La aviación latinoamericana crecía antes de la tormenta
ALTA publicó el reporte del tráfico aéreo de febrero, que cerró con números positivos. Sin embargo, las cifras ya evidenciaban los primeros coletazos del COVID-19.
De enero y febrero quedó tan sólo un lejano recuerdo. Los tristes acontecimientos que sacudieron al mundo entero desde los primeros días de marzo dejaron casi en el olvido cualquier cifra o estadística previa. Sin embargo, en el reporte del tráfico aéreo del segundo mes del año, publicado por la Asociación Latinoamericana de Transporte Aéreo (ALTA), se veía un sostenido crecimiento de la aviación regional.
De hecho, las aerolíneas de Latinoamérica y del Caribe transportaron 24.200.000 pasajeros durante ese período, lo cual marca un incremento interanual del 4,5%. En total, el tráfico subió 2,6%, aunque la ocupación bajó 1,6% al ubicarse en un factor aproximado del 79% por el aumento de la capacidad en 4,7%.
Esos guarismos positivos estuvieron sostenidos, más que nada, en las operaciones domésticas de cada país de la región, ya que allí se transportó a 18.500.000 turistas (un 6,6% más que en el mismo mes de 2019). En ese marco, se destacaron por sobre el resto los mercados de Brasil, México, Perú y Colombia, con un buen volumen de viajes internos.
No obstante, el internacional volvió a caer por sexto mes consecutivo. Por un lado, las líneas aéreas transportaron un 1% menos de personas hacia y desde destinos de América Latina y del Caribe, con una disminución de 0,8% en el tráfico y caída de la ocupación. Por el otro, viajaron 5.700.000 pasajeros internacionales, de los cuales 3.500.000 fueron dentro de la región y 2.200.000 de afuera. Argentina-Brasil fue el mercado intrarregional más importante, mientras que el más relevante de los externos fue México-Estados Unidos.
¿Cuáles son los motivos que explican esta nueva caída? En primer lugar, desde ALTA se lo atribuyen a los problemas políticos y socioeconómicos de varios países del continente desde fines de 2019. Sin embargo, aseguraron que también influyeron las primeras restricciones a los viajes por el avance del COVID-19 en Europa.