Desde un tiempo a esta parte parecería que nuestro país es el Jardín del Edén, un escenario ideal para que nazcan, crezcan y se desarrollen nuevas aerolíneas low cost. Al menos así lo dan a entender los medios  de comunicación nacionales, que ilusionan al público con viajar a Europa por U$S 300 o a Iguazú por $ 500. Y no nos queda claro si son estrategias de marketing o es porque Argentina da hacia el exterior una imagen de país de oportunidades a cualquier precio.
Como bien explica el semanario digital Aviación News en su última edición, el modelo de aerolínea low cost significa tarifas bajas, donde se paga solo lo que se usa, como bebidas, equipaje, auriculares, ubicación en el avión, prioridad para embarcar, entre otros ¿beneficios?
Dentro del modelo se destaca también la utilización de una flota de aviones uniforme, moderna y con escasa cantidad de personal, lo que les permite reducir drásticamente sus costos operativos.
Su desarrollo en Latinoamérica es reducido y, salvo en México, no encontramos casos reales de éxito en la región, algo que sí sucede en Estados Unidos o Europa mismo. En esta parte del mundo sí nos podemos encontrar con meras copias de baja calidad, en las cuales sólo las apariencias coinciden con el concepto de las empresas low cost.
Puntualmente, en Argentina instalar una aerolínea de estas características encontraría varios impedimentos difíciles de solucionar en el corto plazo. A saber: 1- los pisos de las tarifas son regulados por el Estado, situación que hace inviable hacer uso del argumento “viaje a Mar del Plata por tres pesos con cincuenta”, al menos por ahora; 2- nuestro país no posee aeropuertos alternativos, que en otros lugares del mundo tienen un costo sumamente inferiores a los de primer orden y se sustentan económicamente con los locales comerciales más que con el aporte de las líneas aéreas; 3- el personal de las aerolíneas que pretendan operar en nuestro país debería estar sindicalizado, algo que prácticamente no sucede en las low cost que vuelan en el resto del mundo, lo que hace que sus sueldos sean bastante más bajos que los de los convenios colectivos de trabajo. ¿Alguien imagina que APLA o APTA no exijan sindicalizar a pilotos o personal técnico en las nuevas aerolíneas autóctonas?
Sin dudas no solo Argentina, sino que la región entera aún no está preparada para incorporar aerolíneas low cost al mercado aerocomercial, se llamen Flybondi, Ryanair o Norwegian Airlines. Existen intentos, pero al momento de discutir condiciones operativas, estas se encuentran demasiado lejos de los escenarios óptimos, necesarios para que puedan operar en circunstancias económicamente favorables.