Día de señaladas y challa en Jujuy
Los pobladores de Jujuy, como los de toda la región andina, aprovechan el festejo del carnaval para cumplir con ritos ancestrales como la "challada” y la marcada y casamientos de los animales, que crían celosamente para su alimentación cotidiana.
Los habitantes de la Quebrada y Puna se reúnen desde las primeras horas del día a "challar” la casa o los objetos de valor que han adquirido y tienen que incorporar a la vivienda.
"Hay que alejar de ellos los malos espíritus”, es el razonamiento común para sahumar las herramientas de trabajo, algún nuevo vehículo, pertenencias personales y todo cuanto nuevo tengan en el hogar.
Es costumbre arrojar a la tierra en señal de agradecimiento un vaso de vino, cerveza, chicha o la bebida que se ha preparado y también adornar objetos como arados de tiro y autos recién comprados, una actitud que también tienen quienes viven en los centros urbanos.
Muchos ritos de los habitantes rurales se han trasladado a la ciudad, como ser reverenciar a la Pachamama o Madre Tierra, no sólo en el mes de agosto sino en toda oportunidad susceptible de agradecimiento por el don recibido.
Con esto buscan proteger los bienes y acrecentar las pertenencias de las familias, que en el interior de la provincia como la Quebrada de Humahuaca y la Puna están dedicadas a la cría de animales para la subsistencia.
En los desolados parajes quebraderos y puneños, donde toda la tierra tiene color ocre y la escasa vegetación obliga a los pastores a recorrer muchos kilómetros para encontrar alimento para su ganado, aparece otro rito muy pintoresco y respetado por la gente: "la señaladada".
Este ritual con los animales nacidos durante el año es para identificar de quién es cada una de las ovejas, cabras, llamas, alpacas o burros.
La señalada es un acto simple que consiste en cortarle con determinada figura la punta de la oreja al animal. Así cada pastor reconoce las propias si las majadas se juntan por descuido.
Luego del corte se arroja sobre la pequeña herida la bebida que estén tomando los paisanos. Una de las marcas más conocida es el zarcillo, un corte paralelo al borde de la oreja, que queda colgando como aro. La muesca es un corte como media luna y la horqueta es parecida a la muesca, pero con la forma de un ángulo agudo.
Por lo general se invita una semana antes a los vecinos y al dueño del campo para que presencie la señalada y sepa cuántas cabezas de ganado tiene el pastor y así poder cobrar más adelante el arriendo, porque en esos momentos no se habla del tema.
Los animales se "enfloran" con serpentina en el cuello y a las llamas (camélidos) por lo general le colocan vellones de lana de colores para identificarlas, lo que las hace lucir muy atractivas por la elegancia de su andar, lo mismo que las vicuñas e inclusive se señala a los burros.
Antes de ir al corral nombran los padrinos de la ceremonia, que caminan tomados del brazo al lugar de la señalada, donde también van a beber mientras realizan su trabajo.
Ya en el corral, por lo general pircas de piedras centenarias, se produce el casamiento de los animales juntando a los machos y hembras de cada vecino, para que cuando tengan crías se repartan en partes iguales cumpliendo compromisos contraídos con anterioridad.
El carnaval jujeño tiene, además del festejo con agua, papel picado, serpentina, bailes y algarabía, se nutre de antiguas prácticas ancestrales en las que no falta el canto, reflejado en las coplas.