La Carolina fue distinguido como uno de los pueblos turísticos más lindos del mundo al recibir el reconocimiento Best Tourism Villages en el marco de la Asamblea Ordinaria de la Organización Mundial del Turismo de Naciones Unidas (OMT) que se desarrolla en Uzbekistán.

La distinción se determina luego de evaluar la belleza paisajística, el compromiso del lugar y su gente con los recursos culturales y naturales, la sostenibilidad y el desarrollo turístico.

El pueblo de San Luis participó en esta iniciativa gracias a la gestión y postulación de la Secretaría de Turismo de la Provincia y el Ministerio de Turismo y Deportes de la Nación en la Unwto que tiene como objetivo visibilizar experiencias y roles de la actividad turística en el desarrollo local desde sus dimensiones sociales, ambientales y económicas.

El pueblo de San Luis que fue elegido entre los más lindos del mundo.

En este sentido, Best Tourism Villages reconoce a los pueblos que constituyen ejemplos notables de destinos de turismo rural con valores culturales y naturales reconocidos que preservan y promueven los valores, productos y estilos de vida rurales y comunitarios.  

Además, otros de sus valores son los pueblos que fomentan el turismo como uno de los motores del desarrollo real y el bienestar de las comunidades, un compromiso con la sostenibilidad en todos sus aspectos: económico, social y ambiental. 

Entre sus características, las localidades deben tener baja densidad demográfica (hasta 15 mil habitantes), estar situados en un paisaje natural y/o cultural característico y compartir valores y estilos de vida propios de la región puestos en valor turístico, entre otros factores que hagan al desarrollo del turismo.

El pueblo de San Luis que fue elegido entre los más lindos del mundo.

LA CAROLINA, UNA EXPERIENCIA ÚNICA

El secretario de Turismo de San Luis, Luis Piri Macagno destacó que es un gran orgullo para la provincia y para la ciudad esta distinción: “Es la más importante que se otorga a un destino a nivel global, se trabajó mucho en la presentación, confiábamos en que La Carolina iba a tener una posición destacada, pero nunca a este nivel de reconocimiento por parte de la OMT, hoy es un antes y un después para el turismo de San Luis”, valoró.

Luis Piri Macagno, secretario de Turismo de San Luis.

Asimismo, remarcó que recorrer La Carolina es transitar las calles de un pueblo de arquitectura colonial, enmarcado en un entorno natural único: “Sus calles empedradas con la historia de Argentina y América a flor de piel. Este pueblo de altura, fue el epicentro de la fiebre del oro en Argentina durante los siglos XVIII y XIX, primero con los españoles, luego con los ingleses quienes agotaron los recursos de sus montañas dejando un pasivo ambiental en la región”, describió.

Además, agregó: “Afortunadamente de la mano del turismo sustentable, rescatando y poniendo en valor su maravillosa historia, La Carolina supo crecer y generar desarrollo y oportunidades para su gente. Hoy la cultura minera atraviesa todo el lugar, con las minas abandonadas que se pueden visitar, buscar oro de manera artesanal en su Río Amarillo, con sus pirqueros que, con su oficio ancestral siguen construyendo en piedra casas y pircas por toda la zona”.

Por último, el funcionario enfatizó en la belleza propia del lugar: “A lo que se suma el Museo de la Poesía Manuscrita, una oferta gastronómica creciente y de calidad, yacimientos arqueológicos de más de 8000 años de antigüedad como la gruta de Intihuasi y las pinturas rupestres de Casa de Piedra Pintada, que hacen que visitar La Carolina sea una experiencia única y movilizadora”, concluyó.

ORO, GASTRONOMÍA Y POESÍA EN EL CORAZÓN DE SAN LUIS

El pueblo de La Carolina es una larga callecita rústica, rodeada de casas de piedra que conservan el estilo colonial y la nostalgia de haber sido cuna de los míticos buscadores de oro, fiebre que sólo dejó bocaminas, excavaciones y viejas historias de mineros. Hoy, convertido en uno de los principales atractivos turísticos de la Provincia, el lugar atrae a grandes y chicos por sus opciones: expediciones al interior de las minas, visitas a la Iglesia de Piedra, cabalgatas, recorrida por la gruta con pinturas rupestres y la histórica Casa de Juan Crisóstomo Lafinur, actualmente Museo de la Poesía Manuscrita, todo en conjunción con una gastronomía autóctona que preserva sabores que hacen a este destino, único.

Con poco más de 300 habitantes, recostado al pie del Cerro Tomolasta, a una altura de más 1600 metros sobre el nivel del mar y en el centro mismo de las sierras sanluiseñas, recorren el pueblo en forma de cuña dos cauces de agua, el Río Amarillo y el río Las Invernadas, que se unen formando el río Grande y le dan al pueblo su característica semblanza dorada, con brillos de transparencia.

El pueblo de San Luis que fue elegido entre los más lindos del mundo.

LA HISTORIA DE LA CAROLINA

En 1785, Don Tomás Lucero encontró oro en aquel poblado perdido entre los cerros. En 1792, para evitar una mayor oleada de aventureros en busca del preciado metal, el entonces gobernador Marqués de Sobremonte intervino las minas y bautizó el lugar como La Carolina en honor al rey Carlos III. Desde entonces, socavones, excavaciones y respiraderos conviven en aquel paisaje, transformados por el paso del tiempo y las vertientes, que dejaron estalactitas de colores, todo a lo largo del camino hacia las profundidades.

El paseo por el interior de las minas se puede realizar todo el año. Para la excursión se provee de vestimenta adecuada, cascos con linterna y botas de goma. Pueden verse antiguos instrumentos de trabajo, formaciones internas del cerro, respiraderos y fallas geológicas, en un paseo imperdible de 400 metros hacia el centro mismo de la montaña.

UN PASEO DE LETRAS MANUSCRITAS

Reconstruido a partir de la Casa histórica donde nació Juan Crisóstomo Lafinur, poeta, revolucionario y considerado el primer filósofo de la argentina, el Museo de la Poesía Manuscrita se yergue en lo alto de una quebrada, único en el mundo por exponer en sus salas fragmentos originales de prestigiosos autores de todo el planeta. Más de 1700 manuscritos y 900 obras poéticas se exhiben en esta singular biblioteca, y puede verse allí mismo la construcción original de la casa de Lafinur, tío abuelo del exponente mayor de nuestra literatura, Jorge Luis Borges.