Tierra de chacareras
Atravesada por los ríos Dulce y Salado, dibujada por rutas y caminos polvorientos, la provincia de Santiago del Estero, ubicada en la región Norte de la Argentina, es una tierra de tradiciones folklóricas. Aquí la música, las comidas típicas, los productos regionales, las artesanías, afirman una identidad ancestral. En suelo santiagueño manos laboriosas crean piezas únicas: telares y mantas de alegres brillantes colores con motivos andinos, españoles y los propios de cada ‘huarmi’ (mujer, en quechua); exquisitos productos regionales e instrumentos musicales que suenan como ningún otro.
Teleras, sogueros, lutieres y artesanos expresan la historia de una cultura rica en expresiones artísticas.
Entre los espesos montes, por los campos, en las sierras y en su histórica capital –la ciudad más antigua de la Argentina-, una cultura musical identifica a la provincia de Santiago del Estero. En las fiestas populares, los hombres y las mujeres danzan zambas y chacareras sobre los pisos de tierra de los siempre abiertos patios santiagueños. Al repicar de los bombos legüeros -esos cuyos sonidos se escuchan a gran distancia-, se suman el sonar de las sachaguitarras -las que preservan los sonidos del monte-, los vidaleros y el crujir de un acordeón. Santiago, cuna de poetas, es un pueblo que canta para convocar a la chacarera, marca identitaria de peñas, ferias productivas y festivales que se llevan a cabo bajo la luz de la luna. Encuentros abiertos a todo aquel que se dé una vuelta por el pago, reuniones en las que la hospitalidad se refleja, sabrosa, en la mesa siempre dispuesta con platos típicos: humitas, tamales, locros, pucheros, por supuesto empanadas, y a la hora de los dulces, mazamorras, rosquetes, arropes y el inconfundible alfajor santiagueño.
El maíz, producto muy apreciado en la cocina norteña, se consume entero, cocido o asado, y también rallado, en humitas, tamales y pasteles. El guiso, comida criolla por excelencia, mezcla de carne cortada en pequeños trozos con cebolla picada, zanahorias, batatas y tomates picados, choclos desgranados y papa, asombra en la versión santiagueña con el aroma de manzanas y peras. Las empanadas, protagonistas estrella de la cocina regional, incluyen aquí carne trozada, salsa frita en grasa, arvejas y pasas de uva. Todo perfumado con especies del monte: ají y comino. Para coronar la mesa, con cayote, zapallo y batata se elaboran dulces y postres regionales. Y con algarroba, mistol y chañar, arbóreas típicas de la región, en Santiago se producen deliciosos dulces y licores caseros.