Como epílogo a la nota publicada la semana pasada acerca de los efectos de la mayor devaluación del real en Brasil en los pasados 10 años, Mensajero Turístico continúa analizando el impacto de la situación económica del vecino país con el día a día de la industria sin chimeneas argentina.
Durante la edición anterior, en esta misma sección de la revista, se expusieron los argumentos del turismo emisivo en cuanto a la réplica de la devaluación que sufrió el Real hace poco menos de un mes. La moneda brasileña se depreció como nunca en la última década, ubicando al dólar estadounidense en 2,87 reales, una situación que el mercado necesita tener en cuenta, tanto por el calibre de la devaluación, como por los efectos directos y colaterales.
En cuanto al turismo emisivo, las declaraciones y panoramas brindados por los referentes del sector fueron austeros, aunque el guiño de esperanza se dejó entrever en sus discursos.
Una de las teorías que más injerencia tuvieron a la hora de evaluar el impacto de la medida a futuro fue la baja de precios que experimentarán los destinos brasileños. En efecto, las conclusiones atinan un futuro más colorido, en unas tierras amazónicas que, tras la Copa del Mundo, vieron un poco menguada su actividad.
Sin embargo, en cuanto a los brasileños que vienen a Argentina, se espera que no corran la misma suerte. Desde el Gobierno Nacional no enfatizaron en los efectos que esta medida tendrá en el turismo, aunque se mostraron optimistas. En general, igual que con el emisivo, no abundan las visiones apocalípticas, puesto que, en realidad, la devaluación es un disparador para proyectar a futuro que es, por el momento, la mejor arma que tienen en sus manos los hoteleros, restaurantes, casas de tango, agencias, operadores, y comercios en general.

¿Qué se viene en el receptivo?

Lo primero que se puede deducir de esta situación parece casi un juego por oposición: si a los emisivos les va bien, a los receptivos no. A pesar de esto, existen variables de toda índole a tener en cuenta y, sobre todo, reconocer que los emisivos, si bien ven una oportunidad en esta devaluación, tampoco están subiéndose a las carrozas del carnaval.
Por esto mismo, el contexto del receptivo se tiñe de gris, con dudas, incertidumbres y más preguntas que respuestas, tal como pasa con su contraparte.
En primera instancia, la devaluación del Real tiene tantas caras como un billete, y a los receptivos, en este caso, les toca la menos deseada. Buenos Aires, por ejemplo, es una de las ciudades más afectadas por este fenómeno.
A modo de augurio, algunos empresarios señalaron que, si bien todavía no hay grandes cambios, los efectos de estas circunstancias pisarán fuerte en los próximos meses. Una de las teorías es que abaratar los servicios sería una buena jugada para salir ileso de la devaluación del Real. Otros proponen que, además de eso, se les ofrezcan facilidades a los turistas provenientes de ese país, pero sin afectar la calidad de los servicios ofrecidos.

La devaluación sí afecta

En este sentido Camilo Suárez, presidente de la Asociación de Hoteles, Restaurantes, Confiterías, y Cafés (AHRCC), y ex presidente de la Cámara de Restaurantes de la Asociación, aseguró que “es claro y lógico que, al devaluarse la moneda brasileña, se vuelve más difícil mantener la competitividad. En esta misma línea, manifestó que el camino a partir de ahora será cuesta arriba, puesto que “todo se torna más difícil, porque estas cosas en el turismo no se pueden manejar a voluntad”.
Asimismo, Suárez señaló que a Brasil le afecta de igual manera cuando en Argentina se devalúa el Peso. “A todos los sectores del turismo esto afecta por igual: medios de transporte, alojamiento, gastronomía, etcétera, porque el turista brasileño come, duerme y se transporta inevitablemente”, explicó el presidente de la AHRCC.
En las Casas de Tango, uno de los sitios más concurridos por los brasileños, existe un temor general, aunque mesurado. Como en cada ámbito que engloba diferentes contextos, algunos acudieron a la prudencia, y sugirieron que es todo muy incipiente, que todavía “no se pueden hacer proyecciones claras”. Sin embargo, otros se apoyaron en el pánico: “Se nos viene todo abajo, porque esto va a empeorar”, y “desde que salió la causa de Petrobras, la economía de Brasil se va para abajo”.
Cabe recordar el escándalo de corrupción con la petrolera brasileña, que tiene implicados funcionarios y miembros prominentes de la alta cúpula comercial del país, generó una controversia de la misma magnitud que el impacto económico. Sin ir más lejos, y aunque desde el gobierno de Dilma Rousseff, presidente de Brasil, se promueve el esclarecimiento, los balances de la compañía (que están siendo sometidos a una etapa de “transparencia”) se encuentran demorados desde noviembre del año pasado.
Hace pocos días se anunció un programa de recortes de inversiones de la firma, lo que genera un hondazo en la estabilidad brasileña, cuyo 15 por ciento del total nacional corresponde a Petrobras.

