Para la gran mayoría de los destinos el turismo es una especie de bendición ya que se ven favorecidos en la creación de puestos de trabajo, ingreso de divisas y la posibilidad de mostrar su cultura y costumbres a otras personas. Estos destinos buscan las formas de diversificar su oferta para seguir atrayendo a los viajeros, ya sea a través de la creación de nuevas experiencias, promociones o actualización de su estructura hotelera, por ejemplo. 

Pero para otros destinos, la masificación es una verdadera pesadilla y es un fenómeno que se viene dando en los últimos años, sobre todo en Europa, donde ciudades tradicionales están tomando medidas para que el arribo de turistas internacionales no termine perjudicando ni a los residentes ni a su entorno.

“Hoy en día, es más importante que nunca contar con una gestión adecuada del sector turístico en favor tanto de los visitantes como de los residentes, y asegurar que las comunidades locales se beneficien del turismo y sean escuchadas”, dijo el Secretario General de la OMT, Zurab Pololikashvili. “El establecimiento de una hoja de ruta para el turismo urbano, que guarde plena consonancia con la agenda urbana, es una necesidad apremiante”, añadió.

España, por ejemplo, recibió en 2017 más de 75 millones de turistas, con un crecimiento superior al 30% en los últimos 5 años y es tan sólo una muestra de lo que sucede en los lugares tradicionales de Europa y Asia. 

Este fenómeno trajo consigo que en ciertos sitios se incremente una posición política y social de rechazo por parte de los residentes que se hace ver en manifestaciones, carteles que no son precisamente de bienvenida, entre otras acciones en donde dejan en claro el descontento de los locales. 

Turismofobia: ¡Dejen de venir!

La turistificación

Esta es otra consecuencia que viene aparejada con la turismofobia, se verifica cuando el turismo de masas hace que cambie el entorno o el espacio de los lugares que se visitan, los cuales se adaptan a las necesidades de los visitantes. Esto no estaría nada mal si se piensa desde el lado de que los turistas necesitan una infraestructura en donde quedarse y estar cómodos para tener una experiencia agradable, aunque muchas veces hace que los locales se sientan olvidados. Es a partir de esto que muchos ciudadanos emprenden una mudanza a otras ciudades donde puedan continuar con su vida cotidiana, accediendo nuevamente a la calidad de vida acostumbrada. 

Turismofobia: ¡Dejen de venir!

Si no puedes contra ellos...

A principios del mes de febrero se dio a conocer la creación de la Asociación de Turismo Mundial de Cultura y Patrimonio (WTACH por sus siglas en inglés) la cual tiene por objetivo proteger las culturas locales, el patrimonio y los sitios históricos que se encuentran en peligro de overtourism o turismofobia. Uno de los objetivos es promover prácticas éticas y una mejor gestión relacionados con la cultura y el patrimonio en los destinos. 

WTACH se conforma prácticamente luego de que la Organización Mundial del Turismo (OMT) informó que las llegadas de turistas internacionales alcanzaron 1,4 mil millones en 2018, dos años antes de su pronóstico anterior de 2020.

Pero además, la economía mundial creció un 3,7 por ciento en ese mismo año, lo que impulsó el crecimiento de arribos internacionales. 

WTACH es una idea original de su fundador y CEO, Chris Flynn, ex director de la región del Pacífico en la Pacific Asia Travel Association, PATA, puesto que ocupó durante 15 años. Flynn hace hincapié en que en los destinos emergentes o menos favorecidos, es donde el overtourism puede impactar de manera negativa y ejemplifica: “WTACH trabaja con destinos para proporcionar estrategias de desarrollo y recomendaciones sobre parámetros de política para evitar el tipo de colapso del turismo que estamos viendo en Angkor Wat, la isla Phi Phi o el Monte Everest’. 

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Un poco de luz

La OMT y la consultora francesa IPSOS realizaron una encuesta sobre el impacto turístico en zonas urbanas y los resultados lejos de avizorar un panorama negro, se focalizan en que muchos ciudadanos están de acuerdo en que se deben implementar medidas que involucren a los locales con las acciones para los turistas y que a la vez se tienen que adoptar medidas que ayuden a mejorar la gestión de este segmento.

