“Me movía para acá y estaban hablando del futuro del Turismo. Iba para otro lado, y se escuchaba que con los cambios ahora la actividad volvería a repuntar. Fui al baño, y en las piletas debatían si Kicillof iba a darle una mano al Turismo. Finalmente opté por volver a casa y apenas pongo la radio lo escucho a “Coqui” Capitanich diciendo que el  objetivo es garantizar previsibilidad y darle tranquilidad a la gente y empresarios”. Cansando de tantas palabras y pocas certezas, el dirigente protagonista de esta historia se fue a dormir pensando “mañana será otro día”.

Con la casilla del buzón de correos lleno y atestado de llamadas pérdidas, el funcionario cuyano estaba saturado de su Gobernador. “Estuvo 15 días afuera paseando y ahora que vuelve a trabajar me recrimina que no estoy en la Provincia”, se quejaba el referente de la cartera turística mientras trataba de tomar un café en el Florida Garden durante una pausa de trabajo. Resignado ante tanta presión, el funcionario adelantó su regreso para ponerse a disposición del Gobernador. Mientras tanto varios temas quedaron pendientes para la próxima visita. ¿Habrá otra?

Dicen, dicen, que durante el Dakar 2013, dos importantes funcionarios tuvieron que dormir en un casco de una bodega porque no encontraban lugar en ningún hotel de Fiambalá. Como no son zonzos, se anticiparon y para esta edición del Rally, ya hicieron todas las reservas. No sea cosa que otra vez tengan que tomar de “queruza” los tintos en una improvisada bodega-hotel.

“Con tanta prensa tendenciosa y operadores que solo cuidan su negocio a más de uno opté por dejar de comprarle”, contaba un enojado agente de viajes que estuvo varios días acumulando pesos en su cuenta bancaria, porque sus proveedores de toda la vida les negaban las cobranzas de los servicios solicitados por sus pasajeros, aludiendo que no querían correr el riesgo ante posibles cambios en las reglas. Ni lento ni perezoso, la operación la concretó con otra operadora y advirtió: “Que haga la cola, pero bien larga porque no le vuelvo a comprar por un buen tiempo” ¿Se viene la rebelión de los minoristas?

Como siempre en los eventos está el personaje glotón, que engulle cualquier cosa que venga en forma de canapé, y el borracho, que se atornilla un vaso a la mano y constantemente lo llena con lo que se le cruce ante la vista. Esta vez, le tocó el turno a una veterana agente de viajes que se venía bamboleando por los pasillos de un hotel capitalino al retirarse de una presentación, y sorprendió a varios de sus colegas cuando admitió que el vino “se le estaba subiendo a la cabeza”. Alguien le debería pasar la dirección de Alcohólicos Anónimos para que no siga haciendo papelones.