Astroturismo en Argentina: ¿qué secretos hay detrás?
El Inprotur publicó una guía con consejos para fotografiar las estrellas e información de interés para contemplarlas en su mejor estado.
El astroturismo es una rama de la actividad turística cuyo propósito es satisfacer los intereses de los astrónomos y aficionados a la astronomía, quienes disfrutan de la observación nocturna.
En general suele emocionar a los viajeros astronómicos que buscan adrenalina para posteriormente perderse en la naturaleza y respirar cada uno de sus paisajes.
Hay un sinfín de posibilidades inagotables, y en ese sentido, quienes se especializan en este tipo de prácticas encuentran lugares soñados a través de la ruta de las estrellas. En ese sentido, Argentina es un país netamente privilegiado. Es por eso que el Instituto Nacional de Promoción Turística (Inprotur) elaboró un listado para difundir los mejores destinos nacionales para ver las estrellas.
Parque Nacional El Leoncito, San Juan
El cielo impoluto es un espectáculo que se puede ver en primera fila cuando el sol se esconde en el horizonte. La capital nacional del turismo astronómico sorprende a propios y visitantes con 360 días del año a puro show de astros.
En el departamento de Calingasta, el Parque Nacional El Leoncito, además de brindar opciones de trekking, cascadas y senderos, se presenta como uno de los escenarios predilectos para el astroturismo. El Complejo Astronómico El Leoncito recibe a miles de turistas locales e internacionales ansiosos por embarcarse en la travesía estelar, preparados para vivenciar un encuentro único con el universo. Sus 2552 metros sobre el nivel del mar facilitan la tarea de acortar la distancia entre la Tierra y la atmósfera para presenciar la función. Esta famosa coordenada es una de las más importantes del país para la práctica y además cuenta con el telescopio de mayor diámetro de Argentina.
Por su parte, el Observatorio Félix Aguilar (Cesco) también destaca en la región y se presta como un imperdible de San Juan tanto para la observación como para fotografiar las panorámicas sensacionales que lo rodean.
Malargüe, Mendoza
La tierra de los vinos también se nutre de estrellas y rayos cósmicos. Estas partículas subatómicas provienen del espacio viajando a velocidades cercanas a la luz y están repletas de energía, bombardeando constantemente a la Tierra y produciendo un efecto llamado lluvia cósmica.
Un misterio de la provincia mendocina en el que participan 500 investigadores de 90 instituciones en 16 países (muchos ellos del CONICET) gira en torno a de dónde vienen las partículas y cómo se propagan. Con semejante mística alrededor, no es casualidad que detectar estos rayos sea casi imposible.
Parque Astronómico de La Punta, San Luis
El campus de la Universidad de La Punta aloja un espacio destinado a la divulgación científica y el aprendizaje de los astros: El Parque Astronómico de La Punta. La premisa de firmamentos despejados se mantiene y se cumple con creces.
Las alternativas para conocer el imperdible puntano son muchas: un Planetario, el Solar de las Miradas, un espacio temático con réplicas de instrumentos pre-telescópicos, el muro Del Big Bang a las Galaxias, donde se muestra de forma sencilla y resumida los primeros minutos de la creación del universo, y el Observatorio Buenaventura Suárez, ideal para que los usuarios se deleiten.
Parque Provincial Salto Encantado, Misiones
Una cascada de agua de 64 metros, entorno selvático propio de Misiones y una experiencia cargada de historia. El Parque Provincial Salto Encantado contempla 13.227 hectáreas repletas de verde y listas para ser exploradas. Durante el día el avistaje de fauna y flora local es moneda corriente, pero por la noche también despliega alternativas astronómicas, esta vez de la mano de un guía de la nación Mbya Guaraní (una rama del pueblo guaraní) que explica la mirada nativa sobre la cosmovisión y las leyendas que recorren la región.
Sonidos fluviales de fondo y la luz de las estrellas transforman el entorno en un marco ideal para conectarse con la naturaleza en su estado más puro. El aire limpio del cielo obsequia un sinfín de luces pintadas entre mitos de los pueblos originarios de Argentina.
Capilla del Monte, Córdoba
La ciudad está ubicada a los pies del Cerro Uritorco, a 1979 metros sobre el nivel del mar. La famosa elevación cordobesa es conocida por los enigmas extraterrestres y energéticos que esconde, así que el vínculo con el cosmos reflejado en lo alto es directo. De hecho, Capilla del Monte alberga el primer alojamiento argentino con cielo certificado para astroturismo por la Fundación Internacional Starlight, una entidad que protege los firmamentos nocturnos, la difusión de la astronomía y el desarrollo económico sostenible local a través de este estilo de turismo.
