Desde su ciudad capital, se despliegan un conjunto de atractivos circuitos turísticos que conforman la agenda para Semana Santa.
Las misma permiten el encuentro con un pasado milenario: la zona de “La Costa”, con su nuevo circuito de bodegas artesanales; el parque geológico, con un tesoro único en el mundo; el Barrial, con su escenario perfecto para la práctica de deportes de aventura, son algunas de las alternativas que suma La Rioja para quienes se aventuren a aprovechar los feriados de Semana Santa y tomarse unas mini vacaciones en un lugar diferente y bello.
Chilecito propone una agenda especial, entre la historia y la aventura. Por supuesto, el majestuoso Parque Nacional Talampaya es el paseo clásico que acompaña y ofrece las garantías que hacen falta para cerrar esta propuesta tentadora.
La Costa riojana está formada por una serie de pueblos silenciosos que esconden decenas de casitas enclavadas al pie de las sierras del Velasco. Una de las particularidades de la zona es que cada pueblo conserva sus tradiciones y su arquitectura antigua, representada en las iglesias que, en su conjunto representan uno de los recorridos más pintorescos de la provincia. Al este de la capital y por la ruta provincial 75 se accede a esta cadena de pueblos.
A cada costado de la ruta se extienden pequeñas llanuras cubiertas de arbustos amarillentos como la jarilla, y al fondo se levantan los cordones montañosos. El primer pueblo de este recorrido es Sanagasta –un nombre indígena–, famoso por la iglesia de la Virgen de la Morenita, la misma de la canción de Cafrune.
Esta pintoresca comarca, se encuentra a 30 km de la ciudad de La Rioja y a 1015 metros sobre el nivel del mar. Es un espléndido valle ubicado en el interior de la sierra del Velasco, por cuyos recodos se hacen lugar las aguas cristalinas del río Huaco. Cuenta con un Parque Geológico, único en su tipo, por sus singulares hallazgos paleontológicos, que además se lo reconoce como un claro ejemplo del impacto que la investigación científica y tecnológica puede tener sobre la comunidad de una región.
La persistencia que sostienen desde hace una década el grupo de Geociencias del CRILAR (Centro Regional de Investigaciones Científicas y Transferencia Tecnológica de Anillaco), retomó nuevo impulso en el 2007 gracias al fundamental y sostenido apoyo del gobierno de La Rioja.  A partir de ahí, los trabajos de investigación resultaron en el descubrimiento del extraordinario sitio de nidificación de dinosaurios saurópodos de Sanagasta: ya fueron identificaron más de 80 agrupaciones de huevos. El gobierno municipal de Sanagasta se sumó a las investigaciones a fines de 2011, y de ese modo se ha logrado perfilar al Parque Geológico Sanagasta como uno de los yacimientos con fósiles de huevos de dinosaurios más importantes del mundo.
El sitio se localiza en un paleoambiente hidrotermal del Cretácico, esto significa que hace aproximadamente 100 millones de años en esa región de La Rioja existió un ambiente termal comparable con el Parque Yellowstone de Estados Unidos. En el parque, las rocas sedimentarias que contienen los restos fósiles se apoyan sobre el granito Sanagasta, que posee una edad de 350 millones de años y es el principal constituyente de la sierra de Velasco en la zona que rodean al parque geológico.
Con el avance del camino, se pueden recorrer también pequeñas bodegas que han conformado un circuito turístico de vinos artesanales en la Costa. Estos pequeños productores aún conservan la vieja tradición de originar vino patero para consumo propio, ya sea dulce o cocido, una costumbre que, por suerte, sigue vigente en toda la zona. Estos vinos se elaboran a través de un sistema rudimentario, y algunas de  ellas ofrecen servicios de degustación, como por ejemplo “Casa India” en el pueblo de Agua Blanca. Finca Lomas Blancas, Los Navarros y Parrales de la Costa también forman parte de este atractivo circuito. En toda La Rioja hay 114 productores caseros sobre los 900 que hay en todo el país.

