Voy en camión, también en avión
En la disputa por el directorio de Aerolíneas se vieron las verdaderas fuerzas de cada uno de los sectores políticos. Alak y Pérez Tamayo se disputaban la gerencia para sí. Sin embargo, a último momento apareció Hugo Moyano y se llevó el botín más preciado con la designación de Mariano Recalde al frente de la aérea.
Cuando Ricardo Jaime no había terminado de vaciar el placard de su oficina en la Secretaría de Transporte y ya se olían los rumores de más cambios en el Gabinete, los sectores que se disputan el poder de Aerolíneas Argentinas vieron el momento para reacomodar sus piezas en el tablero. El mismo día que Jaime presentó su renuncia, Jorge Pérez Tamayo, líder de la Asociación de Pilotos de Líneas Aéreas (APLA) envió una Carta Documento amenazando que en temporada alta (es decir, en julio) quedarán vuelos programados sin volar, por falta de pilotos para la nueva flota de aviones 737-700. El reclamo de APLA fue por la presunta “inacción” del entonces gerente General de Aerolíneas, Julio Alak, para concretar el “llamado a opción” para los nuevos Boeing 737-700 de la compañía. “Todo esto nos hace presagiar una temporada alta seriamente comprometida, de la que (Alak) resultará responsable, conjuntamente con el resto de los directores de la empresa”, decía.
En otra carta documento, Alak respondió que el reclamo para incorporar nuevos pilotos “se efectúa sobre una hipótesis de flota inexistente” y agrega que en la plantilla de Aerolíneas hay 837 pilotos, de los cuales 150 fueron incorporados en febrero de este año y que el reclamo de APLA implicaría incorporar otros 91 pilotos. La carta de Alak remata con una intimación: “Los exhorto a abstenerse de realizar o inducir la adopción de acciones u omisiones de las que pudieran derivarse perjuicios al servicio”.
No obstante, el líder sindical Hugo Moyano se cobró su apoyo político al oficialismo y se quedó con la caja más importante del área de transporte.
Directorio dividido
Estas bolas de fuego cruzadas tenían como fondo un botín definido: la gerencia de Aerolíneas, que ya se sabía, iba a ser abandonada por el ex intendente de La Plata. Las versiones de más asidero indicaban que Pérez Tamayo quería para él este puesto clave, algo que el propio Jaime le habría prometido antes de abandonar el Directorio. Por su parte Alak ya tenía un hombre de su riñón para el puesto que dejaría vacante. Su candidato era Héctor García Cuerva.
Aerolíneas Argentinas tuvo siempre un directorio dividido. Hasta el miércoles 8 de julio la conducción fue para Julio Alak. Pero Pérez Tamayo jugaba con la carta de ser aliado a los K, ya que desde hace un tiempo él es el comandante cuando Cristina viaja en un avión alquilado a Aerolíneas Argentinas.
Lo cierto es que los gremios aeronáuticos habían firmado un acuerdo de paz social con el Gobierno, pero desde la renuncia de Jaime este pacto estaría resquebrajándose precipitadamente. El gremio que encabeza Pérez Tamayo había mantenido con Jaime una férrea alianza desde los últimos años en que Aerolíneas fue manejada por Marsans, entendimiento que se reforzó cuando la aérea fue estatizada. Ese esquema entró en jaque con la llegada de Juan Pablo Schiavi, un hombre del Ministro de Planificación Federal Julio De Vido, quien mantiene una actitud distante con el gremio de los pilotos.
Terminadas las especulaciones, el martes a última hora, el Gobierno anunció los cambios en el Gabinete que incluyeron, entre otros, la designación de Julio Alak al frente del Ministerio de Justicia, Seguridad y Derechos Humanos. En el mismo comunicado se nombraba a Mariano Recalde como Gerente general de Aerolíneas Argentinas.
Mirá quien habla
Con el debilitamiento que sufrió el Gobierno después de las elecciones legislativas, que se manifiesta en este drástico viraje donde parte del Gabinete fue reemplazado por funcionarios ciento por ciento “leales”, empezaron a aparecer los expertos en oportunismo, y sin duda el ex Presidente Eduardo Duhalde es un magistrado en la materia.
Por otro lado, la debilidad del Gobierno se hizo notoria en la última jugada política de Hugo Moyano, aliado a los Kirchner hasta la derrota de las legislativas de junio. El secretario General de la CGT se mostró apoyando una supuesta candidatura de Eduardo Duhalde para presidir el Partido Justicialista (acéfalo desde la renuncia de Néstor Kirchner): “¿Cómo no lo voy a atender si me llama? Los peronistas somos así. Siempre tenemos esa relación permanente, no podemos ocultar ni negar el peronismo”, dijo. Apenas unas horas más tarde del coqueteo del camionero con el caudillo de Lomas de Zamora, el matrimonio Kirchner intentó contenerlo con una nueva caja.
La llegada del abogado laboralista Mariano Recalde al frente del directorio de Aerolíneas Argentinas, puede leerse como un pago al titular de la CGT, quien anhelaba, sin ocultarlo, ese estratégico lugar. Moyano, después de la derrota del Gobierno, estaba muy atento a no perder las cuotas de poder que fue acumulando estos años. Su estrategia le dio resultado. Con esta última jugada, el camionero se sumó para sus porotos otra área de la Secretaría de Transporte en la cual ya controlaba Transporte Automotor de la mano del subsecretario Jorge González.
Piloto de Moyano
El Abogado Mariano Recalde tiene 37 años y es hijo del diputado nacional Héctor Recalde. Nació en 1972 y es egresado del Colegio Nacional de Buenos Aires, en donde hizo su primera incursión en la política. El actual titular de Aerolíneas Argentinas denunció y probó en 1988 el fraude electoral de Franja Morada en la escuela. Al año siguiente, fue electo presidente del Centro de Estudiantes.
En 1991 inició sus estudios de Derecho en la Universidad de Buenos Aires e ingresó a trabajar en el poder judicial, convirtiéndose en integrante de la comisión directiva.
En 2003 renunció a su cargo en el Poder Judicial para acompañar a su padre en el estudio jurídico familiar y en el asesoramiento a diversos sindicatos y gremios, desde donde ganaron numerosos juicios a empresas y a favor de trabajadores.
Cinco años más tarde, en 2007, se doctoró en Derecho Laboral y se enfrentó con el rector Aníbal Alterini, lo que casi le cuesta más tarde la expulsión como docente de la Facultad de Derecho.
Terminó por hacerse famoso en noviembre de ese año cuando dio a conocer una serie de cámaras ocultas a Santiago Lynch, un representante de la Cámara de Empresas de Servicios de Vales Alimentarios, lo que propulsó la aprobación de la Ley de Tickets.
Los que cobran sin trabajar