Luego de un año al frente de la línea aérea de bandera, Mariano Recalde analizó la situación de la compañía y destacó el crecimiento logrado “a pesar de la realidad que vivía la compañía”. La relación con los gremios, la posibilidad de volver a IATA y el futuro de Aerolíneas fueron algunos de los temas abordados en esta entrevista exclusiva con Mensajero.

Desde que se hizo cargo de Aerolíneas Argentinas duerme cada vez menos. Tomar el mando de la compañía le significó muchos días sin sueño e incluso ver cada vez menos a su hija de tres años. Pese a la demanda que le requiere su cargo, Mariano Recalde recibió a Mensajero en su despacho ubicado en el 9º piso del edificio de la calle Bouchard. Enseguida retira los papeles de su escritorio y se dispone a conversar. Desde su aspecto transmite tranquilidad aunque también demuestra firmeza en cada una de sus respuestas. Conozca la opinión del hombre que conduce la emblemática línea aérea de bandera.

Apenas asumió como presidente de Aerolíneas Argentinas nos dijo que lo más duro para usted iba ser despedir gente. Un año después, ¿Cual fue la decisión más difícil de tomar?
Es complicado encontrar un ganador. Pero creo que lo más difícil fue tener que hacer frente a una multiplicidad de complicaciones. Por suerte pudimos formar un equipo de trabajo sólido que pudo enfrentar cada situación problemática. Cabe destacar que resolvimos más problemas de los que teníamos previstos, aunque todavía nos falta resolver muchos más.

¿Alguno para destacar?
Hemos tomado algunas decisiones que son históricas para la compañía: la regionalización de Aeroparque, la quinta libertad en Venezuela –que es algo que Aerolíneas pide desde hace 37 años-, el proceso de renovación de la flota, la recuperación de las oficinas de Madrid y estamos a un paso de reingresar a IATA.

¿Cuán cerca está Aerolíneas de volver a IATA?
Muy cerca. Confío que se dará este año.

¿Y qué posibilidades hay de integrar alguna alianza?
Estamos muy cerca de conseguirlo también, pero no puedo decir más..

Una de las principales tareas que le encargó la Presidenta Cristina Fernández fue que AR uniera la mayor cantidad de destinos posibles dentro del país. ¿En que medida esto se está logrando?
El mandato de la Presidenta de darles mayor conectividad a los argentinos lo estamos cumpliendo satisfactoriamente; tanto en calidad como en cantidad. Logramos recuperar los niveles de puntualidad y regularidad. Con la presentación de la nueva programación que hicimos en marzo se notó el incremento de vuelos, que alcanza el 30 por ciento. Esto nos ha permitido lograr –durante los últimos tres meses- un récord histórico de horas voladas en la empresa. En mayo, por ejemplo, volamos 14.222 horas, algo inédito en la historia de Aerolíneas para ese mes.
Además, desde el mes de noviembre estamos liderando el ranking de puntualidad junto a nuestra competencia. Este último mes tuvimos algunas dificultades producto de diferentes conflictos gremiales que se sucedieron de manera consecutiva. Pero dejando esto de lado, llevamos ocho meses de regularidad. Y esto se convierte en un círculo virtuoso: cuando uno vuela más y mejor tiene más pasajeros, esto genera mayores ingresos, con lo cual se pueden poner más aviones en funcionamiento, mejorar el servicio y el humor de los empleados. Espero que podamos continuar mejorando. Supongo que el ingreso de los Embraer va a acelerar este círculo virtuoso.

¿De qué manera se van a incorporar los Embraer?
A fin de julio llegan los aviones. Calculamos que el primero estará volando a fines de agosto. Este año entrarán nueve en total y en el primer semestre de 2011 llegarían los 11 restantes. Todos estarán destinados para Austral y ya van a venir con la nueva imagen de la empresa.

La semana pasada un colega suyo nos decía en un reportaje que se podía volar un 30 por ciento más de lo que se estaba haciendo en la actualidad. ¿Le alcanza a Aerolíneas con ese porcentaje o necesitaría optimizar aún más sus recursos para equilibrarse?
Para equilibrarnos lo que planteamos en nuestro plan de negocios es volar más de un 30 por ciento. Esto no lo planificamos alocadamente sino que está basado en estudios científicos que prevén un aumento de la demanda.

Para cumplir este objetivo de volar más del 30 por ciento, ¿es necesario también incrementar los recursos humanos?
No, lo que vamos a hacer es optimizar los recursos. La nueva flota que tenemos pensado incorporar en los próximos años será mucho más homogénea. Cuando llegamos había siete flotas distintas. La idea es tener una sola flota en Austral –Embraer-, una flota en Aerolíneas Argentinas para fuselaje angosto y una para fuselaje ancho.
Esto nos va a permitir optimizar los recursos humanos. Para que se den una idea, los pilotos, al tener siete flotas, están haciendo cursos de transición constantemente.