Turismo de fe
Hacia el norte, antes de llegar a Aimogasta, que es la Capital Nacional del Olivo por su importancia como productor e industrializado de la aceituna variedad Arauco, a 115km de la capital, se llega al sitio más convocante para los riojanos en Semana Santa: el Señor de la Peña.
Todos los Viernes Santo, en la inmensidad del llamado Barrial de Arauco, el  imponente y desolado paisaje crea una singular simbiosis entre la naturaleza y la riqueza cultural del pueblo riojano. El Señor de la Peña, un enorme peñasco extraviado en medio de la nada, es la sede de una de las fiestas religiosas más importantes de la provincia.
En el camino, una multitud de promesantes marchan en peregrinación hacia la meca de su Cristo de piedra. El culto consiste en velar al Cristo de piedra durante los días de la Semana Santa. La celebración del Señor de la Peña es una fiesta que amalgama a la perfección la liturgia católica con costumbres primitivas. Según la tradición de los  habitantes de los pueblos Aimogasta, Udpinango y Arauco, el origen de esta fiesta se remonta a más de dos siglos, y aún hay ancianos que relatan cómo sus abuelos ya habían heredado la costumbre de sus propios ancestros. Es probable que los indígenas adoraran a esta piedra como a un ídolo o un dios.
Luego, fueron los conquistadores quienes, en el afán de conseguir su sumisión, les hayan hecho aceptar que se trataba de la figura universal de Cristo. Lo cierto es que ya en el siglo pasado se hablaba de La Peña del Barrial. Este culto prehispánico que comenzó desde la época indígena sin interrupción, y que carecía de nombre, poco a poco se convirtió el actual culto al Señor de la Peña. Desde entonces, fue tomando elementos de la religión católica, y fue así como este ídolo de piedra o dios pagano se convirtió en la imagen y semejanza de Cristo, rindiéndosele tributo durante las festividades de Semana Santa, y en especial el Viernes Santo.  
Asimismo, este lugar es ideal para la práctica deportiva del carrovelismo o kitebuggy, por la superficie plana, sin vegetación y expuesta a fuertes y frecuentes vientos, de la mano de vientos constantes que superan los 50 kilómetros por hora, que sumados a la magnitud de la superficie se alcanzan grandes velocidades.

Monumentos y aventura
Con unos 50 mil habitantes, Chilecito es considerada la segunda ciudad después de la capital en cuanto a la cantidad de población en la provincia. Combina la infraestructura de una urbe mediana con su rico pasado minero y con singulares paisajes. Vides y olivares perfuman toda la ciudad, emplazada sobre el sistema de Famatina, con algunos de los cerros no cordilleranos más altos del mundo, y la también imponente formación del Velazco.
Para esta Semana Santa, además de los clásicos city tour gratuitos guiados por los empleados del EMUTUR, Chilecito propone visitar sus bodegas y viñedos, los museos Samay Huasi, Nocenta Pisetta y Molino San Francisco, participar de distintos vía crucis, conocer las ocho Capillas e Iglesias, que están reconocidas como Monumentos Históricos Nacionales, o realizar actividades de turismo activo como mountain bike, trekking, cabalgatas, safaris fotográficos, campamentismo por la senda de Cable Carril en las Sierras del Famatina. También, una buena alternativa para este feriado largo es recorrer el paseo de artesanos que estará en la plaza principal de la ciudad y contará con música en vivo y espectáculos varios.

Clásico ineludible
Gracias a su ubicación  geográfica, Chilecito permite hacer base para visitar los principales atractivos turísticos de la provincia, como El Parque Nacional Talampaya. Sin dudas, la imagen emblemática de La Rioja es el cañón de Talampaya. Aquí, donde el  tiempo dejó su huella y la erosión un legado de figuras que parecen talladas a mano, se alberga un verdadero tesoro de belleza e historia. A pie, en bicicleta, bajo un cielo azul profundo o el resplandor de la luna llena, cualquiera de las originales propuestas son aptas para conocer los vestigios de un remoto mundo perdido.
El “Gran Cañón”, “Ciudad Perdida” y “Circuito Arco Iris” son los nombres de los paisajes que forman parte de un territorio de  215 hectáreas separadas solamente por la línea imaginaria que marcan los mapas turísticos. Recorrer esta árida geografía es en sí misma una aventura. Transitarla en su totalidad demanda tres días. Todas las excursiones se realizan con guías y acompañados por guarda-parques.
 
Fuente: Prensa EMUTUR (Ente Municipal de T