Sin dudas, la última gran revolución en el constantemente fluctuante mundo de Internet vino de la mano de las redes sociales. Con muchos exponentes para tener en cuenta, pero con dos que engloban todo el contexto, como Facebook y Twitter, han generado una realidad de la cual es difícil estar ajeno.
En este sentido las empresas turísticas tienen que comprender la importancia de manejar sus marcas y su valoración en este universo 2.0.
Históricamente, el turismo ha sabido premiar el boca a boca para generar nuevos clientes, y esa es una de las esencias de las redes sociales, vitales para crear nuevos vínculos y difundir información. Aunque sean armas de doble filo, que requieren especial cuidado y atención (como cualquier otro canal de comunicación, ya sea radio, televisión o publicación gráfica), su uso correcto puede traer beneficios tanto palpables (nuevos negocios, crecimiento comercial),como intangibles (mayor exposición de la marca, generación de una comunidad de defensores del producto, etc.).
Por eso, son fundamentales dos aspectos. Los contenidos que transmite la empresa y las posibilidades de lograr “eco social” que tiene. Generalmente, y de manera paulatina, uno es consecuencia de otro, aunque una marca puede apoyarse en otra, o en otros usuarios con gran influencia, para que ayuden a difundir su información de calidad: ofertas, descuentos, conversación directa, datos específicos o curiosos. Sea  cual sea el caso, hay que ofrecerles algo a los usuarios para que se fijen en la empresa.
La cantidad de personas, destinos, empresas, entre otros, que se han sumado a esta tendencia, generando contenidos, subiendo fotos y videos y realizando comentarios, demuestra la importancia y el impacto que tienen las redes sociales y la armónica y natural relación que se da con el Turismo como impulsor de “conversaciones” online. No es un tren que hay que dejar pasar, ni un vuelo al cual llegar tarde al embarque.