se habla de que este año comienza la recuperación del sector. ¿Coincide con esta afirmación? En este caso, ¿hacia dónde piensa que debería orientarse la promoción?
El 80 por ciento del consumo turístico del país es de los propios argentinos. Si la capacidad real de ahorro de la gente crece este año mejorará el turismo. En la medida en que eso no suceda y haya inflación encubierta y salarios retrasados; esa auspiciosa recuperación de la actividad -a mi criterio- no se va a producir.
En este sentido, ¿cuáles cree que son las cuestiones estructurales que afectan a la recuperación del turismo?
Tenemos un sistema que está atrasado respecto de lo que son los derechos reales que posibilitan el consumo turístico. Hay dos precondiciones para que exista turismo: tiempo libre y capacidad de ahorro. Esto solo no significa que se genere turismo, pero son las condiciones anteriores necesarias para que suceda. En este sentido, tenemos que mejorar estas dos cuestiones. En Europa tienen dos días de vacaciones cada 28 trabajados. En Argentina, para tener 28 días de descanso tenés que trabajar cinco años. Pero la flexibilización laboral y el nivel de rotación del empleado es tan grande que hay muy pocos que llegan a completar ese período. Tenemos gente que rota mucho, con poca capacidad de ahorro y con sólo dos semanas de vacaciones. Entonces para hacer que el turismo crezca, como precondición de la adquisición de derechos, tenemos que rever el sistema de vacaciones, porque es un sistema que se mueve sobre premisas de trabajo antiguas y el mundo ha cambiado.

El ex subsecretario de Turismo de Santa Fe, Raúl Bertone, se molestó por unas declaraciones suyas a un medio del trade donde afirmaba que cuando asumió tuvo que empezar desde cero y que “técnicamente el desarrollo en Santa Fe en las últimas dos décadas fue planteado en términos arcaicos”. ¿Por qué hizo esas afirmaciones?
Lo que digo es que hay un plan estratégico provincial del 2007 que lo hizo la gestión a la que pertenecía Bertone. En la parte de “Objetivos” estamos coincidentes. Ahora, cuando veo la motivación de las decisiones estratégicas de desarrollo, me encuentro con que hay cero estadísticas. Cuando yo llegué no había ni un dato. Si había estadísticas que hicieron una planificación seria y coherente deberían haberlas dejado. Eso hubiese sido lo políticamente correcto. Pero como eso no sucedió yo hago esa apreciación. No es que ellos hayan obstaculizado u ocultado datos sino que directamente no había; no creo que haya habido mala fe en no brindar datos existentes. Y una planificación, si quiere ser seria, debería tener antes un sondeo estadístico para saber cuál es la situación de inicio.

¿Qué necesita Santa Fe para poder posicionarse turísticamente?
Si el Gobierno Nacional nos habilitara Rosario para hacer un hub internacional, con vuelos de Aerolíneas Argentinas al resto de los centros urbanos del país y a los centros más importantes de los países limítrofes, nos daría un impulso que ni siquiera lo imagina.