Julio Moreno Ventas, un andaluz de cuerpo y alma que fue conquistado por Buenos Aires y que dirige desde hace tres años la Oficina Española de Turismo, desplegó toda su simpatía en un almuerzo donde no evitó ningún tema, por más espinoso que sea.

¿Cómo llegás a Buenos Aires?
Yo conocía la ciudad desde el año 97, y desde entonces estuve viniendo casi todos los años. Después de tantas visitas la ciudad te enamora, y me apetecía mucho la experiencia de vivir fuera de mi país. Si bien había viajado durante 11 años por todo el mundo siempre volvía a mi Sevilla de mi alma, que es donde está mi casa. Buenos Aires era entonces, y lo sigue siendo, el mejor lugar para trabajar, vivir, divertirme y hacer todo lo que estoy haciendo.

¿Lo pediste?
Si, si. Estos destinos se convocan públicamente y tienes que reunir una serie de requisitos, hay que tener méritos, y se te adjudica, o no, en función de ellos.

La alternativa era…
Buenos Aires o Miami. Y preferí esta ciudad. Son dos destinos bien diferentes. Esto es más auténtico, a Miami sólo lo hubiera pedido porque tengo muchos amigos a los que he ido a visitar muchas veces, incluso tuve una hija trabajando allí, pero como país me apetecía mucho más Argentina, y me decía “que no me den Miami, que no me den Miami”, y al final tuve suerte, o mis méritos fueron suficientes, y aterrizamos hace, justamente esta semana, tres años.

¿Cuánto tiempo más calculás que estarás por aquí?
El plazo máximo que nos permiten es cinco años. Me gustaría que me dejaran algo más porque francamente me siento muy cómodo aquí, aunque cinco años es un plazo suficiente para el trabajo que estoy haciendo, pero pienso que en los dos años que me quedan no voy a culminar algunas ideas o proyectos.
Dentro de dos años tendré 64, y en España nos permiten jubilarnos desde los 65, con lo cual casi lo que me pide el cuerpo es “déjenme que me jubile en Buenos Aires” y ya veré yo que hago luego con mi vida, si me regreso a Sevilla o me quedo algún tiempo más acá; y no me importaría iniciar alguna aventura en el sector privado ya que toda mi vida discurrió en lo público, y a lo mejor me anime.

¿Cuál fue el cambio más significativo desde tu llegada a la Oficina Española de Turismo?
Habría que preguntárselo a quienes conocen la trayectoria de la Oficina (risas), pero yo no vine con la idea de generar cambios …

Pero vos recién dijiste que te iban a quedar cosas por hacer y eso implica un cambio…
Yo he querido, como nos pasa a todos, pues dar mi impronta a mi quehacer diario. ¿De qué manera? Pues me encontré una oficina en la que quizás no se discriminaba suficientemente el tipo de promoción que se estaba haciendo, ya que era muy genérica. Yo pensé que podía ser mucho más eficaz ir segmentándola.
Hemos dado más peso a actividades dirigidas al público consumidor; ya que es el que manda, yo tengo que generar en él la motivación. Eso por un lado. Y además porque el consumidor no va a dejar de utilizar las agencias, pero no siempre va a usarlas. ¿Y qué hacemos con ese consumidor? Pues presentarle la oferta española para que cuando ingrese en la red aparezcan los destinos con los que pueda sentirse enganchado. Esa es nuestra tarea.

España dejó de estar presente en muchas Ferias en el mundo. ¿Hacia qué lado están canalizando esa promoción?  
En primer lugar no es que haya sobrado dinero, porque hemos sufrido un recorte presupuestario, pero para Turespaña hay muchas Ferias que aportan poco, ya que en general se han convertido en espacios interesantes para las relaciones públicas, pero cada vez menos para el negocio. Ahora se han convertido en vidrieras donde la gente va a ver, y a ser vista, por eso han reducido los enormes presupuestos que significaba estar en ellas, dejando las realmente interesantes. Para mí fue una enorme satisfacción saber que la única Feria en la que estamos presente, que es la FIT, se mantenía y ha sobrevivido a esa crisis. No hay que olvidar que nuestra oficina, más allá de que tiene su sede en Buenos Aires trabaja en siete países de la región y nos viene muy bien para establecer relaciones con la gente de Perú, Ecuador, Chile, Uruguay, Bolivia y Paraguay, sería absurdo desperdiciar esa oportunidad. Hemos reducido, eso si nuestra inversión, pero también es cierto que se ha reducido la demanda de operadores españoles. El año pasado batimos récords con 23 representantes, y este año casi va a estar por la mitad.

¿Cómo viaja el argentino a España? Y no me digas en avión...
Creo que hay una mayoría que viaja sin paquete turístico. Hay una porción importante queviajan a través de internet y eligen su ruta, sus alojamientos e incluso los sitios donde van a comer. Para un argentino eso les resulta muy fácil por razones muy lógicas, como ser el idioma y porque se sienten como en casa.

¿Y qué pasa con los argentinos que son deportados?
Las explicaciones no son buenas, y yo añado, son malas, y hasta tendenciosas.
Voy a dar un dato que no siempre se da, y si se da, se falsean las cifras. El año pasado entraron a España 195 mil argentinos. De ese total fue rechazado un 0,08%, eso es muy contundente. Es noticia que un hombre muerda un perro y no que un perro muerda al hombre, y es lo que pasa aquí. Por otra parte los rechazados, ¿son rechazados caprichosamente? No. Porque les faltan algunos requisitos que exige la Unión Europea, y esto que quede claro, no son requisitos de España, que aplica la legislación europea con rigor. Punto. Yo digo que pocos deben ser rechazados en Eslovaquia, pero ¿qué argentino va a Europa entrando por allí? Obviamente pocos o ninguno. ¿Dónde se da la mayoría de los rechazos? En Barajas. Porque el 90 o 95% de los argentinos entra a Europa por España. Las cau