Si la popularidad de Barack Obama descendió de manera preocupante en febrero cuando los demócratas perdieron las elecciones por el Estado de Massachusetts, la imagen del primer mandatario está tocando fondo desde que la noticia sobre el derrame de petróleo que comenzó hace más de cinco semanas en las costas de Louisiana, es nota de tapa en la prensa mundial.

Pérdidas millonarias
La responsabilidad legal   de la British Petroleum -BP-, todavía está en discusión, pero los daños ocasionados están impactando la economía de forma cada vez más negativa y las cifras resultan poco esperanzadoras.
Según un estudio realizado por analistas regionales y publicado por Texas A&M University Press, las cuatro actividades económicas más importantes del Golfo de México son el petróleo, el turismo, la pesca y las embarcaciones, que generan un total de 234 mil millones de dólares anuales.
Ya se han hecho varios cálculos sobre lo que le costará a BP y a las economías locales del Golfo el derrame de petróleo, y las cifras son enormes: 3.000 millones de dólares, 14.000 millones, e incluso un político calculó un total de 100.000 millones de dólares en pérdidas.
Cerca de 19.000 barriles de petróleo se liberaban en el océano todos los días, según científicos del Gobierno, lo que podría hacer que este desastre tuviera el doble de las dimensiones del derrame de Exxon Valdez, ocurrido en 1989.

Los turistas ausentes
La segunda industria más importante del Golfo es el turismo, que genera  en “condiciones normales” aproximadamente el 46 por ciento de su economía, más de 100 mil millones de dólares al año.
Claro que los números que arrojan las recientes estadísticas están demasiado lejos de semejantes tasas; lo cual resulta alarmante si se tiene en cuenta que esta semana comenzó en Estados Unidos la temporada de verano.
Según una encuesta del diario "Times Picayune" de Nueva Orleáns "los turistas todavía meditan si cancelar o no sus reservas" y la industria turística, desde Luisiana a Florida, tiembla a causa del petróleo.
Barack Obama ha prácticamente implorado a sus compatriotas que visiten los balnearios del golfo de México, recordando que sólo unas pocas playas están cerradas como la de Grand Isle.
En esta localidad reina la desolación en lugar del tradicional alboroto, la mayoría de las casas de playa están cerradas y a oscuras como consecuencia del cierre de sus playas.
Como subrayando que nadie debe meterse en el agua, los soldados descargaban la pasada semana barreras de color naranja en la playa.
Y en Mississippi es aún peor. Ken Montana, presidente de la Comisión de Turismo de la costa del Golfo de Mississippi, dijo que las tasas de cancelación son de hasta un 50%. “La percepción es que todos tienen petróleo en sus playas y que estamos cerrados”, dijo Montana a CNN. “Pero ninguna playa está cerrada”.
 
Florida tiembla
En Florida, las autoridades turísticas estatales dijeron recientemente que están recibiendo cancelaciones de hasta tres meses a futuro.
El gobernador de Florida, Charlie Crist, anunció una campaña publicitaria de siete millones de dólares para atraer a los turistas de mercados clave.
"Pese a que todavía no hay efectos visibles de la marea negra en las playas de Florida, el negocio turístico, ya está sintiendo las consecuencias económicas", dijo Crist.
El gobierno estatal declaró el estado de emergencia para su costa sobre el Golfo de México y para varios condados del sur, incluido Miami, donde se teme que pueda llegar parte de la marea negra llevada por una corriente marina.
Las localidades que pueden permitírselo, como Pensacola en el oeste de Florida, anuncian en campañas publicitarias que sus costas están limpias.
Mientras tanto todos esperan que la temporada de huracanes no empeore la sit