Verano con viento a favor
El Turismo receptivo aumentó esta temporada y el mercado brasilero fue protagonista. Enrique Meyer destacó la competitividad de los destinos argentinos y la mejora del contexto internacional. Mensajero analizó junto al economista Adolfo Sturzenegger un fenómeno cuya profundización es impostergable.
Después del año de la crisis y la gripe A, el mercado brasilero, principal afluente de turistas hacia nuestro país, entró en un proceso de recuperación que fue celebrado a ambos lados de la frontera internacional.
El secretario de Turismo de la Nación, Enrique Meyer, manifestó que el aumento en el turismo receptivo se debe a “la mejora del contexto económico general y la competitividad relativa que muestran hoy en términos de precios los destinos de la Argentina, en relación a los países limítrofes”.
Según información de la Dirección Nacional de Migraciones, en febrero de 2010 las llegadas de turistas extranjeros por el Aeropuerto Internacional de Ezeiza crecieron un 11 por ciento en relación a igual mes del año anterior.
Este guarismo representa el mayor incremento desde el inicio de la recuperación del sector que se verifica a partir de noviembre de 2009. Cabe recordar que, previo a dicho mes, el arribo de turistas extranjeros registró un año de caídas.
Brasil fue el país que impulsó mayormente el crecimiento en febrero de este año, aumentando los arribos de turistas a nuestro país en un 56 por ciento en relación al mismo período del año anterior, con casi 50 mil turistas.
Causas y azares
Además de Brasil, Chile también registró un aumento importante del orden del 27 por ciento en febrero. Otros mercados que se destacaron en febrero fueron Alemania con un 25 e Israel con un 19 por ciento.
La razón por la que tenemos una buena corriente de turistas desde Brasil está ligada a dos variables principales. Por un lado, la relación competitiva del tipo de cambio. El real se apreció mucho con respecto al año pasado, y por otro lado, nuestro peso en relación al dólar experimentó una suave devaluación nominal, y eso hizo que los costos del turismo en Argentina, expresados en dólares, sean más baratos que en Brasil.
La segunda variable está relacionada con la propia economía de Brasil. Pasaron los efectos de la crisis internacional financiera sobre el mundo, la economía del país vecino está creciendo a un buen ritmo, hay mayor certidumbre y confianza en los consumidores brasileros y eso los decide a salir más de turismo.
Sin embargo, la contingencia que estamos atravesando no siempre fue así y no tiene por qué mantenerse en forma indefinida. Por eso, es necesario reforzar esas amarras que atraen a los pasajeros del país vecino, y sobre todo, bajar la tasa de inflación y sostener un tipo de cambio equilibrado, para dar un marco propicio al crecimiento económico.
El empuje inflacionario
Consultado por Mensajero, el economista responsable de los informes anuales de la Cámara Argentina de Turismo, Adolfo Sturzenegger, dio un pronóstico optimista acerca del mantenimiento de la tendencia de llegada de brasileros, pero advirtió que no se deben descuidar algunas variables fundamentales.
“En este momento tenemos un buen tipo de cambio, que resulta competitivo con relación al real. Ahora, de mantenerse los valores nominales de nuestro peso con relación al dólar (en torno a 3,90), y del real con relación al dólar (en 1,75 aproximadamente), las tasas de inflación son muy distintas en los dos países. Mientras Brasil está con una tasa de inflación interna del 5 por ciento, nosotros estamos en orden del 20 por ciento anual. Esto va reduciendo la competitividad relativa de Argentina con respecto a Brasil, porque los costos en pesos y en dólares estarían en nuestro país, con el mismo tipo de cambio nominal, aumentando un 20 por ciento por año, mientras que en Brasil los costos aumentarían sólo el 5 por ciento por año”, señaló Sturzenegger.
“Pero esto es un proceso gradual, no tenemos por qué rasgarnos las vestiduras ni asustarnos. En este momento sigue siendo muy buena la relación competitiva y por lo tanto debemos seguir siendo optimistas en el corto plazo, es decir en un año, sobre estas corrientes de turismo desde Brasil”, añadió el economista.
Especulaciones palaciegas
Consultado acerca de la credibilidad de las cifras de inflación, el especialista señalaba que la forma de medir del INDEC está subestimando la tasa de inflación. “Sin embargo, a lo mejor, las estimaciones privadas la están sobreestimando”, agregó.
“La verdadera inflación debe estar entre los extremos del 2,5 por ciento que dicen las consultoras y el 1,2 que el organismo oficial anunció para febrero. Una política de equilibrio, como la que ya venía aplicando el Banco Central, va a ser necesaria por dos razones. Primero porque la inflación, a medida que la economía se está recuperando, se está acelerando un poco, en relación a la inflación anual de 15 por ciento que hubo en el 2009. Podemos pensar en un 20 o 22 por ciento de inflación en este año”, manifestó Sturzenegger.
“Como decimos los economistas, el “ancla” que tiene la política económica para moderar la tasa de inflación, es no devaluar el peso. Y, por otro lado, yo creo que el Gobierno sabe que no ganaría nada con una devaluación, porque llevaría inmediatamente al aumento de salarios y precios, entonces lo único que se habría logrado es acelerar la tasa de inflación, y no mejorar la posición competitiva del país. Yo soy muy optimista acerca de un sostenimiento importante de estas variables”, concluyó el economista.
Una política de “mano de seda”
“Creo que la política del turismo en Argentina debe procurar tratar al viajero con “mano de seda”, que el turista se sienta agradecido de haber visitado nuestro país. Por ejemplo, que no se discrimine en contra del turista en precios con relación a los habitantes argentino. El Turismo favorece enormemente al país, que necesita exportaciones, y el Turismo internacional es pura exportación argentina. Los países necesitan comprar tecnología y maquinaria en el mundo, por eso hay que promover las exportaciones al máximo. En turismo, una de las claves es tratar al viajero con una preferencia y nunca con una discriminación negativa”, dijo Adolfo Sturzenegger.