El régimen de Kim Jong Un pretende así promocionar una franja de alrededor de 100 km2 de su territorio, desde la ciudad de Wonsan al monte Kumgang, cercano a la frontera con Corea del Sur, para convertir al país ‘en uno de los destinos turísticos de fama mundial’, según han detallado desde la agencia estatal KCNA.  

Además del templo de Sokwang o de la cascada de Ullim, la nueva zona de turismo internacional abarcará la estación de esquí de Masik, uno de los proyectos civiles más ambiciosos y mediáticos del joven dirigente Kim Jong-un desde que llegó al poder en diciembre de 2011.
             

El Parlamento de Corea del Norte ha promulgado recientemente un decreto relativo a la nueva zona, informando de que se aplicarán leyes especiales de desarrollo económico e inversión extranjera en la futura franja turística.  

Aunque para la mayor parte de los extranjeros es relativamente fácil conseguir un visado para entrar en Corea del Norte, los circuitos dentro del país son muy limitados y no se permite a los turistas recorrer libremente las ciudades o las áreas rurales.  

Kim Jong-un se ha fijado en el turismo como una importante fuente de ingresos para impulsar al país, que vive en una crisis económica continua desde las graves hambrunas que en la década de los años 90 acabaron con unos 2 m