La encuesta online recopiló las respuestas de 12000 personas en 15 países que se dieron a conocer a finales de enero de este año. De la misma se desprende que el 47 por ciento de los encuestados considera que vive en una ciudad con un gran número de turistas, aunque este número varía según los países, por ejemplo en Australia consideran esta variable un 68 por ciento de los entrevistados, mientras que en Francia sólo el 33 por ciento. 

Entre los principales efectos del turismo, quienes contestaron la encuesta consideran que el mismo trae generación de riqueza e ingresos, creación de intercambios interculturales y nuevas ofertas de actividades de ocio. Según la OMT e IPSOS,

la percepción de los impactos positivos del turismo es particularmente notable en Argentina, Australia, República de Corea, España y Suecia.

En base a esto, el 49 por ciento de los encuestados opina que se deberían tomar medidas para gestionar mejor el turismo. Nuevamente, los valores cambian según el país: desde el 75 por ciento en Argentina a sólo el 24 por ciento en Japón.

Pero además, se desprende que más del 70 por ciento piensa que estas medidas se deberían centrar en mejoras de las infraestructuras e instalaciones, y en la creación de atracciones que beneficien tanto a turistas como a residentes. Apenas el 12 por ciento piensa que las medidas deberían incluir la limitación del número de visitantes y sólo el 9 por ciento considera necesario detener la promoción del turismo.

“La gobernanza es clave. Abordar las dificultades que se le plantean al turismo urbano es una tarea mucho más compleja de lo que se suele reconocer. Hay que establecer una hoja de ruta sostenible para el turismo urbano e integrarlo en las cuestiones de interés de las políticas municipales”, afirmó Pololikashvili. “También tenemos que asegurarnos de que las comunidades locales comprendan y se beneficien de los aspectos positivos del turismo”, agregó.

Turismofobia: ¡Dejen de venir!

Para el futuro 

En la 7ma Cumbre Mundial de la OMT sobre Turismo Urbano, la cual fue celebrada en Seúl (República de Corea, del 16 al 19 de septiembre de 2018), su presidente estableció una visión en vistas al 2030: “El turismo urbano para 2030 necesita ser inclusivo, resiliente, innovador e inteligente”. 

Entre las conclusiones de la conferencia, se destacó el papel que desempeñarán la tecnología y la innovación en esta planificación del futuro, pero sólo si las ciudades invierten en infraestructuras adecuadas.

En esta misma cumbre se presentó el informe “¿Overtourism?”- otra forma de nombrar a la masificación del turismo-, con el fin de comprender y gestionar el aumento del turismo urbano “más allá de las percepciones”. 

En el mismo se aborda cómo gestionar el turismo en destinos urbanos en beneficio tanto de los visitantes como de los residentes. Propone 11 estrategias y 68 medidas para ayudar a comprender y gestionar el aumento de visitantes. Para entender mejor las dificultades que plantea la llegada de los visitantes en los destinos urbanos, el informe contiene un análisis de las percepciones de los residentes sobre el turismo en ocho ciudades europeas: Ámsterdam, Barcelona, Berlín, Copenhague, Lisboa, Múnich, Salzburgo y Tallin. 

“No existe una solución única para todos para lidiar con el “overtourism”. En cambio, el turismo debe formar parte de una estrategia de desarrollo sostenible por toda la ciudad”, subrayó  el Dr. Ko Koens del CELTH y la Universidad de Ciencias Aplicadas de Breda. El informe recomienda una visión estratégica común para todas las partes interesadas: reconciliar a los residentes con los visitantes y adoptar una planificación cuidadosa que respete los límites de capacidad y las especificidades de cada destino. “La participación y el apoyo de los residentes locales es clave para lograr el turismo sostenible”, explicó el profesor Albert Postma de CELTH y de la Universidad Stenden de Ciencias Aplicadas. “La construcción de la responsabilidad compartida entre las partes interesadas directa o indirectamente involucradas en el desarrollo del turismo es clave para asegurar la sostenibilidad a largo plazo”, concluyó el investigador.

Turismofobia: ¡Dejen de venir!
Turismofobia: ¡Dejen de venir!