Después de asumir como Ministro, Enrique Meyer decía que la Presidenta tiene ADN turístico y por eso tomó al sector como política de Estado. En ese sentido, ¿cuál es el rol de Aerolíneas Argentinas?
La Presidenta tiene ADN turístico pero sobre todo tiene ADN federal. Es una persona del “interior profundo” –como dice ella- y entiende las necesidades de cada actividad del país. Tiene una visión política de la Argentina pensada en el interés de sus habitantes. Cristina Fernández entiende que Aerolíneas Argentinas es una herramienta fundamental para satisfacer ese interés y promover el desarrollo de la Argentina en dos aspectos fundamentales. Por un lado, el Turismo como herramienta de desarrollo, generador de empleos e ingresos y motor de la economía. Por otro lado, la conectividad más allá del Turismo, que también es un instrumento que favorece el desarrollo y la inversión en otros sectores de la economía.
Aerolíneas Argentinas no es una empresa de Turismo, es mucho más que eso. Hay que sostener los destinos turísticos y, a su vez, mejorar y garantizar la conectividad con destinos que no lo son.

¿Para que eso se concrete sólo hacen falta más aviones?
Estamos volando al máximo de nuestra capacidad. De hecho, hemos diseñado una programación muy agresiva con los recursos actuales. Tenemos 53 aviones y el plan de negocios prevé contar con 73. Cuando el Estado se hace cargo de la compañía sólo había 23 aviones en condiciones de volar sobre una flota de 88. En su momento algunos medios publicaron que sólo uno de cada tres aviones volaba y era verdad; pero se olvidaban de que cuando el Estado se hizo cargo dos de cada tres no volaban.

¿Qué pasó con los aviones que faltan para llegar a los 88 iniciales de la flota?
Son aviones que están abandonados, sin repuestos, sin mantenimiento…

¿Y siguen generando gastos?
Sí. Y muchos de ellos son alquilados. Recién terminamos de devolver la flota de Airbus 320 y 310 que alquiló Marsans y que nunca volaron. El último que devolvimos nos insumía un gasto de 350 mil dólares por mes desde hace dos años.

Cualquiera se preguntaría por qué un avión nuevo, que insume tanto gasto, no vuela. ¿Cuál fue la razón por la que esos aviones nunca volaron?
Habría que preguntárselo a Marsans.
 
¿Cómo fue el proceso de renovación de la imagen de la compañía?
Empezó antes de que yo asumiera. Fue un proceso muy profesional que incluyó dos mil encuestas entre los empleados de Aerolíneas, reuniones, workshops, entrevistas a gerentes, directores, gremios. Lo que se hizo fue recoger los valores más arraigados de la compañía, modernizarlos y valorizarlos. A su vez, nosotros ajustamos la visión y misión de la empresa a esta nueva realidad; de una empresa que está pensada como un servicio público.

¿Los empleados de la compañía están alineados con este proyecto propuesto?
Estoy convencido que este proyecto llenó de afecto y entusiasmo a la gente y que por eso se decidieron a apostar una vez más por Aerolíneas. Ese entusiasmo de la gente nos contagia a nosotros también. Hace poco hubo un hecho que me sorprendió: cuando presentamos el plan de negocios a los empleados de Aerolíneas pasamos un video institucional y la gente empezó a aplaudir y no paraba nunca; incluso algunos se emocionaron hasta las lágrimas.

Teniendo ese material humano del que habla, ¿cómo es posible que la compañía tenga tantos conflictos gremiales?
No son tantos los conflictos. Pero demuestra también que los gremios están vivos. El conflicto es parte de la vida; el asunto es poder administrarlos, resolverlos y seguir prestando servicio. Hasta ahora lo hemos resuelto bien, a través del diálogo y el consenso. De hecho hace tres meses que vencieron las paritarias y no hemos tenido ningún conflicto por eso. Es más, estamos muy cerca de llegar a un primer acuerdo. No son graves los conflictos; si bien tienen mucha repercusión en los medios no han tenido gran incidencia en la operación.

Una de las críticas hacia la compañía fue que el Gobierno tomaba medidas para favorecer a Aerolíneas en detrimento de otras líneas aéreas…
No veo que el Estado haga nada para favorecer a Aerolíneas. La trata igual que al resto de las compañías; a pesar de que somos la única que brinda un servicio público. Nosotros no podemos, ni debemos, dejar de volar  una ruta porque no sea rentable.

La operación a Sudáfrica fue altamente cuestionada. ¿Se justificó económicamente?
La operatoria fue exitosa. De hecho, hoy analizábamos que si Argentina sigue avanzando no vamos a tener más asientos.
Hacía muchos años que AR no volaba a un mundial y nosotros hemos logrado colocar más de 18 vuelos sin afectar la operación regular.

¿Asumir como presidente de Aerolíneas Argentinas en que lo cambio?