La turística Río de Janeiro, bautizada como ‘Ciudad maravillosa’ por sus playas, su clima templado y la belleza de su paisaje tropical enclavado entre las montañas y el mar, fue declarada ayer por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad. Sus famosos símbolos de tarjeta postal como el cerro del Pan de Azúcar el Cristo del Corcovado, la costanera de Copacabana o la deslumbrante vista de la Bahía de Guanabara son los argumentos con los que Brasil defendió la opción de estos “paisajes cariocas entre la montaña y el mar”, según una presentación del comité técnico de la candidatura de Río ante la Unesco. En esa presentación, Río es mostrada como una ciudad donde el paisaje urbano se funde con una naturaleza exuberante que da origen a “una cultura de calle” con grandes espacios abiertos, parques públicos, jardines y costaneras que son parte de la vida cotidiana de los cariocas. Esta bahía es el primer punto a donde llegaron los exploradores portugueses el 1 de enero de 1502 cuando creían haber descubierto un río, y por ello la ciudad fue bautizada como Río de Janeiro, que en portugués significa 'río de enero'. Desde lo alto de la bahía, con sus brazos abiertos, domina el paisaje la gran estatua del Cristo Redentor, un ícono de esta ciudad. Otro hito es la selva tropical de Tijuca, en medio de la ciudad, que alberga una rica biodiversidad con especies en peligro de extinción y que fue nombrada Reserva Mundial de la Biosfera. Volcadas hacia el océano Atlántico, las playas de Copacabana -con su hermosa costanera de diseños geométricos en blanco y negro- y de Ipanema son otras clásicas postales de esta ciudad. Río también acoge el famoso Carnaval que cada año transforma el Sambódromo, diseñado por el arquitecto Óscar Niemeyer, en una fiesta.