Volver a empezar
En un dialogo exclusivo, habló sobre la nueva flota, los acuerdos para reestructurar el pasivo y el plan para deshacerse de aviones obsoletos. También se refirió a la situación actual de la empresa, la relación con los sindicatos y la función de Aerolíneas Argentinas en el mapa aéreo del país.
Mariano Recalde tiene 37 años, es abogado laboralista y asesora, fundamentalmente, a distintos sindicatos entre los cuales le tocó, alguna vez, defender los intereses de los trabajadores vinculados a la industria aerocomercial. Hace dos meses la Presidenta de la Nación, Cristina Fernández, lo convocó para que tome las riendas de Aerolíneas Argentinas, lo que “era una misión casi imposible”, asegura. Dice que lo llamaron porque “hacía falta alguien honesto y que tenga, además, chapa de honesto” y que aceptó porque está convencido del modelo de país que se planteó el Gobierno y este puesto en Aerolíneas “es un buen lugar para defenderlo”. Asegura que es lo que es, es decir abogado y ahora gerente General de la línea de bandera, porque no pudo ser futbolista, ya que dos lesiones graves en la rodilla le impidieron seguir vistiendo la camiseta número 6 de GEBA. Sentado en una oficina del noveno piso de Bouchard 547, frente al comedor del diario que disparó la acusación por una supuesta paga de sobreprecios por los 20 Embraer, Recalde se toma su tiempo para responder cada una de las preguntas de Mensajero. A veces deja escapar su mirada hacia el paisaje que le devuelve la ventana y regresa a la mesa con una repuesta contundente. Otras veces evalúa qué responder. Sin café de por medio, con un té que dejó enfriándose en su despacho, Recalde enfatiza que “sin la flota nueva va a ser muy difícil cambiar la realidad de la empresa” y asegura que , “emocionalmente”, la medida que más le costó tomar, hasta hoy, fue recortar las horas extras de los trabajadores de la compañía.
¿Cuál es la actualidad de Aerolíneas?
Hoy Aerolíneas tiene tres grandes problemas: el pasado, el presente y el futuro. El pasado se traduce en una deuda con casi todos los proveedores que le impide a la empresa funcionar debidamente en el día a día. Entre otras cosas, esta deuda hace más cara la compra de materiales, más dificultosa la contratación de servicios y el acceso al combustible, ya que hay que pagarlo en efectivo. En esta situación el Estado nacional se hizo cargo de Aerolíneas. Además, la empresa tiene un problema cotidiano que es el déficit operativo: todos los meses Aerolíneas gasta más de lo que ingresa; esto es el presente. El otro problema, ya en el plano del futuro, es que para solucionar este déficit hacen falta fuertes inversiones, y Aerolíneas no tiene ni plata para invertir ni financiamiento, porque hoy la empresa todavía está concursada. Cuando uno analiza la realidad de una empresa en estas condiciones, pensaría que es inviable.
¿Cómo se sale de esta situación?
Tenemos un plan para reestructurar y postergar la deuda a través del financiamiento del Estado nacional. Lo más probable es que se cree un bono. Yo creo que todos los acreedores van a aceptar, porque entre no cobrar hoy y tener un instrumento que incluso pueden vender en el mercado, van a optar por lo último. Con esto vamos a poder limpiar todo el pasivo, una mochila de adoquines que nos impide caminar diariamente.
Si bien no tenemos financiamiento privado, sí conseguimos lo más importante para una aerolínea comercial que es la inversión en la flota. Con un financiamiento conjunto entre el BNDES de Brasil y el Estado nacional, compramos 20 Embraer. Por otro lado, con el financiamiento del Estado español vamos a comprar los Airbus. Esto es fundamental: renovar la flota es la medida más importante para poner a funcionar bien a la compañía. De trabajar con aviones que son caros en combustible, en mantenimiento y que vuelan pocas horas vamos a pasar a tener aviones mucho más económicos que no pierden tiempo ni dinero en repuestos, que brindan un servicio mucho más eficiente porque tienen una confiabilidad mucho mayor, que no generan atrasos y que vuelan muchas más horas por día. Esto nos da una expectativa para aumentar los ingresos y bajar los gastos, que es la principal tarea.
En el corto plazo, ¿cuáles son los planes de la compañía?
En el medio estamos en lo que denominamos un plan de transición, que se va a extender hasta que podamos renovar toda la flota que es, insisto, lo que va a ser que la empresa funcione completamente distinto, porque si no renovamos la flota, la realidad va a ser muy difícil de cambiar. De los 12 Boeing 737-700 que se adquirieron ya entró el sexto y van a llegar a razón de uno por mes; en cuanto a los Airbus estamos trabajando para que lleguen tres antes de fin de año y los Embraer entrarían antes de junio del año que viene y terminarían de entrar en el 2011, año en el que tendríamos toda la flota renovada. Mientras tanto estamos trabajando en un plan de transición que tiene dos objetivos: reducir el gasto al mínimo y mejorar la calidad del producto al máximo en puntualidad y seguridad en términos de certeza (no de seguridad aérea que es una de las pocas cosas que funcionan realmente bien en la compañía). Bajamos gastos en mantenimiento, reducimos a la mitad gastos en repuestos y de service innecesarios, estamos renegociando con las petroleras el precio de los combustibles y sobre todo la forma de pago, recortamos horas extras y estamos cambiando los hoteles donde se aloja la tripulación que va a instrucción o que está en servicio. Del Fontainebleau de Miami, donde pagábamos 200 dólares la noche, los pasamos al Hyatt, que sigue siendo un hotel cinco estrellas pero nos cuesta 70 dólares.