Ni tan oficialistas, ni tan opositores
La coyuntura política del país está repercutiendo sobre la actividad turística de maneras insospechables antes del 28 de junio de 2009.
No sólo los grandes nombres de la política nacional comienzan a buscar la manera de diferenciarse del Ejecutivo CFK, sino también los pequeños nombres de la política sectorial que buscan no quedar pegados o por lo menos emparentados con el gobierno nacional.
En la industria turística autóctona, ya comienzan a verse algunos ejemplos claros de estos movimientos telúricos, que están más emparentados con la propia supervivencia dentro del escenario político institucional, que con las verdaderas diferencias que pudieran tener con el accionar de la Sectur en estos años kirchneristas.
Envalentonados por la derrota electoral del oficialismo, empiezan a aparecer nombres que hasta hace muy poco habían quedado en el olvido del hombre común, y que hoy buscan con sólidos argumentos su lugar como opositores.
De la misma manera, dentro de las instituciones se comienzan a levantar las voces de aquellos que nunca se animaron a contradecir las políticas de confraternización con los funcionarios de turno y que hoy reprochan la falta de individualismo que ellos mismos fomentaron.
Son muy pocos los que se mantienen firmes en sus convicciones y convalidan con sus actos cotidianos los hechos históricos de los que formaron parte durante casi dos mandatos presidenciales.
En el fondo, dirigentes oficialistas u opositores lograron convivir con los funcionarios K porque sus propias incapacidades para debatir ideas les impedía colocarse seriamente en la vereda de enfrente.
A pesar de ello, la dirigencia sectorial nunca fue tan tenida en cuenta a la hora de decidir las políticas que se iban a implementar para mejorar la calidad de los servicios turísticos, en detrimento de gestiones anteriores que sólo se ocupaban de favorecer a sus amigos de turno.
En vistas de que todavía la sangre no ha llegado al río, esta sería una buena oportunidad para que el sector privado se permita crecer con el disenso y ocupe el lugar que le corresponde.
Manuel Sierra
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