Las noticias más comentadas en el mundo en los últimos días giran en torno a la desaparición del vuelo MH370 de Malaysia Airlines, que partió el 8 de marzo de Kuala Lumpur, Malasia, con destino a Beijing, China. Llevaba 227 pasajeros y 12 miembros de la tripulación. De acuerdo a lo informado por las autoridades malayas, el avión perdió contacto con el control de tráfico aéreo mientras sobrevolaba la franja del Océano Pacífico entre ese país y Vietnam.

Hasta el día de hoy, no hay pistas certeras sobre qué pudo haber pasado ni donde está el avión y sus pasajeros, pero los periódicos y portales de noticias de todo el mundo han arrojado las más diversas versiones, en una cadena de desinformación que no hace más que enturbiar la ya de por sí delicada situación que tiene a trece países recorriendo el Océano Pacífico y el Océano Índico en busca de alguna pista.
La información concreta es escueta. Se sabe qué avión era (Boeing 777-200), cuántos pasajeros llevaba, qué destino tenía, etc. Pero el, hasta el momento, irresuelto misterio del paradero del avión ha desatado las más diversas teorías desde los medios de comunicación de todo el mundo.

Los celulares y las condiciones climáticas
El hecho que más ha despertado la especulación sobre el vuelo desaparecido es que uno de los familiares de los 154 pasajeros de nacionaldiad china (38 eran de Malasia, 7 de Indonesia y había varios europeos y estadounidenses) habría logrado -a una hora que no ha sido difundida- comunicarse telefónicamente con uno de los pasajeros. Más tarde, la aerolínea intentó comunicarse con ese número pero sin éxito. No obstante, según publicaron varios diarios el gran misterio continúo con su foco en los teléfonos celulares. Los familiares continuaron llamando a sus parientes desaparecidos y reciben tono sin que nadie los atienda pero desde las compañías de telefonía aseguraron que eso no tiene nada de anormal.
Con esta teoría casi descartada, y teniendo en cuenta que el clima no presentaba a esas horas y en esa parte del mundo ningún tipo de complicación, las hipótesis que fueron brotando se enfocaron hacia las siguientes opciones: error humano del piloto, un secuestro o un atentado terrorista o, incluso, trata de un evento paraanormal.

La desinformación
Las primeras comunicaciones de casi todo los mdios del mundo hablaban de un posible ataque terrorista, ligado a grupos extremistas chinos, pero esa información fue rápidamente descartada. Esta hipótesis se basaba en que dos ciudadanos de origen iraní viajaban con pasaportes falsos pero al tiempo Estados Unidos y la Interpol han negado que los dos pasajeros persas sean terroristas. El avión, según las últimas informaciones difundidas, habría girado al oeste, desviándose de su ruta prevista, antes de desaparecer. Así lo informó la cadena británica BBC, basándose en un comunicado de la Fuerza Aérea de Malasia. En las últimas horas se ha expandido la zona de búsqueda ante esta posibilidad.
Anteriormente, varias piezas flotantes habían sido detectadas por un satélite chino despertando el interés de la comunidad internacional. Estos fragmentos flotantes fueron inspeccionadas por helicópteros vietnamitas pero resultó que eran tapas enmohecidas de una bobina de cable. Ante la falta de una prueba material, el periódico español El País planteó la hipótesis de que “el avión podría haberse desintegrado en el aire”. El informativo RTVE, del mismo país, aseguró, por su parte, que “no se descarta la posibilidad de problemas psicológicos o personales entre los pasajeros y la tripulación del vuelo”.
El estadounidense The Wall Street Journal había publicado que “el avión podría haber recorrido hasta 4.000 kilómetros, habiendo podido alcanzar Australia, India o el sur de Pakistán”. De todos modos, el ministro de Transportes de Malasia tildó de “incorrecta” esa información, según publicó El País. Varios periódicos publicaron otra información que fue desmentida. Según estas versiones, el avión habría hecho contacto por última vez mientras sobrevolaba el tailandés estrecho de Malaca, pero la Fuerza Aérea malaya negó esas afirmaciones. A medida que pasan los días y las falsas informaciones son desmentidas, quedan cada vez más preguntas que respuestas.