Un turismo consciente

Esta actividad todo el tiempo tiene que innovar y aggiornarse a los tiempos por los que atraviesa. No todos los viajeros quieren lo mismo, por esa razón, ofrecer un producto alternativo suele ser garantía de éxito. Esto además es una ventaja para tratar de bajar la masificación. 

En su última visita a Buenos Aires, el Director General de Europamundo, Luis García, organizó una de sus tantas charlas dirigidas a agentes de viajes. Allí presentó la actualización del catálogo de la empresa e hizo hincapié en el problema de la distribución del turismo -ya que hay demasiada concentración en muy pocos lugares-, los problemas que trae para Europa y una de las posibles soluciones que tiene que ver con implementar circuitos alternativos. 

“El turismo va aumentando exponencialmente año tras año. Considero que un problema es que está mal distribuido y la actividad necesita un equilibrio. Así se observa un mayor número de turistas que derivó que en Europa entrara en auge la turismofobia, ya que hay una realidad: no cabe más gente y se dan situaciones de prohibición o limitación de circulación de buses, el alto en la construcción de hoteles, entre otras cuestiones”, planteó el ejecutivo. “¿Es sostenible el turismo? hablamos mucho de sostenibilidad, hay muchos tipos de turismo. Seguramente que para el turismo de playas y de parques de diversiones va a ser sostenible en el tiempo, pero para Europa no. O no tal como está hecho ahora. No es que no exista un problema de masificación, si no que existe un grave problema de distribución del turismo, demasiada concentración en pocos puntos”, sostuvo.  ¿Cómo se actúa ante esto? García explicó que en Europamundo hace mucho son conscientes de esta realidad y se adaptaron al futuro elaborando nuevas rutas que “combinan con los puntos más demandados con lugares desconocidos para el turismo de masas, sin perder la magia de un viaje. Somos cada vez más globales”.  

Camino al equilibrio

La ciudad italiana de Venecia recibe más de 30 millones de turistas por año en un sitio donde viven 50 mil personas (aunque cada vez son menos debido a la migración). Esto le ha significado ganancias por un lado, pero muchos dolores de cabeza por el otro. 

El número de turistas se vio incrementado por quienes llegan en crucero para pasar el día, que suelen ser unas tres millones de personas, por lo que la ciudad se vuelve poco habitable. A raíz de todo esto es que el ayuntamiento comenzará a cobrar una tasa a todos los visitantes que lleguen a la ciudad, pernocten o no en ella.

La tasa oscilará entre 2,50 y 10 euros, por acceder al casco histórico de la ciudad. Un impuesto que, según afirmó el alcalde de Venecia -Luigi Brugnaro- en Twitter, “ayudará a mantener limpia la ciudad y a administrarla mejor”. 

En otro sitio, pero en el mismo contexto, las autoridades turísticas de Palma de Mallorca, en España, lanzaron una app para que los viajeros de los cruceros puedan esquivar la saturación de algunos puntos de la ciudad.

La misma se llama Welcome Palma y permite conocer en tiempo real el flujo de visitantes y advierte qué zonas están demasiado masificadas, con el fin de que el viajero decida su itinerario y pueda elegir destinos alternativos. 

El mapa turístico de Palma de Mallorca se puede analizar por medio de un análisis de ‘zonas de calor’, donde las áreas más concurridas derivan en colores más intensos.

La fórmula mágica de Brujas 

La capital de Flandes Occidental, cuenta con una población de alrededor de 117.000 habitantes y recibe anualmente más de seis millones de viajeros, por lo que estuvo a punto de convertirse en una nueva Venecia por la masificación de turistas que se aglomeraban en su pequeño centro histórico. Pero ante esto, las autoridades no se quedaron de brazos cruzados y decidieron desarrollar un plan con el fin de amortiguar el impacto negativo del turismo. 

Una de las medidas principales tuvo que ver con establecer un límite en el desarrollo de proyectos hoteleros en el centro histórico que actualmente tiene 100 establecimientos. Los turistas son llevados al suroeste de la ciudad que se encuentra a 15 minutos del centro. 

Pero además se limita el uso de automóviles a través de la creación de calles peatonales, estacionamientos pagos y con tiempo limitado.