Icono mundial de un modo de entender las necesidades urbanas y de la aplicación de un concepto rector, por sus características inimitables se trata de la única ciudad del mundo construida en el siglo XX que ha sido considerada Patrimonio Histórico y Cultural de la Humanidad por la UNESCO (en 1987). Motivos para este reconocimiento no le faltan: la joven ciudad, inaugurada en 1960, sorprende hasta el viajero más experimentado.
Brasilia es el resultado de un moderno proyecto urbanístico creado por Lúcio Costa. Visto desde arriba, el plan-piloto de la ciudad recuerda la forma de un avión. El proyecto de la ciudad se ha convertido, desde entonces, en referencia en cuanto al planeamiento urbano. Su idea de envolver predios residenciales en grandes áreas urbanas, trazar la ciudad a partir de grandes avenidas y dividirla en sectores, ha provocado reflexiones y debates intensos sobre la vida en las grandes urbes del siglo pasado.
Las obras arquitectónicas de Oscar Niemeyer y el proyecto urbanístico de Lúcio Costa representados en las cuatro escalas, Monumental, Residencial, Gregária y Bucólica, le otorgan a Brasilia una especial relevancia en la historia del urbanismo y de la arquitectura moderna. Desde su fundación, la ciudad se destaca en todo el mundo por la aplicación de los principios de la Carta de Atenas (1943), integrándose a una estrategia de desarrollo y autoafirmación nacional. Además, en Brasilia, también merecen destacarse otras obras que le aportan carácter y que corresponden a artistas renombrados como Bruno Giorgi, Alfredo Ceschiatti, Athos Bulcão y Roberto Burle Marx, entre otros.
Escenario de manifestaciones políticas, shows de rock y festivales de cine, Brasilia es una ciudad cosmopolita que alberga alrededor de 90 embajadas, numerosos restaurantes y una enorme estructura lista para recibir eventos de todo tipo. Prueba de ello es su crecimiento dentro del sector del turismo de negocios, que se realizan en decenas de hoteles esparcidos por la capital