Observatorio Ampimpa, Tucumán
El norte dice presente en la ruta de las estrellas. Todos los destinos que conforman el NOA regalan una fiesta lumínica entre sombras, pero la localidad de Ampimpa, a 2500 metros sobre el nivel del mar, es hogar de uno de los observatorios más educativos del país.
Un telescopio increíble permite observar la vía láctea muy de cerca, reflejándose en una pantalla blanca y habilitando una conexión trascendental. Alrededor, montañas y un paisaje alucinante para terminar de redondear la experiencia.
Planetario Municipal Janaxpacha Huasi en Aconquija, Catamarca
Janaxpacha Huasi significa casa del cielo en quechua. Y esa carta de presentación alcanza para comprender que el imperdible de Catamarca promete. Entre valles verdes y montañas, el planetario se eleva a 2000 metros y hace posible la percepción del mundo entre puntos luminosos distribuidos en perfecta armonía. La estructura cuenta con dos pisos, el primero con butacas para disfrutar de una proyección del cielo, y el segundo con telescopios para tomar las riendas de la experiencia y asomarse entre la inmensidad que os rodea.
Salinas del Gualicho, Río Negro
La Patagonia es testigo de un oasis imponente que se viste de gala para recibir a turistas de distintas partes del globo. El atractivo es evidente: interminable blanco y espejos de agua que reflejan el firmamento celeste a la perfección. Y, si bien su color albino proveniente de la sal es el más característico, cuando cae el sol los naranjas van tiñendo el paisaje para, lentamente, dar lugar al profundo negro de la noche.
Campo del Cielo, Chaco
Hace 4500 años cayó una lluvia de meteoritos impresionante en la provincia. En aquel entonces se vivió el fenómeno histórico que quedó registrado en sus suelos y cultura. Esta vez, el astroturismo se refleja en los cráteres ocasionados por el impacto, que se pueden ver al día de hoy.
La joya de la Reserva Natural y Cultural Pigüen N'onaxá es el meteorito El Chaco, considerado el tercero de mayor masa que se conoce en todo el mundo.
Planetario Galileo Galilei, Buenos Aires
Si bien es la Ciudad de Buenos Aires es la capital de Argentina y lejos está de tener un cielo diáfano, es imposible que no entre en la conversación. En el paseo por sus seductores rincones porteños puede combinarse con la contemplación de estrellas y el aprendizaje profundo sobre el cosmos.
Construido en la década de 1960, está ubicado en el barrio de Palermo y contiene salas de proyección, exposiciones, un museo, exhibiciones audiovisuales con tecnología 4D y robótica y hasta simuladores.
¿Cuál es la mejor época para el astroturismo?
La vía láctea puede divisarse durante todo el año en cielos libres de contaminación lumínica. Así que cualquier estación del año cumple con la premisa: lo más importante es dónde, no cuándo. Sin embargo, el invierno argentino (de junio a septiembre) es un buen aliado tanto para la fotografía nocturna - las temperaturas altas hacen que la cámara se caliente demasiado - como para la observación de las diversas constelaciones. Obviamente la única contra es el frío clásico de la época, así que la recomendación es usar varias capas de ropa bien abrigada. Si el periplo por territorio nacional se planifica para la época de calor, tampoco decepcionará.
Consejos para capturar el cielo con cámara en mano
El equipo es un factor importante a la hora de fotografiar la noche. Siempre que exista una buena cámara y trípode, todo saldrá de maravillas. La condición sine qua non que no puede fallar nunca: batería cargada y varias extras de repuesto.
Los expertos en fotografía recomiendan utilizar el enfoque manual, ya que el automático no sirve para estos casos porque está configurado de una forma que no permite captar bien la noche.
El ISO hay que mantenerlo bajo para que no se genere tanto ruido, el diafragma bien abierto y la velocidad de obturación aproximadamente en 15 segundos.
Cuanta más oscuridad rodee, mejor, precisamente para que la cámara pueda absorber la luz del cielo. Además, se recomiendan fotos de prueba primero para saber cuáles son los ajustes a realizar.
Además, suelen ser muy útiles las referencias de inspiración previas, como por ejemplo Pinterest. La idea es nutrirse de creatividad para saber a qué prestar atención en campo abierto.
Dato interesante: si el plan es permanecer un largo rato hasta conseguir la foto deseada, no es descabellado pensar en una silla para descansar las piernas de a ratos.
La edición también juega un rol preponderante: lo ideal es familiarizarse con programas como Photoshop y Lightroom, precisamente para ir modificando la foto según lo que se busque en la post producción.