La vigencia de un clásico
Sólo 5 días nos separan del inicio de una nueva edición de la Feria Internacional de Turismo, nada más y nada menos que 22 años después de la primera vez, allá por 1995, y con el tiempo se transformó en el evento más importante del sector de habla hispana detrás de FITUR, Madrid.
Desde Hugo Copertari hasta Fabricio Di Giambatista, pasando por Marcos Palacios, Tomás Ryan y Ricardo Roza, mucha agua ha pasado bajo el puente, enfrentando los momentos más difíciles del país, pero sin perder la continuidad que le permitió convertirse en el evento turístico más importante de Latinoamérica.
Muchos cuestionan al modelo de las Ferias de Turismo invocando que podría estar agotado. O directamente si el avance de las comunicaciones digitales y las redes sociales no hacen ver a las ferias como algo viejo, perimido y obsoleto, la realidad es que, como diría mi abuela: “VIEJOS SON LOS TRAPOS”, porque las ferias siguen vivitas y coleando cuando hace muchos años ya se las había dado por muertas.
“Es por todo eso que año a año nosotros y ustedes apostamos a estar presentes en la FIT. Ojalá que no perdamos de vista los objetivos que llevaron a generar este punto de encuentro anual de la industria turística”
Quienes se apoyan en esta aseveración, atraídos por la tecnologia, olvidan que las grandes ferias de turismo del mundo posibilitan vivir en primera persona las bondades de un destino turístico a través de los sonidos, los sabores y los aromas, algo que las hermosas fotos de Instagram o Facebook todavía no pueden lograr. La actividad turística es aspiracional, y si bien una buena foto vale más que mil palabras, la interacción con el lugar no se supera con nada.
Para quienes se preguntan si es el ámbito ideal para hacer negocios podríamos contarles que sin dudas la firma virtual de un contrato con un proveedor a miles de kilómetros de distancia, es tan efectiva como eficiente, pero el famoso apretón de manos y el face to face no han perdido vigencia en un negocio tan personal como el turístico.
El turismo sigue siendo una actividad en la que se comercializan servicios intangibles y en la que se ponen en juego sueños e ilusiones de las personas que confían ciegamente en que lo prometido en un folleto o aviso publicitario se convierta en una experiencia placentera. ¿Cómo no conocer entonces a quienes serán responsables de hacer realidad esos sueños? En definitiva de eso depende que los clientes sigan confiando en la cadena de comercialización y el negocio cierre para los agentes de viajes, los operadores, las compañías aéreas, los hoteleros, los parques de entretenimiento, etc., etc.
Es por todo eso que año a año nosotros y ustedes apostamos a estar presentes en la FIT. Ojalá que no perdamos de vista los objetivos que llevaron a generar este punto de encuentro anual de la industria turística.