Informar sin noticias
Mientras el tiempo corre y sigue sin aparecer ninguna información verídica que ayude a esclarecer el hecho, más de un medio de comunicación se ve tentado a recurrir al sensacionalismo y la emotividad para encarar el tema. “El pasaje del avión desaparecido es una metáfora de la globalización unida por el infortunio” decía ABC el pasado viernes, haciendo un repaso por los perfiles de los pasajeros. Entre las descripciones que realiza, basta con destacar un ejemplo: “más triste aún es el caso de los tres niños chinos y las dos niñas americanas que viajaban con sus familias. Con entre dos y cuatro años, el que seguramente era el primer vuelo de sus vidas es probable que se haya convertido también en el último”. Estos toques de periodismo amarillo pueden interesar a cierto grupo de lectores pero no contribuyen a informar a la población sino que, al contrario, construyen una visión “espectacular” de una aparente tragedia.
El diario Clarín también se sumó al show, haciéndose eco del Daily Mail, y publicó, el martes 11, una nota titulada: “El piloto del MH-370 invitaba chicas a la cabina del avión”. En ese artículo se cita a una mujer que asegura haber estado en la cabina con el piloto Fariq Abdul Hamid en 2011 fumando y tomándose fotografías junto a una amiga. De este modo, se tiende a focalizar en la supuesta irresponsabilidad del piloto, al que se señala, indirectamente, como posible causante de una catástrofe.

La imaginación desatada
Urgente24, portal de noticias con base en Buenos Aires, se lanzó el viernes a publicar una hipótesis un tanto más “ambiciosa”. Según el artículo, “unos 20 expertos en tecnología de avanzada, que incluye dispositivos de defensa electrónica, estaban entre los pasajeros del  vuelo MH370, la aeronave desaparecida de Malaysia Airlines. Mientras decenas de buques y aviones buscan los restos de la nave desaparecida, la posibilidad de que el avión haya sido parte de una prueba de armas de defensa electromagnética encienden las elucubraciones de más de uno en la red”.
Agujeros negros, otras dimensiones, extraterrestres y campos electromagnéticos son algunas de las más esotéricas teorías que están publicándose en Internet y de las que muchos periódicos se hacen eco. El propio Daily Mail contempla la teoría de un “espacio misterioso” que podría haberse tragado la aeronave. La revista estadounidense Time, por otro lado, citó a varios de sus blogueros y usuarios, que no descartan una hipótesis aunque parezca inverosímil: una abducción extraterrestre. Incluso se hacen extrañas conjeturas en base a coincidencias numéricas. El portal de noticias Kienyke.com se atrevió, incluso, a plantear la posibilidad de que detrás de la desaparición esté el régimen de Corea del Norte, y jugó también con la idea del impacto de un meteorito. The Wall Street Journal no se quedó atrás y habló, incluso, de la posibilidad de un “autosecuestro”.
Este tipo de situaciones que se viven en el periodismo de todo el mundo no hacen más que desnudar la cruel naturaleza de la industria de la información, para la cual el desvanecimiento de un avión comercial habilita a los periodistas y comunicadores a dar rienda suelta a la especulación, al amarillismo y a la desinformación, contribuyendo a generar aún más confusión y sumando dolor a los familiares y amigos de los pasajeros desaparecidos.
El caso mediático del vuelo MH370 habla a las claras de cuán poco importa la vida humana y la búsqueda de la verdad cuando la noticia es una mercancía; el periodista, un vendedor, los medios de comunicación, un espectáculo; y el periodismo, un show. Algún día esta profesión deberá publicar su propio mea culpa.