"La ley de emergencia no es un capricho, sino una necesidad"
Lorena Matzen, diputada nacional de Río Negro por la UCR, pasó por "Charlas de turismo" y dijo que es posible unificar los proyectos del oficialismo y la oposición.
Por el diálogo constante que tienen con el sector privado, ¿cuál es la situación que atraviesa actualmente la actividad turística?
-Vimos situaciones y testimonios realmente dramáticos. Hay muchos que tuvieron que cerrar sus comercios y no se sabe si podrán retomar la actividad. Hubo un hecho icónico, como fue el cierre de Eves, la agencia más antigua de Argentina. Fue un dato bien patente de lo que está pasando con el turismo, que realmente está en emergencia. La ley no es un capricho, sino una necesidad del sector. El proyecto del oficialismo, que se aprobó en la Comisión de Turismo de la Cámara de Diputados, viene muy bien para la promoción y para la post pandemia, pero no es lo que está necesitando hoy por hoy la industria. Las empresas precisan saber que van a poder subsistir y mantener la fuente laboral, necesitan contar con la infraestructura que van a tener que usar en esta nueva normalidad. Además, sabemos que esto va a llevar mucho más tiempo de recuperación y que no se terminará con el levantamiento de las restricciones.
¿Qué pasó con el proyecto propio para declarar la emergencia turística que presentaste hace un tiempo?
-Nosotros presentamos un proyecto de declaración de emergencia en marzo, pero no contemplaba medidas como las que se incorporaron después. Luego de eso fuimos trabajando con los diputados Alfredo Cornejo y Gustavo Menna, y también recibimos una carta del sector, en donde nos especificaron los distintos puntos a considerar en el momento de confeccionar un proyecto. Nos lo marcaron desde la Cámara Argentina de Turismo y desde diferentes asociaciones. Así elaboramos un documento que tiene medidas financieras, económicas y laborales, y no sólo una declaración de emergencia. Contempla las necesidades del rubro turístico.
¿Qué sensación te dejaron las marchas de agencias y guías autoconvocados en varios puntos del país para reclamar por la emergencia sectorial?
-Nos dio mucha bronca porque sentimos que no se escuchó a las entidades empresarias. A pesar de lo que dijeron en el debate, se votó otra cosa. Si bien hubo una sensación amarga por la votación, quedó la semilla de algo que vino después. Más allá de haber perdido, logramos tener dictamen y eso implica que el proyecto llegará al recinto y se votará. Muchas veces hay iniciativas que se quedan en el recinto. Nosotros, al menos, tenemos eso. Por eso, la esperanza sigue intacta. La gente tomó conciencia de eso y empezó a organizarse en las marchas. Esto es algo totalmente inédito, porque el turismo no es un sector que marcha ni que está en cuestiones de proyectos de ley. Normalmente esto no ocurre y la dinámica va por otro lado. Ver a Bariloche lleno de guías, prestadores, agencias y transportistas fue emocionante. Fue lindo ver cómo se unieron todos para reclamar por algo que es justo, porque la ley de emergencia es una necesidad. Lo que salió en el dictamen de mayoría no necesitaba una ley, podía tranquilamente sacarse a través de los ministerios. En cambio, otras cuestiones fiscales sí requieren ser contempladas en un proyecto.
¿Qué les dijeron los dirigentes empresariales después de la votación en la Comisión de Turismo?
-Empezamos a escuchar el pedido de que nos uniéramos para ver cómo seguían los pasos parlamentarios. Fuimos haciendo reuniones con las cámaras, con federaciones y con los autoconvocados para explicarles estas cuestiones. Lo más importante es el tratamiento en el recinto. Muchas veces ocurrió que algo gana en una comisión y luego no pasa en el recinto, porque allí están todos los diputados. Lo que tiene que hacer el sector es convencer a los parlamentarios de sus provincias para que voten este proyecto y se logre la mayoría. Es la tarea a la que estamos abocados en este momento, sobre todo a la concientización de que necesitamos esta ley.
¿Cuál es la importancia de que el proyecto de Cornejo y Menna haya obtenido dictamen de minoría?
-Los dos van a ir al recinto y por eso es relevante haber logrado eso. El sabor amargo de la votación fue reemplazado por la lucha. Más allá de lo que pase en las próximas dos comisiones, los dos estarán en el recinto. Aún no está perdida la lucha por la ley de emergencia turística. De hecho, todo lo contrario. Por lo que veo en los funcionarios, en algunos diputados y por lo que está sucediendo con la presión que viene desde la base, es posible que en el recinto tengamos la sanción de la ley. Yo quisiera que sea lo más rápido posible, porque cuanto más tiempo pase, más pymes se nos caen. Lo que todos queremos hoy es certidumbre. Y eso lo puede otorgar nuestro proyecto. El de Fernández Patri vendría a ser complementario. Siento que quedamos enredados entre lo que necesita la industria hoy y lo que va a necesitar cuando debamos reactivar. Creo que los dos apuntan a etapas diferentes y se pueden complementar perfectamente. Es posible que podamos unificar ambas iniciativas en un único dictamen y llegar con eso al recinto. De esta manera le estaríamos demostrando a la gente que la clase política no se dedica solamente a peleas entre oposición y oficialismo, sino que nos sentamos a trabajar para lograr un consenso.
