Los ingresos por turismo son claves para las economías de varios países de América Latina en términos de creación de empleo, generador de divisas y la producción. En este sentido, la Organización Mundial del Turismo (OMT), pronostica que los erarios económicos de los países de Latinoamérica crecerán por encima de la media mundial durante el 2012, gracias a que el deseo de viajar de brasileños, argentinos y mexicanos ha compensado una caída en la llegada de europeos.
En efecto, según la OMT, en Sudamérica el turismo internacional aumentó un 6 por ciento en la primera mitad del año; mientras que, en América Central la subida fue del 7 por ciento, en el Caribe del 5 por ciento y en Norteamérica del 4 por ciento.
Por su parte, y en el año en que los visitantes internacionales sobrepasarían por primera vez en la historia la barrera de los mil millones, Latinoamérica es una de las regiones que mejor está aprovechando el contexto global, y la industria turística mundial crecería a una tasa del 4% generando dos mil millones de dólares de divisas y 100 millones de empleos directos e indirectos.
 
En números
Con arribos al continente americano que promedian los 160 millones de visitantes extranjeros anualmente, generando 200.000 millones de dólares en divisas cada doce meses, los ingresos por turismo internacional en América Latina y el Caribe han subido más del 50% en la última década.
La actividad turística juega un papel central en las economías locales y su injerencia es cada vez más notoria y relevante. En la actualidad, la industria representa el 6,4% del empleo total directo e indirecto en América Latina, lo cual equivale a 1 de cada 15,7 trabajos. En tanto que, en la región del Caribe estas cifras son aún mayores, donde el turismo representa el 12,6% del total de empleos.
Por otra parte, y en rigor de la contribución de la actividad turística a la economía de Latinoamérica, durante el 2011 su participación se puede traducir en números: su aporte al Producto Bruto Interno fue superior a los US$177 mil millones, hubo un total de US$45.000 millones de inversión de capital (el equivalente al 8,3% del total), y US$13.000 millones de gasto público.
Asimismo, la industria sin chimeneas representó el 41% de las exportaciones de bienes y servicios en la Región del Caribe y el 8,9% en América Latina.
 
Que no se corte

Con Brasil, México y Argentina, como principales tractores de este favorable cambio, en los primeros seis meses de 2012, Sudamérica experimentó el más rápido crecimiento como región, seguida de Norteamérica y el Caribe.
Para México, el turismo es una actividad con cimientos sólidos, que alcanzaría cifras récord en materia de visitantes internacionales a un estimado de 201 millones al cierre de 2012. Mientras que, para el 2013 sólo la Riviera Maya espera rebasar los 4 millones de visitantes, situación que representaría un aumento del 20%, en relación al año vigente.
Por su parte, República Dominicana, que  este año fue nominada en 14 categorías de los World Travel Awards (WTA), en  los primeros 10 meses del 2012, recibió 3.7 millones de visitantes, cifra que representa un incremento del 6,84%. Para el año próximo, el gobierno dominicano apuesta a llegar a la meta de 10 millones de turistas extranjeros.
Con la mirada puesta en generar 90.000 nuevos puestos de trabajo antes del 2014, en Colombia el turismo pisa cada vez más fuerte. En 2011 les dio la bienvenida a 3,08 millones de turistas y está previsto que a lo largo de este año visiten el país andino un total de 3,35 millones de personas.
En el caso de Argentina la contribución del turismo representó el 7% del PBI, registró un ingreso récord de visitantes (más de 5 millones) y ha sustentado 639.500 puestos de trabajo (3,6% del empleo total) en 2011. A su vez, prevé recibir para 2016 alrededor de 7,3 millones de turistas, quienes reportarán ingresos por más de ocho mil millones de dólares.
Otros países de Latinoamérica también registran importantes aumentos en el sector. Bolivia por ejemplo, evidenció un incremento de un 17% de turistas que visitan el país desde todos los continentes respecto al año 2011.
 
El camino

El crecimiento económico y la estabilidad política son dos pilares sobre los que se sostiene el aumento del turismo en América, que ha marcado ritmos superiores a la media del planeta, que estará en el cuatro por ciento.
Siendo una de las regiones de mayor desarrollo, durante el 2012 en América Latina se han creado más de 15 millones puestos de trabajo, de acuerdo con las cifras del Consejo Mundial de Viajes y Turismo (WTTC) y la Organización Mundial del Comercio.
En esta línea, la contribución del turismo Latinoamérica al PBI (6, 5%) varió positivamente y notoriamente, ubicándose sólo por detrás de Asia meridional y el noreste de Asia en el 6, 7%.
Por ello, y en virtud de la crisis económica de Europa, y la primavera Árabe que atenta contra el turismo, la región encontró en sí misma nichos emisores de turistas que pueden “compensar” las ausencias, engrosando la capacidad emisora en varios países para que la curva ascendente no varíe el rumbo y los ingresos por turismo internacional se multipliquen.

Perú y su otra gran oferta
Al margen de sus bellezas y atractivos arquitectónicos, en Perú existe un producto que cautiva a los visitantes extranjeros tanto como el mismo Machu Picchu, y es su gastronomía.
En los últimos años la cocina peruana ha recibido una serie de reconocimientos a nivel mundial, entre ellos se destaca la designación de Lima como capital gastronómica de América Latina.
En consecuencia, su impacto se traduce en el aporte de la industria gastronómica al turismo en el país: se estima en 18% el gasto promedio per cápita en alimentación, lo cual es equivalente a US$ 16 dólares por día de permanencia en el Perú.
Asimismo, el 42% de los turistas que recorren el territorio peruano coinciden en que la gastronomía significó un tema decisivo en la elección del país como destino de viaje.
Por su parte,  en su atractivo, la cocina peruana brinda una gran versatilidad, pues logra sintetizar los productos de las tres regiones: Costa, Sierra y Selva en una misma identidad gastronómica.