Aunque nadie podría estar de acuerdo en incitar a recurrir a cuestiones ilegales para mejorar las ventas; tampoco se puede hace la vista gorda e ignorar una realidad (de color verde, azul y hasta negro) donde a raíz de las restricciones cambiarias, y un dólar paralelo, se está abaratando la actividad turística nacional y haciéndola más competitiva para los extranjeros con dólar en mano..
Hecha la ley, hecha la trampa, dice el proverbio popular y en las calles del Microcentro porteño cada vez son más los extranjeros que encuentran en el mercado blue una opción para disfrutar de una Argentina más económica.
En este sentido, los comerciantes están disfrutando que los turistas extranjeros canjeen sus dólares en distintos lugares más conocidos como “cuevas” o “arbolitos”, de modo que obtengan una mayor ganancia que en el mercado oficial, para así en los comercios poder pagar directamente en pesos y gozar de la diferencia restante.
La operativa es simple, mientras que la opción legal paga un dólar a $4,53 (valor al viernes), la cotización para la compra en el mundo informal ronda los $6,40 (llegó a $6,75) por un billete estadounidense con la cara de George Washington.
Si bien la brecha existente entre el dólar oficial y el blue es motivo de gran preocupación para todos los agentes económicos, esta situación está beneficiando a muchos comerciantes porque los turistas se empezaron a dar cuenta que cambiando por la vía ilegal pueden gastar, ahorrar, y viajar mucho más por nuestro país.

Un cambio sustancial
Inflación, atraso cambiario, crisis europea, merma de turistas extranjeros arribando al país y una Argentina que se torna cada vez más cara para los visitantes alertaron a los empresarios del sector turístico, que (sin buscarlo) encontraron en el mercado paralelo del dólar un aliado para erradicar estas problemáticas y volver a posicionar a la Argentina, reactivando el consumo.
“Hay extranjeros que cambian en la calle porque les conviene y eso al turismo le favorece porque implica más movimiento de dinero, aunque no deja de ser preocupación y una acción fuera del marco de la ley”, sostuvo Leonardo Baguette, Presidente de la Cámara de Hoteles de la AHRCC. Y agregó que pese a ser un riesgo para los turistas, “el hecho de poder sacar hasta un 40 o 50% de diferencia cambiando los dólares en el mercado paralelo los incita a recurrir a estos lugares para poder extender su estadía o hacerla más económica”.
Asimismo, y “off the récord” un empresario hotelero porteño alertó sobre los negocios entre las llamadas cuevas y empleados de hoteles, quienes recomiendan dónde cambiar la moneda estadounidense. “Estoy seguro que pasa y existen, pero todavía no he podido comprobarlo, sino sería causal de despido inmediato”, alertó.
“Que el extranjero consume el dólar paralelo es una realidad. Yo lo evito, pero el mercado informal por más que digamos que no existe, está”, remarcó José Javier Fernández, Presidente de la Cámara de Cafés y Bares de Buenos Aires, quien comentó que “ante un dólar de $6,50 contra uno de $4,50 me parece que esos dos pesos no los va a desperdiciar así nomás”. A su vez, explicó que hay muchas inspecciones de la AFIP y que en los comercios no se puede tomar otro valor que no sea el oficial, por eso casi nunca reciben la moneda verde. “Básicamente no existe una libertad de mercado y ahí están los resultados, al argentino no le conviene consumir en Argentina, mientras que los visitantes no residentes al contar con la posibilidad de conseguir el dólar más alto están empezando a aprovechar esta situación”, dijo el dirigente.
En la misma sintonía, y frente al aluvión de extranjeros por las vacaciones de invierno el titular de la Cámara de Restaurantes de Buenos Aires, Camilo Suárez, reconoció que la brecha cambiaria existe y que los turistas no desconocen la posibilidad de exprimir la moneda. Sin embargo, dijo que “en los restaurantes las operatorias usualmente se realizan en tarjetas de crédito y se guardan los dólares”.
No obstante, un dirigente gastronómico patagónico manifestó: “Más allá de situaciones en las que uno no tiene participación, que el cambio favorezca a los extranjeros puede ser muy buen negocio para nuestros comercios también y hay que aprovecharlo”.
Por otra parte, y preocupada por mejorar las ventas de los negocios, una empleada de una casa de indumentaria deportiva del microcentro sintetizó: “A nosotros nos conviene que el turista venga y compre. Si lo hace en dólares está bien; pero si trae pesos cambiados en arbolitos mejor también porque se puede llevar más cosas”.

Una de cal y otra de arena
De la mano de las restricciones cambiarias y su mercado informal, AFIP no cesa en las inspecciones respecto al comportamiento de los comercios en torno a si reciben o no divisas extranjeras como forma de pago. Ya en varias oportunidades detectaron algunos casos en los que se cancelan ventas con dólares u otras monedas traídas por turistas.
Esta normativa, lleva a los visitantes a cambiar su moneda por pesos, usualmente en cuevas o arbolitos para así disfrutar de los beneficios del mercado paralelo que llega a ascender de un 25% a 50% de diferencia con el valor oficial.
En tanto que, el modus operandi de los inspectores recala en presentarse como clientes e intentar realizar una transacción con la moneda extranjera, si la compra se realiza con éxito les recuerdan al vendedor de la norma vigente, para que no vuelva a ocurrir, además de observar que no tengan el cartel con el valor legal de cambio de la moneda estadounidense. Y si bien aún no se han registrado multas, desde el organismo fiscal aseguran que “de reincidir en las infracciones las sanciones llegarán”.

Un caso particular
“Yo guío solo extranjeros procedente de Europa o Norteamericanos, y si bien todavía no me tocó vivir el tema de cómo cambiar su moneda, porque empiezo a guiar en septiembre, pienso que cuando los turistas necesiten hacerlo y se les presente el dólar paralelo, seguro me van a consultar qué les conviene hacer y no se que pasará”, le dijo a Mensajero Turístico María Leoní Gaffet Guía Provincia de Chubut, Matrícula G-29.
Con los europeos mayormente sacando dinero directamente por cajero, históricamente  no son muchos los que cambian agregó la guía, y explicó: “Donde yo vivo hay solo una casa de cambio y encima tiene horarios raros, así que mis turistas no cambian demasiado dinero. Alguno que otro me ha propuesto a mí comprarle dólares. No se qué va a pasar este año pero no creo que acepten el valor formal porque vienen enterados del tema y van a intentar sacar tajada de la situación”.



Un negocio detrás del negocio

“No hay un día en que no tengan consultas de extranjeros acerca de donde cambiar sus dólares a precios extraoficiales del mercado informal para poder quedarse más tiempo o hacer compras a valores más económicos”, le sinceró a este medio un guía turístico porteño que eligió mantenerse en el anonimato, y admitió que casi todos los turistas están al tanto del dólar blue.
Envuelto en un mercado cambiario donde el valor de la monede estadounidense fluctúa según el Banco Central a $4,53 y los centros de cambios ilegales llamados “arbolitos” o “cuevas” pagan más de $6,40, “nos convertimos en un intermediario que nos permite hacer una diferencia y de paso ayudar a que los extranjeros gasten más en el país”, dijo el guía. A su vez, agregó que en su caso personal el modus operandi funciona comprándoles él dólares a los turistas a $6, para después ir a “venderlos en el mercado blue y ganar mi parte”.
Consultado sobre si estas transacciones eran normales entre otros colegas, el guía remarcó que está completamente seguro que casi todos lo hacen. “No lo veo para nada mal; es más seguro que un argentino vaya a esos lugares que un extranjero, y además nos sirve para engrosar nuestro sueldo”, finali