Para quien guste de un descanso y del placer de recorrer la historia rodeado de maravillosos paisajes, este sitio es uno de los destinos que no puede dejar de conocer.
Esta Reserva, formada por un conjunto de cerros, entre los que se destaca el Colorado, el Veladero y el Inti Huasi, está ubicada entre cursos de agua que forman balnearios naturales. Es el lugar ideal para disfrutar del silencio, el cual sólo es alterado por el silbar del viento y el canto de las aves que anidan en numerosos molles, espinillos, aromos, mistoles, matos y piquillines.
El lugar sugiere a quien lo visite transportarse en forma imaginaria hacia tiempos en los que ningún calendario existía, y llegar a conocer cómo el hombre, que era dueño de estas tierras, aprendía con la naturaleza el desafío de su existencia diaria.
La tierra colorada, el verdor restallante de la vegetación y el cantar de los ríos lograron el milagro de preservar la magia y el misterio indescifrable de sus solitarios senderos. Estos cerros atesoran las famosas cuevas donde nuestros aborígenes plasmaron en pictografías escenas de su vida cotidiana y creencias religiosas. Esas pinturas rupestres están consideradas como las más bellas demostraciones artísticas del período precolombino, constituyendo uno de los yacimientos más importantes del continente americano. Su testimonio, que no pudo ser borrado por los siglos, permanece intacto y abierto a los ojos de quien desee conocerlo.
El turista también puede visitar la que fue la casa del poeta y excelso guitarrista Atahualpa Yupanqui, quien arribara a éstas tierras en 1938 por primera vez y, embrujado por los duendes ancestrales, la hiciera su lugar.