La fe moviliza a la provincia de San Luis
Durante los días 1, 2 y 3 de mayo, más de 200.000 personas visitan durante la novena y los días de los actos litúrgicos centrales al Santo Cristo de La Quebrada y al Milagroso Señor de Renca, todos por un mismo camino, el de la fe.
El “Santo del Espino”
Una vez mas, como cada año una multitudinaria procesión recorrerá las calles de Renca, portando “Santo del Espino”, como popularmente le llaman. En su veneración los fieles piden protección para la familia Argentina, alivio y fortaleza para los enfermos, concordia, caridad, fe y el amor.
La localidad de histórica de Renca, se encuentra a orillas del río Conlara, fue fundada en 1753 por instrucciones de la Junta de Poblaciones de Chile en el paraje del Santo Cristo de Renca. En la estancia de la localidad se veneraba un crucifijo consistente en un madero donde la naturaleza había conformado la imagen de Cristo en la cruz. Hallado en Limache, Chile y se tuvo noticias de él desde el siglo XVII y a comienzos del siglo XVIII fue traído a Renca por una piadosa dama, quien lo atesoró en su capilla. En 1729, parte de la reliquia fue destruida por el fuego, siendo retocada con talla. Desde 1732 se la venera públicamente en la villa.
La villa conserva interesantes casas del siglo XIX y una escuela fundada y mandada a construir por Sarmiento, con una sencilla fachada de corte clásico. Su incipiente modernización fue detenida al quedar excluida del tendido ferroviario. La villa tiene una hostería y un camping, a 4 Km. por el camino al embalse San Felipe.
El Santo Cristo de la Quebrada
A 38 kilómetros al norte de la ciudad de San Luis, en el Santuario del Cristo de la Quebrada se venera un crucifijo de madera policromada, de apenas treinta centímetros de altura, con pedestal escalonado, protegido hoy en una cruz de hierro forjado y cristal. La iglesia de una sola nave, construida a fines del siglo pasado, recorta su figura en la oscura ladera del cerro Tinaja, en una zona de añosos olivares.
La creencia popular señala que el Cristo habría sido hallado entre los años 1850 y 1860 por un viejo y humilde hachero de apellido Alcaraz. Se lo confunde, evidentemente, con el hachero ciego que en Renca, valle de Chile, encontró el Señor del Espino, imagen también venerada en la antigua villa de Renca, al noroeste de San Luis, desde hace más de dos siglos.
Antiguos pobladores coinciden al afirmar que el algarrobo en cuya cavidad Tomás de Alcaraz halló el Cristo, estaba en el mismo lugar donde hoy se levanta el Santuario. La humilde capilla que le dio origen y la habitación anexa fueron las construcciones basales del futuro afincamiento vecinal, es decir, que se le asigna al Cristo Crucificado la condición de ser Fundador de la Villa de la Quebrada.
Durante casi centuria y media la fama de milagroso de este Cristo se fue extendiendo desde la devoción lugareña de la pequeña comunidad campesina hasta trascender las fronteras nacionales.
El 3 de mayo, durante los festejos en su honor, el Cristo sale en procesión por las calles del pueblo. Para Semana Santa numerosos peregrinos visitan el Santuario, cumplen sus promesas y ascienden por la lomada que respalda el templo siguiendo el Vía Crucis de mármol de Carrara.