Cerca de 2.500 corredores se dieron cita en las estribaciones del cerro San Javier para participar de la competencia, de los cuales 1.700 vinieron desde otras latitudes, 32 de ellos de otros países a donde se extendió la fama, no sólo de la prueba en si sino también de la belleza del escenario donde se desarrolló.
Según Miguel Kachurosky, responsable de la organización del evento, cada competidor precisa la compañía de al menos tres personas que lo asisten durante el exigente recorrido, a los que se suman familiares y amigos, quienes suelen llegar a la provincia hasta una semana antes de la prueba.
Pero lo más importante en cuanto a movilización se vio durante el fin de semana, cuando desde la largada hasta la culminación de la etapa tucumana del campeonato, una gran cantidad de espectadores se movilizaron de manera incesante entre Yerba Buena y La Sala, para admirar el desempeño de los corredores, enmarcado por el admirable paisaje de los cerros tucumanos.
Todo esto convirtió al Trasmontaña en el eje del intenso movimiento turístico que registró la provincia de Tucumán este fin de semana largo, que entre deporte, cultura y espectáculos, a los que apostó la promoción del Ente Tucumán Turismo, concitó la atención y admiración de decenas de miles de visitantes quienes colmaron la capacidad hotelera del Jardín de la República.
Y si mucha de la atención turística estuvo concentrada en Yerba Buena y San Javier no fue sólo por lo que sucedía en tierra, con el trabajoso pedaleo de los ciclistas, sino también por lo que ofrecía, desde el aire, el Decimotercer Encuentro de Parapente que, como ya es una costumbre, se dio cita en Loma Bola y, desde allí, se propagó por los aires tucumanos hacia los cuatro puntos cardinales.
210 pilotos, la mitad de ellos provenientes de otras provincias, desplegaron sus alas desde las alturas de San Javier para deleitar a la gran cantidad de público que se congregó en ese bellísimo marco, seducidos por el elegante vuelo que, incluso, fue compartido por decenas de aventurados visitantes. Según Mauricio Miguel, quien año a año observa orgulloso el crecimiento de la convocatoria que genera este evento, desde el viernes, cuando comenzaron los primeros vuelos, al menos medio centenar de espectadores por día, la mayoría llegados de otras provincias, se animaron a subirse a un biplaza para vivir en carne propia la emoción de volar en parapente.
Además de la movilización que implica el piloto mismo con su familia, para el responsable de la reunión lo más importante en cuanto a convocatoria se genera a partir de la irresistible atracción que despierta la disciplina entre quienes se acercan para quedarse en tierra, presenciando el mágico espectáculo, prometiéndose quizás que serán parte del próximo despegue. Así, según Miguel, unos 400 autos por día repletos de curiosos pasaron por Loma Bola para asistir al espectáculo que, ya con trajín de competencia, se repetirá los primeros días de septiembre.
Pero no todo fueron vuelos, trepadas y descensos en la zona serrana, ya que tanto los visitantes como los mismos tucumanos que buscaron alternativas para aprovechar el fin de semana largo, encontraron tanto de día como por la noche, variantes de excepción que combinaron la música y el arte como manifestaciones culturales de esta y otras latitudes, generando movilizaciones muy importantes.
La feria Las Manos del Mundo, que por estos días culminó su presentación en nuestra provincia, atrajo desde el viernes la atención de más de 40 mil visitantes, quienes se encontraron con una muy variada oferta de artesanías provenientes de todos los rincones del planeta. Según Jorge García, encargado de la organización, el evento respondió a las expectativas de crecimiento con las que, año a año, se hace presente en el Jardín de la República. Y a pocas cuadras de allí, en el club Central Córdoba, las dos noches del ya tradicional festival folclórico Atahualpa sirvieron como adecuada continuidad tanto el sábado como el domingo, en dos veladas durante las cuales desfilaron por su escenario las más grandes figuras de la música nativa, generando un polo de atracción que movilizó a cerca de 60 mil personas, muchas de ellas llegadas desde provincias vecinas, especialmente dispuestas a no perderse una nueva edición del que desde hace algunos años es un punto de referencia obligado de los cultores el folclore argentino.
Por tierra o por aire, en el cerro o la ciudad, al calor del sol o al abrigo que ofrece la calidez de las hospitalarias noches tucumanas, el fin de semana largo ofreció un menú de actividades único en el país, que posicionó a Tucumán como uno de los puntos más visitados y mejor califica