Tras haber derrotado a Nicolás Sarkozy en la segunda vuelta de las elecciones a la presidencia de la República de Francia, el candidato socialista François Hollande ostenta un programa turístico que se sustenta bajo tres ejes esenciales para potenciar y mejorar la imagen de marca del país.
“El reto de los próximos cinco años es que Francia siga siendo el líder mundial en el sector turístico. Para ello es necesario dar un nuevo impulso a la intervención pública, en coordinación con todos los operadores turísticos. El turismo será un motor de crecimiento y creación de empleo para nuestro país”, había remarcado Hollande.
Entre las promesas realizadas en campaña está la de satisfacer los pedidos de los integrantes de la industria para nombrar a un ministro, exclusivamente, de turismo.
Una de las prioridades del sector turístico tiene que ver con la apuesta interna y externa por la promoción. Aquí los trabajos consisten en reforzar el atractivo de Francia en los mercados internacionales y el fortalecimiento entre los propios franceses, acentuando las peculiaridades turísticas del país galo.
Además, el presidente electo,  considera vital que para conseguir un alto nivel de excelencia en el sector, la clave es la inversión en formación. En este sentido, considera que el apoyo al sector turístico es importante, ya que sirve a la influencia de Francia en el mundo.