El gobierno de Alemania busca formas para cerrar su déficit presupuestario, para lo cual ha modificado su plan para recaudar 1.000 millones de euros al año con un nuevo impuesto sobre los pasajeros de aerolíneas, incrementando el tributo sobre los viajes de larga distancia.
Alemania anunció en junio la propuesta para crear un impuesto a los viajes en avión, en el contexto de un programa de austeridad de 80.000 millones de euros.
El plan previo incluía un impuesto de 13 euros para vuelos cortos y de 26 euros para todos los demás vuelos.
Por su parte, la asociación de aerolíneas alemanas BDF ha dicho que espera que unos 10.000 puestos de trabajo sean trasladados al extranjero y que el volumen de pasajeros alemanes caiga en unos 5 millones de pasajeros al año, como resultado del impuesto.
Las reacciones no se han hecho esperar y es que en 2009, 182 millones de pasajeros pasaron por los aeropuertos alemanes. El nuevo plan golpearía con más fuerza a las líneas aéreas que hacen recorridos largos como Lufthansa y sus rivales europeos British Airways y Air France-KLM.
Air Berlin, segunda aerolínea más grande de Alemania, que ofrece vuelos principalmente dentro de Europa, ha criticado el impuesto. Para Joachim Hunold, presidente ejecutivo de Air Berlin, ‘si una familia de cuatro miembros tiene que pagar 120 euros más por unas vacaciones en Egipto, entonces se está poniendo la carga nuevamente sobre la