Según cálculos de la Asociación Internacional del Transporte Aéreo (IATA), las aerolíneas han perdido 1.265 millones de euros debido a las restricciones impuestas por las autoridades a causa de la nube de ceniza generada por un volcán en Islandia.
“Y lo que es peor, la crisis ha impactado en el 29 por ciento de la aviación oficial”, dijo Giovanni Bisignani, director general de la IATA. “La crisis eclipsa a la del 11-S cuando el espacio aéreo estadounidense estuvo cerrado durante tres días”, agregó.
El responsable de la IATA reclamó una unificación de ese espacio y fue crítico con los líderes europeos, ya que, según él, no basaron sus decisiones en “hechos concretos”.
En la misma línea se pronunció el presidente del Consejo Mundial de Viajes y Turismo (WTTC), Jean-Claude Baugarten, al afirmar que las autoridades manejaron la crisis de la ceniza “con mentalidad de principios de siglo XX”. El dirigente cree que un centro de control de toda Europa evitaría circunstancias similares.
Ante las quejas, la secretaria de Estado de Transportes, Concepción Gutiérrez, admitió que “se han cometido fallos” en la gestión de una “situación absolutamente crítica”, aunque indicó que debía primar la seguridad de los pasajeros. “Nadie quiere subir a un avión sin saber si va a llegar a casa”, afirmó, por su parte, el secretario de Estado británico para Europa, Chris Bryant.
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