Sentir el viento en la piel a bordo de un carrovela en Aimogasta o en un vuelo en parapente en Famatina y en la ciudad capital, como probar el vértigo de la velocidad extrema en la práctica de longboard en Sanagasta o la única contemplación de un atardecer cruzando el Dique Los Sauces en una tirolesa, son las opciones que alcanzan hoy el podio de los nuevos imperdibles riojanos.  
Ante de salir de la capital y bucear el interior provincial,  el dique Los Sauces propone una divertida alternativa como primer acercamiento a la naturaleza riojana. Conocida como “La Tirolesa”, esta actividad consiste en atravesar el dique mediante una polea sujeta a un cable en tensión que suma un total de 600 metros en todo su trayecto. Con un simple impulso permite deslizarse sin mayor esfuerzo y constituye sin dudas una apasionante y novedosa propuesta recreativa orientada a todas las edades, sin exigencia de conocimientos o estado físico.
Un poco más de expertise requiere, en cambio, la práctica de longboard. Apenas a 29 kilómetros de la capital, en el departamento de Sanagasta, esta inusual disciplina deportiva, que consiste en el descenso de montaña sobre tablas largas, gana adeptos y apunta a instalarse como una nueva tradición riojana.
El circuito “Pampa de la Viuda”, que propone un descenso de 4,30 kilómetros de extensión que posibilita alcanzar una velocidad máxima de 80 km/h., es hoy uno de los preferidos por los amantes de este deporte en el país. En abril de este año, esta pista fue la elegida para el Primer Campeonato Sudamericano de Longboard, a la que asistieron más de 200 competidores de todos los países de la región.
En el punto nordeste, a 30 kilómetros de Aimogasta y a 90 de la capital, en el apacible departamento de Arauco, se extiende una superficie que de lejos parece un salar y es hoy una de las mejores pistas del país para entregarse al carrovelismo. Hace miles de años se secó una gran laguna, de 7 kilómetros de largo por 4 de ancho, y quedó encerrada por montañas que abrazan al valle solitario. Vientos constantes que superan los 50 kilómetros por hora completan el escenario ideal para practicar este deporte.
El marco lo ofrece un complejo turístico municipal ‘Vientos del Señor’ en el valle de El Barreal, que dispone de refugios, asadores, hornos de barro, una confitería y una escuelita equipada con carrovelas, kitebuggys y bicicletas.
Otra opción es hacer kite-buggy. Este deporte es una adaptación del kitesurfing, del cual se tomó la misma vela, pero se reemplazó la tabla por un triciclo que deja al conductor al ras del piso. En la zona también se pueden hacer cabalgatas, salidas en bici y caminatas.
Si bien es una actividad que se puede realizar durante todo el año, quiénes busquen segregar adrenalina y se animen a volar en parapente contarán entre octubre y marzo con todas las chances para alcanzar alturas más interesantes y mayores distancias. Es que entre estos meses se multiplican las posibilidades de lograr cumplir el sueño de volar en La Rioja gracias a las térmicas, que son las corrientes de aire cálido que permiten mantener el parapente suspendido en el aire por mucho tiempo y así, conquistar el cielo por más tiempo.
La provincia cuenta con dos pistas de vuelo, donde además se pueden contratar instructores y guías especializados en lo que se denomina “vuelos de bautismo” para los principiantes. Una de las pistas es la conocida como Puerta de la Quebrada, que se encuentra cerca de la ciudad de La Rioja, a sólo siete kilómetros, y cuenta con el morro del cerro de La Cruz como rampa natural de despegue. El otro punto se ubica en la ciudad de Famatina, a doscientos kilómetros de la capital, en el cerro llamado Cuesta Vieja, que forma parte de la cadena montañosa El Paimán. Aquí, la rampa de despegue se ubica a 1550 metros sobre el nivel del mar (msnm), y como está orientada en dirección este, facilita las salidas matutinas, volar más alto y más lejos en un radio de 10 kilómetros cuadrados.

Fuente: Turismo La Rioja