Por ahora, sin alarmas
Otro punto acerca del que se explayó Camilo Suárez fue sobre la entrada de divisas. Respecto a este ítem, subrayó que no existirán grandes complicaciones por cuestiones cambiarias, ya que los brasileños “suelen utilizar las tarjetas de crédito”. Esto genera facilidades a la hora de las transacciones: “La electrónica hace que los medios sean menos engorrosos”, apuntó Suárez.
En esta misma línea, el dirigente insistió en que esto significa una baja para el turismo receptivo, aunque mantiene la esperanza sobre una estabilidad cambiaria en Brasil, y expresó que la medida todavía “no es alarmante”. “Esperemos que el turismo se mantenga y que los cambios no sean de gran magnitud”, agregó Suárez aunque, si la situación desmejorara, aclaró: “En lugar de preocuparse, habrá que tomar medidas”.

La versión del gobierno

Más allá de la industria que compete a esta revista, los análisis realizados por especialistas vaticinan problemas para los exportadores argentinos, más bien en lo que a las PyMes refiere. En este sentido, los productos brasileños ganan competitividad, y los argentinos se ven complicados.
Por otro lado, los referentes del Gobierno salieron a desmentir que existiera tal crisis, como hizo el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, asegurando que “las variaciones que se produzcan en la cotización de esa moneda (el Real) no implica simétricamente variaciones en la nuestra”.
De acuerdo con esto, y también a modo de guiño para el turismo, explicó que este tipo de situaciones tienden a “no reacomodarse en el corto plazo”, e insinuó que las preocupaciones son “exageradas”. El jefe de Gabinete insistió en que Argentina tiene su propia política cambiaria, y que esto es independiente de la economía brasileña, lo que explicó diciendo que “cuando nosotros tuvimos una variación cambiaria en diciembre de 2014, Brasil no sufrió cambios”.
A pesar de los fundamentos bañados de optimismo por Capitanich, tanto en hoteles, restaurantes, Casas de Tango como en operadores de turismo receptivo y agencias de viaje hay resabios de desconfianza, y se preparan para ejecutar maniobras, que los funcionarios de distintas entidades prometieron hacer públicas.

La huella en el sur
Que lleguen turistas brasileños a Buenos Aires es algo conocido, aunque a veces termina posicionado como el único sitio que los recibe, cuando el sur argentino también acoge a los vecinos.
Tal es el caso de Bariloche que, con esta devaluación del Real, la temporada invernal en los picos rionegrinos empieza a llenar el horizonte no sólo con nieve, sino también con incógnitas respecto a las expectativas a tener en cuanto al mercado brasileño. La diferencia entre Buenos Aires y Bariloche radica en el presupuesto, que debe ser mucho más generoso si se planea viajar a la Patagonia.
En definitiva, la medida del gobierno de Dilma Rousseff infiere directamente en el desarrollo del receptivo en los destinos elegidos por los ciudadanos de habla portuguesa. Mensajero intentó contactarse con diversos funcionarios de Bariloche y Río Negro, pero no hubo oportunid