¿Y ves posible llegar a ese consenso con el oficialismo para unificar los proyectos?
-Ojalá que se convierta en algo real. Solamente falta la voluntad de las partes. Seguramente, el proyecto de emergencia que nosotros impulsamos sea muy abarcativo y puede que alguien nos diga que tal punto no va. Estamos abiertos a dialogar. De hecho, antes del debate en la comisión teníamos la intención de llegar a un criterio único. Tenemos que tratar de sacar algo que realmente sirva. La presión que ejercen los grupos autoconvocados está siendo muy fuerte. Si llegase a salir el proyecto de Fernández Patri sin modificaciones o con algunos cambios, al sector realmente no le servirá en este momento.
Hace unos días, desde la Cámara de Diputados comunicaron la decisión de excluir a la Comisión de Defensa del Consumidor, el Usuario y la Competencia del tratamiento del proyecto, aunque en las últimas horas dieron marcha atrás y volvieron a incluirla. ¿Esto es algo que suela ocurrir en estos casos?
-No es algo común. Cuando pasa, a los autores de proyectos nos alegra porque es un paso menos para que el texto llegue al recinto. En este caso, nos cayó muy mal porque la reunión estaba ya pactada. La buena noticia es que se volvió a incluir a esa comisión, porque además correspondía. Cuando hablamos de cancelaciones y devoluciones, el cliente también está esperando para ver cómo va a ser la prestación o el reintegro del servicio, y hay que ver cómo va a ser todo ese proceso.
¿Por qué se discutió tanto sobre si a la ley se le pone el nombre de "emergencia" o de "plan de auxilio"?
-Tiene que ver con una cuestión institucional. La palabra “emergencia” se utiliza en ciertos momentos de crisis y pone un cuadro de situación de cuestiones especiales, como la de eximir del pago del Impuesto a las Ganancias. Eso debe salir por ley. Por eso no es un capricho ni una cuestión semántica. Implica que están dados todos los requisitos para que se sancione, porque lamentablemente el sector está en emergencia.
¿Por qué no lograron llegar a un consenso el día de la votación y finalmente salieron con dos proyectos diferentes?
-Eso nos llamó la atención, porque veníamos teniendo reuniones con Fernández Patri para hablar de su proyecto de ley, que se adaptaba más a las necesidades que el actual. El día de la reunión apareció un proyecto totalmente diferente, en el que se desestimaba la emergencia y que conocimos prácticamente antes de comenzar el debate. No era el que veníamos trabajando. Antes de eso, en ambos documentos se hablaba de emergencia. Después llegó un texto que era sordo a lo que se estaba planteando en la comisión.
¿Qué puntos flacos le ves a esa propuesta del oficialismo?
-Todos. Desde lo fiscal, lo único que contempla es una moratoria. También habla de obras en infraestructura en los destinos, pero la inversión que se necesita hoy va por el lado de la puesta a punto de los prestadores para la implementación de los protocolos. Después, precisamos que los ATP se extiendan mientras dure la emergencia y no hasta cuando quiera el Gobierno nacional. Es necesario que sean claros en este punto. Además, para acceder a los beneficios los prestadores tendrían que demostrar que no tuvieron ingresos. Eso es una contradicción, ya que a partir del decreto que establece el aislamiento nadie pudo abrir ni tener ningún tipo de ingreso. Es ilógico solicitar eso. Nosotros decimos que únicamente tienen que ser prestadores incluidos en la Ley Nacional de Turismo. Otra cuestión importante es el de las devoluciones. El texto de Patri establece que el agente de viajes debe devolver el paquete contratado por el consumidor en un plazo de 21 días. ¿Es justo para el consumidor? Claro, pero no es posible para la empresa. En muchos casos, ni siquiera en cuotas.
¿Cuál es el desafío que tiene hoy la clase política que trabaja en el turismo?
-En este momento tenemos que despartidizar. Hay que dejar de pensar en que la oposición o el oficialismo tienen tal o cual proyecto. Debe haber una verdadera conciencia del problema.
¿El proyecto de Cornjeo y Menna es viable para el Estado desde lo económico?
-Si se nos caen las pymes, la futura sábana que tendremos será muy pequeña. Es totalmente posible si hay voluntad política. Hay que revisar el gasto del Estado. Esto no hay que verlo así, sino como una inversión en cuidar a la masa de contribuyentes que necesitamos a futuro para seguir sosteniendo al Estado. Hoy se está sosteniendo con la emisión monetaria, y desde ese lugar hay que ver dónde se pone el dinero. Si se destina al sector productivo, probablemente la plata va a volver.
¿Qué opinan del Programa de Preventa que se crearía a partir de la sanción del texto del bloque oficialista?
-Es buenísima la idea, pero en la realidad no funciona. Tenemos que pensar que habrá una nueva modalidad de turismo, y no apuntar a volver al lugar en el que estábamos antes. No veo que sea un programa que tenga un efecto inmediato. Quizá más adelante, cuando no haya tantas restricciones. Este tipo de medidas pueden servir en el mediano y largo plazo, pero en el corto se nos caen las pymes.