Con 380 metros cuadrados y 40 mil kilogramos de hielo, dos barras, mesitas, bancos y paredes heladas, “IceBariloche” abrió sus puertas al público con temperaturas que alcanzan los ocho grados bajo cero. Según contaron los directores del emprendimiento, Cesar Parodi y Marcelo Botti, el piso es antideslizante para evitar accidentes.  Además, la entrada tiene descuentos para los habitantes de la ciudad e incluye además una consumición que se sirve, como el lugar lo amerita, en un original vaso congelado.
Ubicado en el corazón de la ciudad, en las dependencias del hotel Panamericano –y con entrada gratuita para sus huéspedes-, el local tiene dos sectores con temperatura normal, un bar seco con variedad de tragos, donde se puede disfrutar de buena música y videos, chocolate caliente, café y té. Todo ambientado con una decoración donde predominan los colores celeste y blanco que simulan el ingreso a una grieta o un glaciar, o mejor aún a una cueva congelada.
Para los valientes, el ice bar tiene temperaturas de entre 5 y 8 grados bajo cero y cuenta con dos barras, un iglú, muebles acordes a la temática tallados por un artista local, proyecciones en pantallas y mapping sobre paredes y techos, sillones y esculturas, claro que todo congelado. Para realizar el ingreso, los visitantes son provistos de unas capas térmicas para ayudarlos a soportar las bajas temperaturas del original sector donde se realizan juegos de luces y que cuenta, también, con la opción de realizar visitas guiadas. Asimismo, el bar dispone de un servicio de fotografía profesional, que retratan la divertida jornada para pasar luego las imágenes en las pantallas gigantes, con la posibilidad de que el visitante se lleve el recuerdo en un CD.

Mundo de hielo
El Ice Bar de Bariloche se promociona como el más grande de Latinoamérica. En el mundo, ya hay otras experiencias exitosa: Madrid, Copenhague, Orlando, Condesa, México y Estocolmo son algunas de las ciudades que se suman a la lista de bares congelados. Glacido Bar, el bar de hielo de El Calafate fue diseñado con las mismas características, aunque de menor tamaño en Glaciarium, el museo de hielo inaugurado en 2011 y diseñado para que los visitantes puedan tomar un vaso de whisky a una temperatura de 10 grados bajo cero, mientas se disfrutan de las esculturas talladas por los témpanos