Hay un run run en el sector que anuncia la baja rentabilidad que tiene el negocio turístico hoy en día. Que así no se puede seguir, que cada vez cierran más empresas, que se despiden a miles de trabajadores… ¿es tan así?
Para algunos empresarios el medio vaso está siempre vacío, y parece que nunca más va a volver a llenarse. 
Sin embargo, en más de una oportunidad charlando con alguno de esos mismos empresarios quejosos descubrimos que sus economías personales son fortalezas edificadas en el exterior que rara vez utilizan para compensar las posibles pérdidas que pudieran tener en sus empresas vernáculas.
No hemos oído de muchas empresas que hayan reducido sus plantillas de empleados al 50 o 60%, algo que podría corroborar la hipotética situación planteada en las charlas de referncia.
No seamos ciegos porque no vivimos en una burbuja, y mucho menos ingenuos. Cada uno pretende mirar su verdad con el color del vidrio que más le conviene, que no siempre es transparente. 
No nos engañemos, no estamos ni cerca de sufrir una crisis terminal, es mas, sobrevivimos al fatídico diciembre del 2001 y buena parte de 2002 y 2003, cuando muchos se vieron ante la disyuntiva de cerrar las puertas o perder a mansalva.
Nadie duda que los gastos fijos se han incrementado más que la evolución de los precios, pero también es cierto que una buena parte de los últimos 12 años el turismo ha recibido importantes ganancias como para poder superar cualquier desfasaje que se esté produciendo en estos momentos. 
¿Se acuerdan de aquella famosa frase de don Ricardo Alfonsín “a vos no te va tan mal, gordito”, dirigida a un trabajador en Neuquén que decía que pasaba hambre en 1987? Bueno en estos momentos a varios de los empresarios quejosos se les podría dar el mismo mensaje. 

Por Manuel Sierra
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