El exótico destino de la Ruta de la Seda que pocos argentinos conocen
Bujará, en Uzbekistán, es un sitio fascinante e ideal para viajeros curiosos. En esta nota te contamos cómo llegar desde Argentina y qué tener en cuenta al visitarlo.
Lejos de los destinos clásicos elegidos por los viajeros argentinos, Bujará se alza como una joya milenaria en el corazón de Asia Central. Esta ciudad uzbeka, con más de 2000 años de historia, fue un punto clave en la antigua Ruta de la Seda. Hoy, su legado revive gracias a una intensa transformación urbana impulsada por el turismo, combinando lo ancestral con lo moderno.
Calles adoquinadas, madrasas del siglo XVI, mercados cubiertos y minaretes dorados conviven con modernos hoteles y megaproyectos que buscan posicionar a Uzbekistán como un imán turístico internacional. Para quienes buscan salir del circuito tradicional y explorar rincones con historia viva, Bujará se convierte en una experiencia inolvidable.
Dónde queda Bujará y por qué visitarla
Bujará se encuentra en el centro-oeste de Uzbekistán, a unos 600 kilómetros de Tashkent, la capital del país. Su casco histórico está declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco y es considerado uno de los mejores ejemplos de ciudad islámica conservada en Asia Central.
Durante siglos, fue un núcleo comercial, cultural y religioso, atrayendo sabios, artesanos y comerciantes de toda Eurasia. Hoy, ese legado se refleja en su arquitectura majestuosa y en un ambiente que transporta al viajero a otra época.
Cómo llegar a Bujará desde Argentina
Vuelos internacionales y conexiones internas
No existen vuelos directos entre Argentina y Uzbekistán, pero llegar es posible con escalas. La forma más habitual es volar desde Buenos Aires (Ezeiza) hasta Estambul con Turkish Airlines, y desde allí tomar un vuelo a Tashkent. También hay conexiones vía Doha (Qatar Airways) o Dubái (Emirates).
Una vez en Tashkent, se puede continuar hacia Bujará de dos maneras:
- En tren rápido (Afrosiyob): sale desde la estación central de Tashkent y llega a Bujará en unas 4 horas. Es cómodo, económico y una forma ideal de ver el paisaje uzbeko.
- En avión: vuelos domésticos de Uzbekistan Airways tardan apenas una hora y conectan varias veces por semana.
Qué ver en Bujará: entre lo histórico y lo moderno
El casco antiguo: una ciudad-museo a cielo abierto
El centro histórico es un laberinto de callejones y monumentos que han resistido el paso del tiempo:
- La Madrasa Mir-i-Arab (siglo XVI): una de las más importantes del mundo islámico.
- La Fortaleza Ark: residencia de emires durante siglos.
- El minarete Kalon: con casi 50 metros de altura, es uno de los íconos de la ciudad.
- Bazares cubiertos como Toki-Zargaron, donde antiguamente se comerciaba seda y hoy abundan los souvenirs.
La nueva Bujará: hoteles de lujo y megaproyectos
En las afueras del casco antiguo se está desarrollando “Eternal Bukhara”, un complejo turístico de 33 hectáreas con hoteles cinco estrellas, centros culturales, galerías comerciales y espacios verdes. El objetivo: atraer turismo de alto nivel sin perder la identidad local. El proyecto ha despertado tanto entusiasmo como controversias, especialmente por la transformación del paisaje urbano y la demolición de estructuras heredadas del período soviético.
Consejos para viajar a Bujará desde Argentina
- Visado y requisitos de entrada: los argentinos no necesitan visa para ingresar a Uzbekistán por estadías de hasta 30 días. Basta con presentar pasaporte válido y demostrar boleto de salida.
- Moneda y costos: la moneda local es el som uzbeko (UZS). Aunque el país es bastante económico, en las zonas más turísticas los precios pueden subir. Se recomienda llevar algo de efectivo y cambiar en casas autorizadas.
- Idioma y comunicación: el idioma oficial es el uzbeko, pero el ruso sigue siendo ampliamente hablado. El inglés es limitado fuera de los circuitos turísticos. Una app de traducción puede ser útil para moverse con soltura.
- Mejor época para visitar: primavera (abril-junio) y otoño (septiembre-octubre) son las estaciones ideales: temperaturas agradables y menos aglomeraciones. Los veranos son muy calurosos y secos.