Desde finales de abril, el pasaporte argentino tendrá una nueva versión: cambiará su ante de tinta impresa por una de hilo de cobre. "La antena junto al chip que llevan los pasaportes en su interior son los elementos que permiten que el documento internacional sea electrónico. Allí se almacenan los datos biométricos y biográficos de cada ciudadano", comentaron fuentes del Ministerio del Interior a un diario.

"Ahora este documento nacional usará insumos de consumo masivo manteniendo los niveles de seguridad y eficacia que tenía hasta el momento, pero lo equiparará con la tecnología utilizada por el 90 por ciento de los países que cuentan con pasaporte electrónico", añade el ministerio a través de un comunicado.

Según se informó, este nuevo pasaporte le ahorrará al estado más de sesenta millones de pesos anuales, ya que el sistema es más accesible. Ese ahorro se verá reflejado en la adquisición de equipamiento de última tecnología para adaptar el sistema nacional de emisión de documentos a las recomendaciones establecidas por la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) para documentos de viaje.

De todas formas, el costo del pasaporte seguirá siendo el mismo que en la actualidad: $950 para el convencional (que se recibe en un plazo de 15 días), $2100 para el exprés (entrega en 48 horas) y 200 dólares para el “instantáneo”.