Tras haber pasado un año de gestión con el nuevo gobierno, ¿cuál es el balance que usted puede realizar acerca de este período?
La realidad es que en general el balance ha sido regular. Ha sido un año de mucha incertidumbre en muchos aspectos. Hubo algunos meses en donde las expectativas fueron buenas, pero después incluso esas expectativas fueron diluyéndose. En otros momentos se convirtieron en realidad. Al comienzo del año, existió una gran expectativa enfocada hacia lo que sería el segundo semestre. Luego, ésta no se vio reflejada en la realidad de los negocios. Hoy los resultados demostrados en algunos índices, como el de la Cámara de Comercio, es que ha habido una real caída en las ventas en todos los rubros, pero particularmente en nuestro sector hubo meses regulares, con ventas aceptables por momentos y un vacío total en otros. Pero el crecimiento de los costos fijos fue constante, y está afectando a todas las estructuras de las empresas.

¿Cómo cree que actuó el gobierno para revertir esta situación desfavorable?
A mi parecer todas las acciones del gobierno se han basado principalmente en el marketing de la esperanza y el cambio. Sólo con esto no alcanza, hace falta gestión. Y este gobierno ha demostrado una carencia muy grande en cuanto a esto. Si bien alguno de los pasos que se han dado han sido buenos, como el pago a los acreedores internacionales, todo se revierte cuando para lograr esto se hipoteca el futuro. Eso hace que termine siendo un mal paso.

¿Y cuáles son las medidas que puede destacar en relación al sector?
Al turismo lo están matando. Sobre todo a nuestros colegas dueños de hoteles y restaurantes, que algunos han podido mantener su nivel de actividad, pero en líneas generales no fue así. Esto se va a notar mucho más durante las vacaciones que se vienen. Con esta gestión, la grieta se ha ensanchado aún más, pero está vez en niveles socioeconómicos. 

¿Cree que esta temporada será mejor que la anterior?
No pueden compararse una con la otra, porque en la anterior había un vaivén muy importante debido a las elecciones. No sabíamos bien qué iba a pasar. En esta temporada, el que no salga de vacaciones es porque no tendrá la capacidad económica de hacerlo. Aunque se hayan hecho cosas importantes en economía, comercio y turismo, como por ejemplo, la liberación del cepo, también se ha desregulado mucho la actividad aerocomercial. Y además, no se le ha puesto un control a esto. Hasta la línea aérea de bandera nuestra compite con las agencias de viajes del sector. Sacan promociones con tarifas a las que el agente no puede acceder… El agente sigue con la expectativa de que el pasajero va a recurrir a él, porque obtiene una atención personalizada, pero la realidad es que se están perdiendo niveles en nuestra actividad.

¿Por qué cree que no hay una respuesta colectiva del sector?
Porque nuestros representantes están adormecidos hace años. La profesionalización de la actividad se va disminuyendo cada vez más, algo que repercute directamente en la disminución del trabajo dentro del sector.

¿Cree que una solución sería la especialización de las agencias?
No, no se está yendo hacia ese lado. Lo que está logrando el mercado es el triunfo de las grandes OTAs. Y son atendidas por un call center…  Esta situación ya la hemos visto en otras actividades durante otros tiempos. Es la falta de control y de participación.